
Una investigación científica reciente habló sobre los peligros para la salud asociados al consumo de proteínas en exceso. El equipo de la Universidad de Ginebra analizó los efectos de las dietas hiperproteicas y explicitó los riesgos potenciales que estas pueden representar para el organismo.
Los hallazgos cuestionan la seguridad de ciertas tendencias alimentarias que promueven una ingesta elevada de este macronutriente.
Mientras los expertos sugieren una ingesta diaria de entre 40 y 60 gramos, algunas dietas populares, como la paleolítica, fomentan un aumento significativo de proteínas en la alimentación.
Proteínas en exceso: los problemas que trae el amonio
Cuando ingerimos alimentos ricos en proteínas, nuestro cuerpo las descompone en aminoácidos durante la digestión. Este proceso libera amonio como subproducto, una sustancia que puede resultar perjudicial si se acumula en grandes cantidades.

El hígado juega un papel fundamental en la eliminación de este compuesto tóxico. Para lograrlo, produce una enzima llamada glutamato deshidrogenasa (GDH), que ayuda a metabolizar el amonio y convertirlo en sustancias menos nocivas.
Sin embargo, según la investigación realizada por expertos de la Universidad de Ginebra, un aumento brusco en el consumo de proteínas podría sobrecargar la capacidad del hígado para procesar el amonio.
Esto no solo afectaría la salud hepática, también podría desencadenar problemas neurológicos.
¿Se pueden evitar las consecuencias de las dietas basadas en proteínas?
Es importante destacar que no todas las personas que consumen proteínas en exceso experimentan consecuencias negativas. El estudio, que fue llevado a cabo en ratones, reveló datos interesantes:

En animales sanos, el hígado logró compensar el aumento de amonio produciendo más glutamato deshidrogenasa (GDH).
Los ratones carentes de GDH sufrieron efectos graves al cambiar su alimentación.
Los síntomas de intoxicación por amonio aparecieron en cuestión de días, no semanas o meses.
Es necesaria la supervisión médica al realizar cambios significativos en la ingesta de proteínas. (Foto: Freepik)
Teniendo en cuenta estos hallazgos, los científicos sugieren tomar ciertas precauciones antes de adoptar una dieta alta en proteínas:
Consultar a un profesional de la salud.
Realizar un análisis de sangre para evaluar la actividad de GDH.
Evitar cambios bruscos en la ingesta proteica sin supervisión médica.
Estas medidas ayudarían a prevenir posibles complicaciones y a determinar si el organismo de cada individuo está preparado para procesar eficientemente un aumento significativo de proteínas en la dieta.


















