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Una investigación científica sugiere que el vino existe gracias a que los dinosaurios se extinguieron millones de años atrás

Un reciente hallazgo fósil podría cambiar nuestra visión sobre la historia de cómo se gestó el vino.

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Una reciente investigación científica sostiene que la extinción de los dinosaurios podría haber influido en la existencia del vino tal como lo conocemos hoy. 

El descubrimiento de semillas de uva fósiles en los Andes de Colombia, Panamá y Perú ha dado pie a esta teoría. Según los investigadores, la desaparición de los dinosaurios habría permitido el desarrollo y la proliferación de las vides.  

¿El vino existe gracias a que los dinosaurios se extinguieron hace millones de años?

Un reciente hallazgo en Sudamérica, publicado en Nature Plants, ha dado una nueva perspectiva sobre el origen del vino

En las montañas de Perú, Colombia y Panamá, se encontraron semillas fosilizadas de uvas que datan de entre 19 y 66 millones de años

Este descubrimiento tiene implicaciones intrigantes para la historia de la viticultura. Las semillas más antiguas provienen de un período cercano al impacto del asteroide que causó la extinción de los dinosaurios no aviares.

Las semillas más antiguas de uvas corresponden a una época cercana al impacto del asteroide que extinguió a los dinosaurios.(Fuente: Freepik)

El impacto de la extinción de los dinosaurios en el desarrollo de la uva

Estas semillas, algunas datadas apenas unos millones de años después del impacto del asteroide, sugieren que la desaparición de los grandes saurios creó las condiciones ideales para que las enredaderas, incluidas las ancestras de nuestras vides, prosperaran. 

La desaparición de grandes herbívoros permitió que los bosques se volvieran más densos y variados (Fuente: Freepik)

Según un artículo de Cindy Fernández para Meteored, la ausencia de los enormes herbívoros permitió que los bosques se volvieran más densos y exuberantes.

Esto creó entonces un entorno ideal para la evolución y diversificación de las plantas trepadoras. 

Este entorno favoreció varios desarrollos clave:

  • La expansión de las plantas trepadoras, que encontraron en estos bosques densos un soporte perfecto para su crecimiento.
  • La diversificación de especies de vid, que aprovechó las nuevas condiciones ecológicas para evolucionar y adaptarse.

Este cambio ecológico radical sentó las bases para el desarrollo de las especies de vid que, milenios después, darían origen a las uvas que hoy disfrutamos en nuestras copas en Sudamérica y el mundo.

"Estas son las uvas más antiguas jamás encontradas en esta parte del mundo, y son unos millones de años más jóvenes que las más antiguas jamás encontradas en el otro lado del planeta", explica la autora principal del estudio, Fabiany Herrera, experta del Centro de Investigación Integral Negaunee de Chicago.

"Siempre pensamos en los animales, los dinosaurios, porque fueron los más afectados, pero la extinción también tuvo un gran impacto en las plantas. (...) El bosque se reinició de tal manera que cambió la composición de las plantas", puntualiza.

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