Los 50 años de Playmobil: el muñeco sin nariz que nació para ahorrar costos
En 1974 la compañía Geobra Brandstätter enfrentaba una difícil situación por la que necesitaba reducir gastos. Esta idea resultó un negocio multimillonario.
Hace 50 años dos alemanes tuvieron una idea para ahorrar costos en su empresa: fabricar un muñeco de 7 centímetros que fuera multiuso. Las figuras sin nariz y con una sonrisa estática podían desde bomberos hasta doctores e incluso piratas. La imaginación de los niños era el límite. No sabían que su idea económica se convertiría en uno de los juguetes más vendidos del mundo.
Desde su lanzamiento Playmobil vendió más de 3700 millones de figuras y sus modelos llegan a más de 100 países con varias fábricas alrededor del mundo. Sin embargo, la compañía detrás de la marca transitó sus primeros años bastante alejada de la industria juguetera.
En 1876 Andreas Brandstätter, un joven oriundo de Fürth, en Bavaria, fundó su empresa de cerraduras para ataúdes. Durante varios años la familia se dedicó a producir objetos metálicos para otros rubros hasta que Georg, el hijo de Andreas, decidió expandirse a otros segmentos.
Geobra, la firma de los Brandstätter, lanzó su línea de juguetes en 1926. Al principio fabricaban productos ligados a su expertise, como teléfonos de juguete o balanzas de metal. El encargado de dar el salto definitivo hacia el plástico fue el sobrino de Georg, Horst, que con 21 años ya era accionista de la empresa.
Para 1950 las técnicas de moldeo por soplado habían permitido que muchas compañías viraran hacia el plástico para ahorrar costos. Horst se sumó a este cambio y rápidamente tuvo éxito. Su primer hit fue un caballo con ruedas para reemplazar al clásico de madera. Luego replicó un juguete muy popular en los Estados Unidos: los aros de hula.
No obstante, el boom se detuvo en los 70 debido a la crisis del petróleo. Los países árabes cortaron los envíos de materia prima a los Estados Unidos y Europa Occidental porque aseguraban que ambos bloques habían ayudado a Israel en la guerra de Yom Kipur. Esta medida incrementó el precio del crudo, principal insumo para elaborar el plástico.
Con este panorama, Horst Brandstätter le delegó a Hans Beck, su jefe de desarrollo de producto, la creación de una línea. El principal criterio era ahorrar en materia prima. Beck era un ebanista que había ingresado a Geobra en 1971 y hasta ese momento se había dedicado a mejorar las técnicas de moldeado de la fábrica para elaborar juguetes más grandes. Ahora tenía que pensar en pequeño.
El origen de Playmobil
Beck ideó una serie de muñecos de 7,5 centímetros que entraran en la palma de la mano de un niño. Los pensó como objetos huecos para utilizar menos plástico. Estas figuras podían mover sus piernas y brazos y tenían una estoica sonrisa, aunque no tenían nariz. En 1972 Brandstätter registró la patente y los Playmobil debutaron oficialmente en la Feria de Juguetes de Núremberg dos años después.
Para su presentación en sociedad lanzaron tres temáticas: lejano oeste, obra en construcción y edad media. Geobra tenía tanta fe en su nuevo juguete que construyó una fábrica en Malta para poder sostener el ritmo de producción. Sin embargo, los colegas jugueteros no vieron con buenos ojos este nuevo producto.
Un mayorista neerlandés decidió darles una oportunidad. Y si bien la marca no tenía el aval de la industria, los niños la adoptaron rápidamente. Fue tal la demanda que en 1979 la compañía tuvo que abrir un nuevo galpón en Dietenhofen.
En 1976 sumaron personajes femeninos, cinco años después lanzaron las figuras de niños (5,5 cm) y en 1984 presentaron a los bebes (3,5 cm). Con el avance de las técnicas de fabricación y moldeado también pudieron articular las muñecas de los muñecos. Y agrandaron el portfolio de temáticas, que actualmente supera las 30: desde bomberos hasta piratas e incluso la prehistoria.
Rivalidad con Lego y crisis
Si se habla de pequeños muñecos multifacéticos es imposible no mencionar a la danesa Lego, principal competidora de Playmobil en el mundo juguetero. Si bien nacieron con varios años de diferencia (Lego lanzó sus primeros ladrillos en 1949), ambas compañías han rivalizado en distintos ámbitos.
Por caso, Playmobil abrió sus parques de diversiones FunPark en 2000 con sedes en Alemania, Malta, Grecia y Francia. Mientras que Lego ya había incursionado en este segmento con Legoland.
Lo mismo sucedió en la industria cinematográfica, aunque con resultados opuestos. La marca danesa recaudó más de u$s 1000 millones en taquilla mundial con sus largometrajes, en tanto la alemana solo consiguió u$s 16 millones con su apuesta en los cines en 2019.
Desde la muerte de Horst Brandstätter en 2015, Playmobil intentó revitalizar la marca con una serie de alianzas. Rubricó acuerdos con automotrices, como Porsche; y estableció partnerships con otras firmas para lanzar líneas de muñecos de algunas franquicias reconocidas de la talla de Scooby-Doo y Volver al Futuro.
También intentó meterse en otros segmentos. En 2000 el grupo lanzó Lechuza, una línea de maceteros que cuentan con un sistema de autoregado. Pero, por ahora, ninguno de esos anuncios le permitió escaparle a la crisis. En octubre de 2023 anunció que reduciría 700 puestos de trabajo de su plantilla para 2025.
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