En el "nuevo capitalismo", la sustentabilidad es clave para el negocio: qué están haciendo las empresas lideres

La pandemia aceleró el paradigma sustentable en las organizaciones que se preparan para entornos con mayores riesgos y buscan conjugar su negocio con el cumplimiento de metas ambientales y objetivos exigentes de cuidado social y de sus empleados.

Si se concretaran las predicciones que los casi 700 expertos y tomadores de decisiones del mundo listaron en la encuesta sobre Riesgos Globales 2021 del World Economic Forum, el mundo podría ser muy distinto -peor- en los próximos años. Mencionaron crisis de empleo y de modos de vida, falta de esperanza de los jóvenes, desigualdad digital, estancamiento económico, daños ambientales causados por el hombre, falta de cohesión social y ataques terroristas, como los principales riesgos que sufrirá el mundo a corto plazo. Los económicos serán los dominantes en el mediano plazo -burbujas de activos, inestabilidad de precios, shocks de productos básicos y conflictos derivados de acceso a recursos productivos-. Y hacia el fin de la década, la pérdida de biodiversidad, la crisis de recursos naturales y el fracaso en la acción climática, junto con los efectos adversos de la tecnología, serán los principales.

En la pospandemia, para Sebastián Bigorito, titular del Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible (Ceads), hay muchos argumentos a favor de que las organizaciones adopten la agenda de sustentabilidad. El temor a que se concreten riesgos para el negocio es uno de ellos.

"Se tomó conciencia de que la pandemia no fue un imprevisto, sino que estaba anticipada por expertos, que no fueron escuchados. Se generaron daños e impactos económicos y ahora hay más presión de la opinión pública sobre diferentes actores, a los que se demanda resultados. El largo plazo ya llegó; la crisis climática ya es un problema urgente", ejemplifica Bigorito.

Europa es un ejemplo, con un plan de recuperación pospandemia que condiciona su ayuda a las empresas y alienta iniciativas en pos de una economía baja en carbono. Así, la crisis del Covid-19 no hizo más que imprimir un sentido de urgencia a temas relegados. En tanto, la sustentabilidad cobra protagonismo en las decisiones estratégicas de las empresas que buscan hacer negocios mientras regeneran el medioambiente o mejoran el bienestar de sus comunidades.

El capitalismo interpelado

En el escenario pospandémico se afianzan conceptos como el capitalismo de los stakeholders. "También llamado ‘capitalismo consciente' o ‘nuevo capitalismo'; son nociones que cuestionan el rol de la empresa en la sociedad moderna. El contrato social posterior a la revolución industrial está obsoleto. Se advierte a través de conflictos y antinomias, como empresa-cuidado del ambiente", dice el titular de Ceads. En las empresas esto se resuelve expresando una mayor preocupación por las comunidades en las que se insertan, en sus empleados, consumidores y en el medioambiente.

"No hay empresas exitosas en sociedades que fracasan", define Bigorito, quien destaca que las empresas no miran para otro lado y muchas resignifican, desde la óptica de la sustentabilidad, el asistencialismo y la filantropía.

"Con la pandemia, la sostenibilidad está pasando por una prueba ácida. La crisis y la manera que las compañías elijan para atravesarla mostrarán a la sociedad qué tan firme es su compromiso con una gestión basada en criterios de sostenibilidad", apunta Andrea Ávila, CEO de Randstad para la Argentina y Uruguay y vicepresidente de la Red Argentina del Pacto Global. "Las empresas que orientaron su forma de hacer negocios para que tengan una incidencia en el bienestar de la sociedad están en mejores condiciones de sobrevivir a los impactos económicos que dejará la pandemia", agrega.

Unilever es una de las empresas que durante el último año fortaleció más su compromiso con las comunidades donde operan y con su cadena de valor. La angloholandesa tiene, además, un ambicioso plan ambiental global, que en el plano local se expresa como un compromiso con la innovación como clave para dar respuesta a la situación actual y a las necesidades del consumidor. "Ofrecemos marcas premium a un precio más accesible, como jabones diluibles para lavar la ropa, y reducimos el impacto en el ambiente por el menor uso de plástico en el envase y el ahorro de agua. Otro ejemplo es Knorr Rinde Más, un producto 100 por ciento innovación argentina que aumenta el volumen de las comidas hasta un 50 por ciento", ejemplifica Mariana Reñé, gerente de Sustentabilidad.

