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China puso en marcha la construcción en territorio tibetano de la que será la represa hidroeléctrica más grande del mundo.
El ambicioso proyecto que se presentó en julio se lleva a cabo en el río Yarlung Tsangpó y tendrá un costo aproximado de 1,2 billones de yuanes (u$s 167.000 millones)
Una vez finalizada, la megaobra, también conocida como la Central Hidroeléctrica de Motuo, superará a la presa de las Tres Gargantas como la más grande del mundo y podría generar tres veces más energía.
Con una capacidad estimada de generación de 300.000 millones de kilovatios/hora anuales, la infraestructura apunta a priorizar la protección ecológica e impulsar la prosperidad local.
Sin embargo, el proyecto mantiene divididos a quienes lo consideran un aporte al futuro climático, mientras que otros alertan que habrá perjuicios.
Megaobra hidroeléctrica en China: cómo sería el diseño y por qué genera preocupación en la región
El diseño de la obra se mantiene en “secretismo” oficial, lo que aumenta las dudas sobre un proyecto con consecuencias potencialmente trascendentales. Las únicas pistas recopiladas corresponden a imágenes satelitales y documentos filtrados, que sugieren un complejo industrial de dimensiones extraordinarias.
En base a este material, el plan podría incluir presas y embalses a lo largo del río Yarlung Tsangpo, así como una serie de cinco centrales hidroeléctricas subterráneas conectadas por túneles, que aprovecharían un desnivel de 2.000 metros, y que podrían extenderse por decenas de kilómetros.

El proyecto podría contribuir a los esfuerzos globales para frenar el cambio climático, ayudando a China —actualmente el mayor emisor de carbono del mundo— a abandonar la energía basada en carbón. Sin embargo, su construcción también podría perturbar un ecosistema excepcional y prístino, así como los hogares ancestrales de los residentes indígenas.
Expertos han expresado su preocupación además por que la nueva presa permita a China controlar o desviar el río transfronterizo Yarlung Tsangpó, que fluye hacia el sur, hacia los estados indios de Arunachal Pradesh y Assam, así como hacia Bangladesh, donde desemboca en los ríos Siang, Brahmaputra y Yamuna.
De acuerdo a un informe de 2020 publicado por el Lowy Institute, un centro de estudios australiano, “el control de estos ríos otorga a China un control absoluto sobre la economía india”.
Al respecto, India y Bangladés han expresado públicamente su preocupación por el impacto que podría tener el proyecto en el flujo natural del río y en la seguridad alimentaria e hídrica de millones de personas que dependen del Brahmaputra.
La respuesta de China
La Cancillería china defendió el megaproyecto hidroeléctrico y aseguró que no tendrá impactos negativos en países vecinos como India y Bangladés, al afirmar que Pekín mantiene “comunicación necesaria” y cooperación en datos hidrológicos y prevención de inundaciones con las naciones ribereñas.
China aseguró que la construcción de la presa se está realizando bajo “los más altos estándares nacionales” y con el objetivo de “preservar al máximo el ecosistema original”.
“El proyecto busca acelerar el desarrollo de energías limpias, mejorar significativamente las condiciones de vida locales y contribuir activamente a la lucha contra el cambio climático”, declaró hoy el portavoz de Exteriores chino Guo Jiakun, quien recalcó que se trata de una obra “dentro de la jurisdicción soberana de China”.
Según Pekín, la infraestructura evitará zonas medioambientalmente sensibles, contribuirá a la prevención de desastres en toda la cuenca del río y “no tendrá efectos negativos aguas abajo”.















