El 10 de noviembre de 1941 el inmigrante asturiano Antonio Cabrales Vega instaló en Rivadavia al 3000, Mar del Plata, un local al que llamó La planta de café. Iniciaba así su camino emprendedor luego de haber trabajado como despachante de Al grano de café, marca que hoy pertenece a la empresa familiar.

Desde allí ofrecía café molido en el momento, que se entregaba en un empaque dorado y con una taza humeante como isotipo. De a poco, la compañía fue creciendo e incorporando nuevas variedades de café y, con el tiempo, adoptó el apellido familiar como marca para sus productos.

En 1965 sumaron la venta de té con dos marcas propias: Big Ben -en saquitos y con un empaque amarillo similar al de Lipton- y Tellevo, en hebras. Con esta ampliación del portafolio, la empresa empieza a consolidarse en el mercado.

La gran expansión comenzó en 1970, cuando la segunda generación familiar se hizo cargo de la empresa. Dos años después, la empresa adquirió el lote lindero al local de Rivadavia para construir una base para ocho pisos y dos subsuelos y ampliar el salón de ventas. Esos también fueron los años en los que la marca hizo pie en los supermercados y comenzó a ganar adeptos en todo el país.

Con el crecimiento llegó también el momento de desembarcar en Buenos Aires. En 1988, la empresa instaló sus primeras oficinas y depósitos en la Capital, lo que le permitió acelerar la expansión en el retail y el canal gastronómico.

El siguiente hito fue la inauguración de la planta en el Parque Industrial de General Pueyrredón, en 1990. Con esta inversión, la compañía incorporó tecnología que les permitió empezar a pensar en la exportación.

En los años 90 también surgió la publicidad más recordada de la marca. Con un jingle cantado por Julia Zenko, "Arriba Cabrales" pasó a ser parte de la identidad de la compañía.

También fue el momento en el que la tercera generación comenzó a trabajar en la empresa familiar, un proceso que culminaría en 2005 cuando Martín Cabrales, nieto del fundador, tomó las riendas de la compañía.

Hoy, Cabrales tiene el 38% del mercado argentino de café y se vende también en Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Estados Unidos, Polonia y China. Y a pesar de las propuestas de licenciar la marca para instalarse como cadena de cafeterías, empresa no quiere explorar ese terreno para no competir con sus clientes gastronómicos, que representan el 50% de la facturación.