

El Gobierno busca bajar las tasas de interés presionado por la inflación de arriba del 2% y hace que el equipo económico tenga que mantenerlas en términos positivas para que no vayan los pesos al dólar. La urgencia es la necesidad de reactivar el crédito y se combina con una demanda de relajamiento gradual de los encajes, que fueron elevadas fuertemente en la etapa preelectoral para controlar la presión cambiaria. Ayer empezó a regir la norma de la Comisión Nacional de Valores que limita la inversión en cauciones a los Fondos Comunes Money Market. La idea es traccionar pesos hacia los bancos.
Las entidades ven esta medida, combinada con la decisión reciente de reducir la presión de los encajes, con cierta esperanza, tras una muy mala temporada de balances para el sector, en la que la suba de tasas y la caída del crédito, junto con la creciente mora fueron clave para ese mal resultado, aunque no creen que sea una solución instantánea.
“Los cambios en encajes son positivos, si bien no hay una reducción, se agrega que 3,5% sobre depósitos vista se puede integrar con bonos en lugar de dejar el cash a tasa cero en BCRA”, analizan en el área financiera de un banco en diálogo con El Cronista. Por otra parte, destacan que se flexibilizó el cumplimiento diario de los encajes porque antes debían cumplir al menos el 95% de la exigencia diaria y ahora ese mínimo baja a 75%, lo que redujo esos costos. En ese sentido, consideran que “eso, combinado con una normalización de tasas contribuirá a aumentar la demanda de crédito”.
“La baja de tasas y los cambios en encajes efectivamente mejoran el apetito de crédito dentro del sistema financiero, pero en el muy corto plazo no se verá un salto inmediato en la oferta. Las entidades siguen atravesando un proceso de digestión de la mora acumulada, lo que obliga a reforzar provisiones y operar con modelos más exigentes que en otros momentos del ciclo”, señalaron en otra entidad. Por ese motivo, de acá a diciembre -y probablemente durante parte del primer trimestre la expectativa es que el sistema se mueva con más cautela antes de acelerar nuevamente el ritmo de colocaciones. Además, los banqueros señalan que la demanda continúa débil, ya que “el crecimiento observado recientemente estuvo concentrado en pocas líneas específicas, mientras que los productos más relevantes para individuos -personales y prendarios- no están mostrando un impulso significativo”.
Del lado de las empresas, especialmente personas jurídicas, en tanto, no se observa todavía una búsqueda fuerte de financiamiento en pesos, ni señales claras de inversión. La expectativa es que la reactivación económica marque el punto de inflexión. “Cuando las pymes y empresas comiencen a demandar financiamiento de mayor plazo, el sistema tendrá margen para dar un salto más visible en términos de volumen”, señala una voz del sector. Y confían en que ese momento será clave para que el ratio crédito/PBI empiece a recomponerse.
La mirada coincide con las palabras recientes de Juan Cuattromo, presidente del Banco Provincia de Buenos Aires, en un evento del sector quien aseguró que “la baja de tasas nos permite volver a dinamizar la oferta de crédito”, pero que “los niveles de morosidad en las familias son alarmantes, y las pymes tampoco están materializando ventas que permitan sostener la inversión o el crecimiento, que todavía no se está materializando”.
“En síntesis, el escenario técnico mejora, pero la recuperación del crédito será gradual: primero una normalización del riesgo y la mora; luego un repunte de la demanda privada”, anticipan desde un banco privado. Y aseguran que, sin estabilidad sostenida, acelerar la oferta de crédito sería prematuro, se requiere crecimiento macroeconómico.














