El futuro jefe de Gabinete tiene tiempo para 'tuitear'

El lunes pasado, 24 horas después del cierre de la elección, en el programa 4D, hice un comentario bastante obvio sobre lo que había pasado el domingo. Me pregunté si, al mismo tiempo que había perdido la reelección, el presidente Mauricio Macri había ganado, de manera simbólica, por haber logrado más del 40%, cuando ninguna encuesta lo ponía por encima del 35%.

También me pregunté por qué, si Alberto Fernández había triunfado, como resulta más que evidente, muchos analistas, dentro y fuera del Frente de Todos, especulaban con que también había perdido. Concluí, en el caso de Macri, que ese porcentaje, y la campaña de las plazas del Sí se Puede, le darían derecho a pelear, junto con otros dirigentes, por la jefatura de una oposición que va a necesitar barajar y dar de nuevo.

Y especulé que, al contrario de lo que se estaba analizando por estas horas, será positivo para el Frente de Todos no haber superado el 50% de los votos. ¿Por qué? Es una teoría que encierra una paradoja. La que presupone que el peronismo se pelea menos y es mejor cuando tiene miedo de perder el poder. Y que, al revés, es muy capaz de sumergirse en graves luchas intestinas cuando el poder "sobra" y tiene que dirimir quién conduce y quién lidera.

Pero el martes a la mañana, ni bien me levanté, grande fue mi sorpresa cuando comprobé que el eventual futuro jefe de gabinete de Alberto Fernández, uno de los "cuatro coroneles" de la transición, Santiago Cafiero, había tuiteado, bajo una foto mía, como conductor del programa 4D de A24, con el graph "Macri perdió ¿pero ganó?, Alberto ganó pero…." un texto provocativo, juguetón y adolescente, que decía: "De los creadores de "no vuelven más" y el último éxito "sí, se puede" no se pierdan "perdió pero ganó".

Confieso que cuando me reenviaron el tuit, lo primero que sentí fue un poco de vergüenza ajena. ¿Qué hace un futuro jefe de gabinete jugando con su cuenta de Twitter, en el medio de esta transición tan incierta, ocupándose del título y la edición de un programa periodístico? ¿Debería interpretar que todavía no asumió y ya empezó a despuntar su vocación autoritaria de manejar el contenido de los programas?

Después me preocupé más todavía. Porque es evidente que no vio ni leyó el comentario completo. Si no, se hubiera dado cuenta que, más que una afirmación taxativa, son preguntas y reflexiones que dejó el resultado de la elección. Y van más allá de una lectura superficial sobre ganadores y perdedores.

Para ponerlo en términos muy sencillos, la cuestión acá es tratar de evitar, por el bien del país, la percepción de que Cristina Fernández incidirá en la toma de decisiones de Alberto Fernández. Y no tanto por Alberto o por Cristina. Más bien por el futuro inmediato de la Argentina, cuya salida al final del túnel todavía no se ve.

Comprendo, por supuesto, que Santiago Cafiero, el nieto de Antonio e hijo de "Juampi", no haya tenido tiempo de ver el programa completo. Quizá sus múltiples ocupaciones se lo hayan impedido. Pero si ese tuit agresivo, que pretende ser irónico pero parece propio de alguien superficial en el análisis político es, en el fondo, el principio de una manera de actuar, habrá que empezar a tener cuidado. Porque incluso este joven político que se reivindica albertista, parecería tener algunos resabios prepotentes del kirchnerismo de pensamiento único.

Estuve enfrente de Alberto Fernández no hace mucho, días después de ganar las PASO, cuando me dijo que la lucha que dará más a fondo será para terminar con la maldita grieta. Creo en sus intenciones. Lo conozco desde hace más de 30 años. Y me consta que trabaja para eso. Pero como soy periodista, prefiero remitirme a los hechos.

Por supuesto, tanto Santiago Cafiero como cualquier otro tienen derecho a opinar sobre el trabajo de cualquier periodista. Parece que Cafiero interpretó, después de ver la foto con el zócalo, que algunos colegas subestiman la victoria de Alberto Fernández. No es mi caso. No sólo no la subestimo.

Soy de los que piensan que podrá construir poder, desde esta base electoral, porque la especialidad del Presidente electo, en política, es la acumulación de poder. Y no todo lo contrario. Pero además, el eventual futuro jefe de gabinete de la administración que asumirá el 10 de diciembre parece estar mal informado.

Jamás escribí, dije, comenté y ni siquiera murmuré "no vuelven más". Primero, no es mi estilo. No pienso ni la vida ni la política en esos términos. Segundo, siempre entendí que la base electoral de Cristina Fernández y del peronismo era sólida y mayoritaria. Tampoco soy creador ni participé de la creación del Sí se puede. Sé que le dio resultado a Barack Obama y, en 2015, a Macri.

Sin embargo, ganar una elección y gobernar parece más complejo que tirar una consigna de tres palabras. Pero si con su tuit Santiago Cafiero, apunta, una vez más, a colocarnos a los periodistas de un lado de la grieta, la respuesta, para él, y los que piensan y actúan como él, es que no voy a dejar de hacer periodismo, ni de informar, solo porque alguien que va a tener mucho poder intente disciplinarme desde su cuenta de Twitter. No voy a dejar de decir lo que pienso, aunque pueda estar abierto a las críticas e incluso reconocer, en muchos casos, que puedo estar equivocado.

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