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Se define como transformadora de negocios y hoy lidera un gigante tecnológico

Con experiencia en liderar compañías, Silvia Tenazinha tiene un gran compromiso con la empleabilidad y cuenta por qué eligió la tecnología para dejar su huella en el mundo.

Estaba terminando la secundaria y Silvia Tenazinha lo tenía decidido, iba a ser profesora de Filosofía y Letras. Sin embargo, una pasantía en un data center cambió su futuro. "Amo la filosofía -dice aún hoy- pero cuando empecé a trabajar se me cayó la venda de los ojos, me di cuenta que por la tecnología iba a pasar el mundo", recuerda la ahora líder de Salesforce en la Argentina, quien finalmente estudió Informática en la Universidad de El Salvador, donde conoció a su marido, y luego se especializó en negocios y en digitalización.

"Uno a los 17 años se cree un superhéroe que tiene la capa, cree que va a cambiar el mundo, dejar una huella. Y pensé, la tecnología va a ser la herramienta", recuerda la empresaria que hoy sigue pensando lo mismo. "Me enamoré de la tecnología no como un fin en sí mismo, sino para que me ayude a mejorar algo: una comunicación, una relación, un proceso de negocios...", enfatiza.

Y eso fue justamente lo que hizo a lo largo de carrera profesional. Hoy, luego de pasar por varias empresas, se define como "transformadora de negocios" y cuando apareció Uber le dio un toque marketinero a su título: "Ayudo a la uberización de las compañías", dice. En concreto, ejemplifica, cuando en el Santander revisamos el proceso de los seguros, cómo se denunciaban, había 68 formularios, literal, y quedaron dos".

Conoce cómo liderar un negocio, fue la número uno de varias empresas de los dos lados del mostrador. Mientras en Oracle estuvo del lado del proveedor, luego pasó al lado del cliente en Almundo y Santander. En este último caso, como directora Comercial, fue la encarga de introducir la transformación de la venta, la atención al cliente, del customer experiencia, del go to market "desde una posición operativa", recalca.

"Muchas empresas dicen vamos a transformar la compañía y crean un área de transformación para incubar cómo van a atender al cliente. Cuando querés llevar eso al área operativa es inconexo. La real transformación se da cuando el cambio nace en el área que vive, siente y sufre los problemas del cliente", da su receta la número uno que, además, está convencida de que la transformación es top down. "Si el C-level no tiene ganas de cambiar no va a suceder", asegura.

Los números respaldan su opinión. "Hoy solamente el 11 por ciento de las organizaciones argentinas utilizan la inteligencia artificial para ser más productivas y en Brasil lo hace el 63 por ciento de las compañías", dice como dato y lo analiza: "Hay un componente de miedo con respecto a la IA y, por otro lado, muchas empresas prefieren quedarse en un modelo con el que hasta ahora les fue bien".

Silvia Tenazhina lidera Salesforce desde principio de este año.                                               Fotos: Gustavo Fernández.

Como referente del mundo de la tecnología, la número uno no se cansa de remarca que hoy "tenemos un momentum Argentina increíble", así lo llama. Y explica: "Tenemos mucho talento, buen nivel promedio de inglés, estamos en un huso horario increíble a diferencia de India que para dar una respuesta puede tardar un día y flexibilidad, nos adaptamos a todo en tiempos en los que no sobrevive el que más sabe, sino el que más capacidad de aprender tiene". Y agrega un factor más, el hecho de que se están dando condiciones macroeconómicas para invertir.

Llegó a Salesforce a principio de año atraída por la cultura de esta empresa de soluciones en la nube. "Salesforce tiene una cultura de sustentabilidad increíble, dona el 1% de los ingresos, el 1% del revenue y el 1% de los productos a la sociedad. Y es definición. Así, por ejemplo, muchas de las ONGs en la Argentina usan Salesforce gratis y todos nosotros tenemos que donar 56 horas por año de voluntariado", cuenta. "Yo creo mucho en esto de la generosidad. Todo vuelve", dice.

Así, la líder es fiel exponente del liderazgo con valores. "Si alguna vez estuve en una organización que no tuviera estos lineamientos me fui. Los valores no se negocian. Tiene que valer la pena dejar a tus hijos todos los días para ir a un lugar en el que no sos feliz y cuando sos líder, o sea formador de cultura, no tenés excusa", señala enfáticamente.

