OPINIÓN

Dolarización 2024: dinamitar al sistema actual como única opción

El eje de la política económica del próximo presidente deberá ser colapso del gasto público en todo frente posible. En 2024 el ajuste será inevitable y probablemente lo ejecute el mercado.

Sin sacrificio y sin racionalidad la esperanza se convierte en utopía y así venimos desde que Colón conquistó América.

Toda corrección fiscal será dolorosísima: de cara al 2024, estabilizar a la Argentina requiere como condición esencial, inmediata e ineludible una muy severa corrección fiscal y reestructuración total del Estado

El resto, en el mejor de los casos, sería un complemento potencialmente útil, pero lo indispensable es una señal fiscal de carácter urgente que apunte a una muy significativa reducción del gasto público combinada con una total desregulación de la economía argentina y cambio abrupto del sistema actual. Recuerden que la mayoría de los planes económicos esgrimidos desde 1983 se cayeron por indisciplina fiscal.

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Percibo que mucho argentino repite "dolarización, dolarización, dolarización" de manera automática como si ese sólo hecho solucionase el desmadre macroeconómico en el que estamos desde hace décadas. 

Antes de considerar dolarizar "como solución suprema" primero deberemos indicar qué hacer con cuatro dramas explosivos que describen a la Argentina de hoy y el sumo dolor asociado a la corrección de estos cuatro dilemas:

  • Bomba de letras en el Banco Central;
  • Déficit fiscal; 
  • Gasto público;
  • Mega-regulación de toda la economía argentina que le impide crecer.

Dolarizar sin atacar estas cuatro dimensiones no solucionará nada. Lamentablemente, el argentino quiere aferrarse a cualquier noción que genere la sensación de solución rápida y con bajo costo, lo cual, dado el formidable deterioro macroeconómico de la Argentina de hoy, es absolutamente imposible

La primera decisión urgentísima a tomar por el próximo presidente debe girar en torno a una severa reestructuración fiscal

De esta forma, mucho antes de una eventual dolarización, la primera decisión urgentísima a tomar por el próximo presidente debe girar en torno a una severa reestructuración fiscal, sin ella todo lo demás será irrelevante y sumamente distractivo. Lo "estabilizante" no es la "dolarización per se" sino "la señal fiscal urgentísima e ineludible de suma austeridad" para un país que siempre gasta más de lo razonable.

Entonces, de cara al plan económico del 2024, será indispensable dinamitar el sistema actual en torno a una reestructuración plena del Estado, nada que se formule sin esta decisión central funcionará. 

El eje de la política económica del próximo presidente deberá ser colapso del gasto público en todo frente posible. Recordemos que la mayoría del gasto público está representado por sueldos en sus distintas variedades por lo que una reducción del gasto tendrá consecuencias sociales y políticas muy severas y, por lo tanto, un enorme costo para todo futuro presidente que intente corregirlo. 

Y, si con la dolarización se pretende "licuar" el gasto público, sería útil que se lo cuenten a los argentinos de antemano porque toda licuación cambiaria es dolorosísima como lo han sido las anteriores que padecimos, y en este frente tenemos mucha experiencia. Se me hace imposible imaginar una "dolarización" sin una dolorosísima licuación cambiaria como efecto colateral.

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Otro partido define cómo sigue la Argentina: arranca el martes y se juega en EE.UU. 

De esta forma entonces, tarde o temprano, el verdadero debate deberá darse en dos frentes ineludibles y urgentísimos: 

  • Reestructuración del sistema actual con baja de gasto público;
  • Desregulación de toda la economía argentina para que pueda recuperar su chance de crecer, dinamitando el modelo actual y volviendo a las bases de la productividad, de la eficiencia y de la prioridad del campo como principal generador de recursos.

Hace años que la Argentina se ha convertido en una implacable máquina de generar pobreza siendo el "Estado enorme" la principal razón del problema.

De esta forma, el shock de confianza no vendrá de la mano de una dolarización aislada sino de una señal fiscal que le indique al mundo que vamos a gastar mucho menos de lo que hoy se viene haciendo.

 Llevar el debate a la esfera de la dolarización sin contemplar ninguno de estos puntos es una peligrosísima pérdida de tiempo y me pregunto, además: 

  • ¿A qué costo puede dolarizarse una economía que no tiene dólares?
  • ¿A qué tipo de cambio implícito se dolarizaría una economía a la que le sobra un montón de pesos y le falta un montón dólares?
  • ¿Cuál sería la licuación asociada a la dolarización tanto en salarios, jubilaciones, como en plazos fijos de ahorristas?
  • ¿Cuál sería el nivel de pobreza después de la licuación cambiaria?
  • Una vez "dolarizada", ¿qué le impediría a la Argentita emitir cuasi monedas como en 2001?

