La maldición del "high beta"Exclusivo Members

Vuelve la cautela a los emergentes y le pega fuerte a los bonos argentinos

El buen dato de empleo en EE.UU. mostró que la guerra contra la inflación está lejos de culminar. Ahora, prevén más subas de tasas. También se reflejó en nuevas caídas en los activos de riesgo

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 Las esquirlas del buen dato de empleo norteamericano difundido el viernes, reflejo de una economía más inflacionaria y pujante que enfriada, siguieron impactando en los mercados: los bonos argentinos perdieron el lunes hasta 3% y las acciones extendieron su racha en rojo a cuatro jornadas.

La performance negativa no es exclusiva de la Argentina, sino que todos los emergentes sufrieron el retorno de la cautela a las posturas de los grandes fondos de inversión norteamericanos.

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High beta

 La Argentina es lo que se denomina en la jerga financiera un "high beta", es decir, que amplifica usualmente las variaciones porcentuales de los países emergentes, tanto para arriba como para abajo.

Ahora fue el turno de los retrocesos, con bajas que hundieron al GD30, otro papel estrella, a u$s 33,75 pocos minutos antes del cierre. El AL30 perdía más de 2% y se ubicó por debajo de los 30 dólares a 29,50 dólares.  

 La Argentina es lo que se denomina en la jerga financiera un "high beta", es decir, que amplifica usualmente las variaciones porcentuales de los países emergentes, tanto para arriba como para abajo.

La raíz de los problemas pasa por las tasas en los EE.UU.: había calado profundamente entre los inversores la sensación de que estaba cerca el fin del ciclo de subas de la Fed.

Ya había quienes se aventuraban a pronosticar cuándo la Reserva Federal comenzaría a bajarlas. Pero el dato de empleo difundido el viernes barrió con esas expectativas: tras revelar que habían sido creados 517.000 puestos cuando los analistas de la plaza estimaban que serían menos de la mitad, unos 223.000.

Esto anticipa una presión alcista en los salarios en EE.UU. y por ende en la inflación, lo que implicaría nuevas subas de tasas en el horizonte.

Plata dulce

En la Argentina puntualmente la novedad tomó a los inversores "muy dulces", con altas ganancias en poco tiempo y cotizaciones en máximos, como es el caso del GD30, que de poco más de u$s 18 en octubre pasó a ubicarse en torno a los u$s 37 la semana pasada. La tasa de retorno prometida pasó del 44% en dólares al 29% anual.

El programa de recompra, en paralelo, alentó las posiciones en este papel emblemático aunque su efecto fue efímero: tampoco sirvió al Gobierno, dado que compró en valores muy cercanos a los máximos cuando lo lógico hubiera sido que lo hiciera en octubre.

El programa de recompra, en paralelo, alentó las posiciones en este papel emblemático aunque su efecto fue efímero: tampoco sirvió al Gobierno, dado que compró en valores muy cercanos a los máximos.

El mercado cambiario corre por otro carril, aunque no muy diferente: la presión alcista se sintió en el dólar MEP y el contado con liquidación, que treparon a $ 358 y $ 366 respectivamente con el blue descendiendo a los $ 373. El dólar turista se aproxima a los $ 400, con un cierre a 393 pesos.

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Terremoto

El violento terremoto en Turquía y Siria afectó a una moneda emblemática de los emergentes como la lira turca, que cayó a u$s 18,7 en las principales operaciones. Luego pudo recuperar terreno parcialmente.

Las acciones en la Bolsa de Estambul mostraron 2,5% de retroceso en el arranque, con la suspensión de la cotización de varias empresas que operan en la zona afectada por el terremoto. Así, a las presiones clásicas de todos los emergentes se le agrega el trágico sismo en un país que debe celebrar elecciones en mayo.

Menos reservas

Las reservas del BCRA están en la mira dada la escasez de liquidación de dólares del campo, y a la luz de una sequía que mantiene en vilo al sector.

Que no haya gasoducto para el invierno en la Argentina puede significar una fuente adicional en la sangría de divisas que sufre el Banco Central.

Un factor a considerar es la marcha de la construcción del gasoducto desde Vaca Muerta, que el Gobierno tiene previsto inaugurar el 20 de junio pero cuya finalización puede demorarse.

Que no haya gasoducto para el invierno en la Argentina puede significar una fuente adicional en la sangría de divisas que sufre el Banco Central.

Una inflación aún en torno al 6%, en paralelo, deja de lado posibles reducciones de la tasa de interés por el BCRA. Ayer llamó la atención que la inflación de enero en CABA trepó al 7,3%, dato preocupante a sabiendas de que en una semana, el martes 14, el INDEC dará a conocer la variación a nivel nacional. En definitiva, son jornadas para mantenerse fuera de la zona de fuego en lo financiero.

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