Quilmes es otra de las firmas que se siente responsable y prefiere hablar de crecimiento inclusivo de los negocios. Crecer, pero creando valor económico compartido. "Tenemos que crear marcas con propósito que contribuyan e impulsen la transformación cultural que implica el crecimiento inclusivo: centrarse en las personas para transformar positivamente el ambiente, las comunidades, el ecosistema con compañías aliadas, la cadena de valor y la sociedad en su conjunto", dice Vanesa Vázquez que lidera el área de Crecimiento Inclusivo.

En la práctica, esto se refleja, por ejemplo, en Valor, una plataforma colaborativa de impacto social creada en 2019 para contribuir a reducir la inequidad social. "Buscamos generar más oportunidades, inclusión y abrazar la diversidad a partir de formar en gestión a líderes de organizaciones sociales", señalan y destacan que en la pandemia la plataforma les sirvió para llegar con el Plan de Ayuda Humanitaria a más de 150 instituciones en más de 30 ciudades del país y fortalecer organizaciones de Villa Azul y Villa Itatí, en Quilmes, junto a voluntarios de la firma.

Con su plataforma 100+Sustentabilidad controlan sus objetivos con relación con el agua, la acción por el clima, la agricultura, el packaging y la cadena de Valor. En packaging buscan que el 100 por ciento de sus envases sean retornables o estén fabricados a partir de materiales reciclados; cuidan el agua en las cervecerías y en las comunidades en las que están presentes -en Mendoza lanzaron Sumá Nativas para regenerar la cuenca del Río Mendoza- y ya cumplieron la meta de 100 por ciento energía eléctrica renovable y redujeron 25 por ciento de las emisiones de carbono en su cadena de valor.

Para Insud, la crisis económica y social derivada de la pandemia demandó un involucramiento muy fuerte de parte de las compañías del grupo con sus distintos grupos de interés y se necesitó una mirada integradora que los alcance a todos.

"Reorientamos nuestro presupuesto de inversión social para atender mejor estas necesidades y estar presentes donde era prioritario", dice Gabriela Del Ristoro, a cargo de Sustentabilidad. La empresa puso foco en lo ambiental y reconvirtió el programa de educación ambiental de Pomera Maderas, una de sus firmas, dirigido a escuelas de Corrientes y Misiones. Con videos, infografías, actividades lúdicas y herramientas de visual thinking hicieron contenidos de calidad y asequibles para niños y adolescentes con bajo acceso a conectividad y dispositivos móviles.

Descubrir el valor

Para Claudio Giomi, gerente corporativo de Sustentabilidad de Arcor, el principal desafío de la estrategia de sustentabilidad de la firma es descubrir cómo le aporta valor al negocio: "Lo hace en términos de marca, de posicionamiento, de demostrar cómo la compañía hace su negocio; nuestro crecimiento está ligado al desarrollo social".

La estrategia también les significa disminución de riesgos, de costos y aporte de valor a la marca empleadora. "Es bueno saber que trabajamos en una empresa que emplea a 255 personas con discapacidad", ejemplifica.

El aporte de la mirada sustentable a la competitividad es importante. Por caso, la certificación en azúcar orgánica que lograron el año pasado significa producir más de 11 toneladas destinadas a mercados en crecimiento, europeos y de los Estados Unidos, con mejores precios.

"Las certificaciones nos permiten mejor posicionamiento y acceder a clientes que dan mayor valor a nuestro producto", explica Giomi, para quien las empresas adoptan criterios sustentables por alguna de "las 3 C": conveniencia -por ventajas de mercado-, coerción -por regulaciones o presiones competitivas- o convicción -una visión de construcción a largo plazo y de anticipación-.

Otro ejemplo de logro es cómo alinearon su cadena de abastecimiento -más de 13.000 proveedores, 90 por ciento pymes- para que cumplieran estándares progresivamente. "Tenemos un índice Reconocer de calidad comercial y sustentabilidad que nos permite valorar el desempeño ambiental, social y comercial del proveedor y sobre eso fijar estrategias de trabajo", explica. Acompañan, informan y reconocen al proveedor o lo sacan de la cadena, si no logran los estándares deseados.