La conversión de pesos a dólares sería potencialmente muy licuatoria y, por lo tanto, con un muy severo ajuste.

Y no me vengan con el cuento chino de que los dólares aparecerán mágicamente debido a la confianza generada por el nuevo presidente porque ese verso no funcionó nunca y ya lo vivimos recientemente con Mauricio Macri. 

Tengo la sensación de que muchos de mis compatriotas que repiten "dolarización, dolarización, dolarización" desconocen que la conversión de pesos a dólares sería potencialmente muy licuatoria y, por lo tanto, con un muy severo ajuste

¿Cuántos de los argentinos que hoy celebran dolarizar estarían dispuestos a apoyar semejante corrección? Lamentablemente, el voto de los argentinos suele estar plagado de emoción y carente de racionalidad. Cuando el voto adolece de raciocino, la crueldad de la realidad argentina se encarga de generar frustración y así venimos votando pendularmente desde 1810, eligiendo presidente al de en frente sólo porque el actual nos viene frustrando. 

Reconstruir a la Argentina va a doler mucho y sería muy útil que cada candidato presidencial lo diga con cristalina claridad. Con dolarización o sin ella, en 2024 el ajuste será inevitable y probablemente lo ejecute el mercado.

Si bien la convertibilidad no fue un experimento de dolarización en sentido estricto, recuerdo que fue la indisciplina fiscal una de las principales razones de su debacle. Por entonces la "señal de confianza" era que el peso estaba anclado a una cotización fija contra el dólar, pero en Argentina siempre encontramos la forma de violar restricciones por lo que "dejamos de emitir pesos" pero empezamos con un desfile bíblico de cuasi monedas. 

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Precisamente, las cuasi monedas suplantaron la "emisión de pesos" y servían para seguir alimentando el voraz déficit que por entonces tenía Argentina, y más aún cuando el mercado comenzó a olfatear que se venía un default y se cerró la puerta del financiamiento externo. 

Si Argentina decidiese ir por una dolarización y con eso, entre otras cosas, se pretendiese dar un "shock de confianza", ¿qué nos aseguraría que con nuestra historia deficitaria no aparecerían los trucos argentinos de siempre con inventos similares a las cuasi monedas?

El punto para tener en cuenta es que, en esta Argentina tan deteriorada, las soluciones mágicas no existen. Si la dolarización se entiende como un complemento a una política económica que literalmente dinamite el modelo actual y recupere uno basado en la lógica productiva y en la disciplina fiscal, dolarizar entonces sería un aliado quizá aceptable, pero si ese fuera el caso sería útil que les cuenten a los argentinos lo dolorosa que será dicha conversión. 

La condición necesaria e ineludible para intentar salir del gigantesco agujero negro en el que hoy estamos es reformular al Estado y desregular. Dolarizar como concepto aislado e independiente esquivando lo que verdaderamente importa, achicamiento del gasto público vía reformulación del Estado y desregulación de toda la economía argentina, será una medida absolutamente inocua.

La Argentina de hoy ya no permite más tonteras por una sencilla razón: hace rato ya que se nos acabó el tiempo de la sarasa.

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Comentarios

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  • RN

    Raul Nieto

    12/12/22

    Muy esclarecedor al poner en el tape el esfuerzo y disciplina que se necesita para iniciar el camino hacia un futuro distinto al presente y donde poner a nuestra memoria la convertibilidad donde se inicio con compromiso de déficit cero y nunca se inicio el camino sin olvidar que al inicio las AFJP solo podían tener un 10% en títulos públicos y terminaron con mas del 80% Pero esta en cada ciudadano entender el desafío y se consiste con el voto el próximo 2023

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  • ESA

    EMEPA Sociedad Anonima

    12/12/22

    Otra nota que sugiere ajuste pero que en definitiva no propone nada concreto. Cualquiera con 2 dedos de frente ve que esos 4 problemas están. El tema es cómo y por lo tanto una buena nota debería apuntar al menos a brindar una solución. Perdón, pero estoy cansado de esos análisis burdos sin propuestas concretas. No sé para que leí toda la nota.

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