Su día comienza a las 6 de la mañana cuando sale a entrenar y lo único que sabe -cuenta- es que algún problema va a haber. "Trabajo en tecnología y sé que siempre algo pasa. Sin embargo, cómo me paro yo frente a eso es lo que me define. Es la cultura que vamos a transmitir", reflexiona.

Liderazgo femenino

Tenazinha, que es mamá de tres de jóvenes de 17, 21 y 26 años, asegura que ella tuvo suerte. Sin embargo, reconoce que no hay que esperar a tener suerte para que una mujer llegue a los puestos directivos de una empresa. "Es un tema cultural y hay mucho talento desperdiciado en mujeres que no se pueden insertar en el mercado laboral", remarca.

De ahí que el compromiso de Tenazinha, que también es miembro de la corporación global Women Corporate Director (WCD) y directora de IDEA, con el tema tiene un fuerte para en el empleabilidad. De hecho, las horas que dona como parte de su voluntariado lo hace en la Fundación Pescar, que forma para el trabajo. Además, en su complicada agenda, también se hace lugar para participar de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE). "Es muy interesante por que yo no soy católica, soy de la Iglesia Nueva Apostólica que nace en el protestantismo", explica la líder.

Sobre el tema de la empleabilidad, que la apasiona, también recuerda una anécdota con Isela Costantini, otra de las referentes mujeres del mundo empresarial, ex General Motors y Aerolíneas Argentinas y hoy CEO de GTS Grupo Financiero. "Cuando Isela estaba en GM yo estaba en Oracle y éramos las dos únicas mujeres CEOs en industrias muy masculinas", recuerda. Cuando se encontraban en eventos charlaban sobre qué podían hacer al respecto. Así comenzaron a dar charlas en el último año de colegios con el lema ‘Sé quién vos quieras ser' y la propuesta era: "no importa lo que quieras ser pero sé el mejor. No te dejes llevar por mandatos sociales". "En aquel entonces lo hicimos con colegios privados que era los contactos que teníamos. Y justo el otro día nos volvimos a encontrar y dijimos de hacerlo en escuelas públicas", cuenta.

Una de sus charlas fue la inspiración de una joven que venía de una familia de escribanos, sin embargo, ella no quería estudiar abogacía sino acrobacia. "Diez años más tarde me contactó por LinkedIn para contarme que era parte del Cirque du Solei", termina el cuento Tenazinha, que pone el foco en la importancia de que líderes como ella puedan ayudar.

La ejecutiva tiene presente los números de la realidad de la mujer en las organizaciones. "No hay un incentivo concreto para que las mujeres estén en el C-level. De hecho hoy en la Argentina alrededor del 30 por ciento de las mujeres son C-level pero si consideras también las pyme", asegura. Y suma: "Por otro lado, el 64 por ciento de las mujeres -este dato lo tengo del año pasado, son jefas de familias, es decir, son el principal ingreso en su casa. Entonces, somos fuertes para ser el principal ingreso, pero después para ser número uno no, raro".

Incluso, tiene su propio léxico para describir algunos conceptos relacionados con las carreras profesionales de las mujeres: ‘escalos rotos' llama la licenciada en informática justamente a las etapas en que la mujer debe poner en stand by su desarrollo profesional. "Las organizaciones tiene que bajar el mensaje de que no es necesario elegir entre hacer carrera o la maternidad. Si no tenemos hijos la civilización se acaba", señala, aunque a la vez considera que cada vez más existen elementos en los líderes que hacen que tener hijos sea solo un dato".

Otro concepto al que la líder le puso nombre tiene que ver con lo que otros llaman síndrome del impostor y que ella bautizó como ‘suelo pegajoso'. "En muchas ocasiones las mujeres creemos que no podemos o no lo merecemos", detalla. Ella es una convencida que el hombre y la mujer son diferentes, pero complementarios: mientras ellos son más analíticos, ellas son más intuitivas o detallistas. "Es muy interesante, en reuniones de equipo cuando después hacemos un recap del encuentro, los hombre analizaron ciertas cosas y las mujeres otras. Entre las dos visiones tenés un 360 mucho más rico", describe.

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