En el caso de Banco Galicia, los programas que implementa son analizados con la Matriz de Análisis de Inversión Estratégica (MAIS), donde se definen metas y objetivos; luego se planifican las acciones a implementar, se miden impactos y oportunidades de mejora. "Cada proyecto es analizado bajo dos dimensiones clave: retorno social de la inversión y desempeño organizacional que consideran 11 indicadores con sus respectivas métricas", explica Constanza Gorleri, a cargo de Sustentabilidad. Dentro de estos, se destaca la incorporación de indicadores para medir impacto en materia de género a partir de los Principios de Empoderamiento de las Mujeres (WEP) estableciendo criterios de liderazgo femenino, políticas de diversidad, cantidad de beneficiarias mujeres, entre otros.

Convertidos en una organización full agile, se aliaron con Incluyeme.com, para incorporar la perspectiva de inclusión en su proceso de reclutamiento y buscan ser una organización de puertas abiertas a colaboradores de diferente edad, género, religión, orientación sexual o política, trayectoria y perfil. "La diversidad genera innovación al negocio, mejora el clima laboral, atrae y fideliza talento, aporta valor como marca empleadora y sostenibilidad al negocio", explican.

Como primer banco local en formar parte del Financial Alliance for Women (FAW), la promoción de la igualdad de oportunidades y el empoderamiento de las mujeres es ahora un KPI organizacional. ¿El objetivo? En 2021, llegar a 20 por ciento de mujeres en posiciones de liderazgo y alcanzar 30 por ciento para el 2030. "Y lograr el desafío mayor: propiciar un mejor equilibrio entre mujeres y varones en nuestro top management", reconocen.

Trabajar con el ecosistema

"La pandemia puso en evidencia la necesidad e importancia de la colaboración entre todos los actores en la búsqueda colectiva de soluciones. Las recientes y cada vez más frecuentes catástrofes naturales abren el debate sobre los modelos de negocio en términos de carbono y hacen imprescindible una verdadera mentalidad de carbono en las organizaciones", dice Romina Bracco, socia líder de Sostenibilidad & ESG de KPMG.

Ternium es una de las empresas que apuntan a la descarbonización de sus operaciones. La compañía del grupo Techint busca lograr operaciones rentables, de manera sostenible, a través de una gestión que entienda los intereses de los accionistas, empleados, clientes y proveedores, así como de la comunidad. "En esa línea, la minimización del impacto ambiental es central", dice José Fonrouge, director de Medio Ambiente.

A los US$ 500 millones destinados a inversiones ambientales para los próximos 10 años sumarán US$ 214 millones para el plan de descarbonización. La firma planea reducir un 20 por ciento las emisiones por tonelada de acero producido para 2030 en comparación con 2018 y esperan ser neutrales en 2050.

En el largo plazo Ternium buscará usar más porcentaje de chatarra como materia prima y gas natural e hidrógeno verde como agente reductor. I&D será clave para desarrollar tecnologías disruptivas que lo permitan, pero la situación político-económica deberá garantizar las condiciones para establecer nuevos compromisos, entre ellos, pasar de combustibles fósiles al hidrógeno.

"Nos sumamos al consorcio argentino H2 AR conformado por empresas líderes para acelerar la transición energética y la producción de hidrógeno verde en volumen y precio competitivo", dicen.

MercadoLibre también se sintió desafiada por el tema ambiental. Es que el crecimiento del negocio los obliga a ser cada vez más eficientes en sus consumos energéticos: la ampliación de sus operaciones físicas redunda en un aumento de las emisiones. "La sustentabilidad es un camino de mejora continua; debemos innovar para mitigar el impacto a lo largo de toda la cadena de valor", dice Guadalupe Marín, directora de Sustentabilidad.

Con ese objetivo en mente, a principios de 2021 emitieron un bono sustentable por US$ 400 millones para financiar o refinanciar proyectos nuevos o en curso, impulsar proyectos de triple impacto en la región, reducir su huella ambiental e implementar energías renovables, adquirir empaques sustentables, la transformación vehicular de la red logística e invertir en proyectos de eficiencia energética.

Con el programa "Regenera América" contribuyen a regenerar y conservar ecosistemas naturales de la región y combatir el cambio climático. Con una inversión inicial de US$ 8 millones, acompañarán dos proyectos que abordan las urgencias climáticas: el Proyecto Conservador de la Mantiqueira y los Corredores para la Vida, ubicados en La Mata Atlántica, Brasil, donde se restaurarán más de 3000 hectáreas.

Para medir y mitigar el impacto ambiental de la operación se basan en la eficiencia energética y en abastecimiento. Por ejemplo, las oficinas en Brasil cuentan con más de 1800 paneles solares que abastecen el 20 por ciento de los consumos y están en proceso de obtener otras fuentes de energía renovables para abastecer el 80 por ciento restante. Para reducir el impacto de los envíos, aumentaron la flota eléctrica de vehículos: ya cuentan con más de 90 vehículos eléctricos en México, Brasil, Uruguay, Chile y con pruebas piloto en la Argentina buscan continuar expandiendo la red de logística eléctrica en todos los países donde operan.

El nuevo consumidor

Con la pandemia, el consumidor cambió. Y es también uno de los motivos que compromete a las firmas para ser más responsables en su actividad. "Hay cambios profundos en los hábitos de consumo y preocupación por la salud preventiva, lo que genera una fuerte señal de alerta en las alimenticias, por ejemplo, que ya prevén cambios en el negocio", dice Bigorito.

Surge un consumidor más poderoso, informado y consciente que, gracias a la tecnología, sabe que existen alternativas. "La sociedad tiene expectativas respecto a la sustentabilidad de los productos como también de la actividad de las empresas que lo hacen", acuerda Bracco.

Según estudios de KPMG, el consumidor está dispuesto a pagar más por un producto biodegradable o si su envase proviene de materiales reciclados. "Sabe que juega un rol protagónico, tiene el poder de elegir y su decisión conllevará para muchas empresas a la necesidad de reinventarse o apuntar a consumidores que decida únicamente por precio", dice Bracco para quien esto también significa una oportunidad para las firmas de comunicar mejor los atributos de sus productos.

Toma de conciencia

Aunque se esperan compromisos en la próxima #COP26, donde la Argentina deberá presentar sus planes para cumplir los compromisos asumidos de reducción de emisiones, las oportunidades y la responsabilidad parece estar del lado de las empresas. Las firmas que operan en mercados internacionales o forman parte de la cadena de valor de empresas multinacionales se preparan para cumplir exigencias sobre el impacto financiero de riesgos climáticos (TCFD) y de biodiversidad (TNFD), para que los inversores comprendan los riesgos climáticos y de biodiversidad a los que están sujetas las firmas y puedan reducirse los impactos de un shock sistémico en la economía debido al cambio climático.

En este contexto, contar con información ESG en los reportes de las compañías, que sea transparente, precisa y confiable, que integre los aspectos financieros y no financieros de la organización, resulta clave para comprender la viabilidad de los negocios en un futuro incierto. Medir el impacto de las empresas desde esta visión amplia que genera valor en el largo plazo requiere repensar su rol, la matriz energética, los productos y servicios.

"Será la única forma de contar con los mejores talentos y retenerlos, mantener e incrementar la participación en el mercado y acceder a financiaciones más eficientes", dice Bracco.

Según una encuesta de KPMG a 5200 empresas de 52 países, en la gran mayoría de las empresas crece la importancia de los factores ambiental, social y de gobernanza (ESG, por su sigla inglesa) y contar con reportes públicos de sustentabilidad permite saber qué están haciendo frente a las problemáticas planteadas y a qué riesgos se exponen.

"Cada vez más hay regulaciones y exigencias de los mercados financieros y bursátiles para que las organizaciones adopten disposiciones sobre sustentabilidad, tengan un reporte y lo divulguen públicamente; estos requerimientos del mercado van más allá de las normativas que estipulan los gobiernos en sus políticas públicas", explica Bracco.

Bigorito advierte un avance muy fuerte desde el punto de vista de obligación fiduciaria del rol del director respecto de las expectativas y necesidades de los grupos de interés. "Los directorios, en general, no tienen relación con los grupos de interés, más allá de los inversores y accionistas; pero ya hay directores que advierten el riesgo de no custodiar los intereses de determinados stakeholders", cuenta.

¿Y la RSE? "Siguen existiendo organizaciones que se enfocan solo en RSE sin un análisis profundo del impacto que generan en cuestiones de gobernanza, medioambiente o equidad de género. Pero será cuestión de tiempo que sus clientes, inversores o empleados vean la desconexión entre el negocio y sus acciones de compensación climáticao social", advierte Bracco. 

El texto original de esta nota fue publicado en la edición 332 de la revista Apertura

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