Terremoto en Turquía y Siria: Erdogan declaró la emergencia por tres meses mientras las muertes siguen en aumento
"Hemos decidido declarar el estado de emergencia para garantizar que las operaciones se lleven a cabo rápidamente", afirmó el presidente turco.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró el estado de emergencia en las zonas asoladas por el peor terremoto de la región en décadas, mientras el número de muertos en su país y en la vecina Siria superaba los 7200.
Ante la intensificación de los esfuerzos para rescatar a las personas atrapadas bajo los escombros desde que dos enormes temblores sacudieran la región el lunes, Erdogan activó los poderes de emergencia para hacer frente a la crisis humanitaria.
Le permitirán gobernar por decreto en gran parte del sureste de Turquía, pasando por alto al Parlamento y a las autoridades regionales dirigidas por partidos de la oposición.
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"Hemos decidido declarar el estado de emergencia para garantizar que las operaciones se lleven a cabo con rapidez", declaró Erdogan, advirtiendo también de la adopción de medidas enérgicas contra los saqueadores y quienes traten de fomentar los disturbios. "Nos enfrentamos a uno de los mayores desastres no sólo de la historia de la república turca, sino también de nuestra geografía y del mundo".
Está previsto que los poderes de emergencia, que ya utilizó anteriormente para todo el país tras un intento de golpe de Estado en 2016, expiren en mayo, justo antes de las elecciones presidenciales en las que lucha por asegurar su legado tras dos décadas en el cargo.
Las medidas pueden recortar los derechos fundamentales, una cuestión especialmente delicada en el sudeste de Turquía, que cayó bajo el régimen de excepción durante el conflicto que el país mantuvo durante décadas con grupos separatistas kurdos marginales.
Las autoridades turcas y sirias se apuraron para enviar ayuda a las zonas afectadas y socorrer a las víctimas atrapadas entre los escombros, pero las rutas dañadas, el mal tiempo y la interrupción de las comunicaciones han obstaculizado sus intentos de frenar el agravamiento de la crisis.
Más de 10.000 personas han participado en las tareas de rescate en Turquía, y las organizaciones de asistencia se han movilizado para proporcionar artículos de primera necesidad, como alimentos y refugio. La televisión turca mostró edificios derrumbados, metales destrozados y rutas destruidas en toda la región, donde se sintieron fuertes réplicas.
"Ahora es una carrera contra el tiempo. Cada minuto, cada hora que pasa, disminuyen las posibilidades de encontrar supervivientes con vida", declaró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud. "Las cifras no nos hablan de la peligrosa situación a la que se enfrentan ahora muchas familias, que lo han perdido todo [y] se ven obligadas a dormir a la intemperie en pleno invierno".
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Hasta este martes, el número de muertos ascendía a 5400 en Turquía y otros 1800 en Siria, según fuentes oficiales y grupos que operan en zonas controladas por los rebeldes en el país devastado por la guerra.
Los grupos de ayuda que trabajan en la región siria de Idlib, uno de los enclaves controlados por la oposición en el que más de 4 millones de personas han buscado refugio tras 12 años de conflicto, afirmaron que estaban teniendo dificultades.
La ONU dijo que la entrega de ayuda a Siria desde Turquía se había suspendido por problemas logísticos. El norte de Siria depende de la ayuda humanitaria y de los suministros que llegan a través de la parte de Turquía, ahora devastada por el terremoto.
Kieren Barnes, director para Siria del grupo de ayuda Mercy Corps, dijo que el periodo inicial tras el sismo se había caracterizado por "el caos, la confusión y el miedo".
"Hoy empezamos a tener una idea más clara de lo que está ocurriendo, empezamos a elaborar nuestros planes, a unirnos y a responder", dijo. "Obviamente, también en Turquía va a haber una enorme presión para conseguir suministros. Así que va a ser una lucha por los recursos en los próximos días y semanas".
La televisión turca retransmitió en directo una de las peores catástrofes naturales de la historia moderna de Turquía. Testigos de la provincia de Hatay describieron gritos de auxilio, sin respuesta, de personas atrapadas bajo los escombros mientras los equipos de rescate luchaban por llegar a la zona.
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Las autoridades cerraron las rutas a Hatay y a las ciudades de Kahramanmara y Adyaman a cualquiera que no fueran vehículos de rescate y ayuda, mientras intentaban superar los problemas logísticos que planteaba la catástrofe. Algunas personas sobre el terreno se quejaron de que los equipos de rescate habían tardado demasiado o no habían aparecido, mientras luchaban contra la falta de agua potable y electricidad.
Kieren Barnes, director para Siria del grupo de ayuda Mercy Corps, dijo que el periodo inicial tras el sismo se había caracterizado por "el caos, la confusión y el miedo".
Al caer la noche del martes, la televisión mostró a los equipos de rescate en una vasta franja de territorio tratando frenéticamente de sacar a la gente de los edificios mientras las luces de emergencia parpadeaban detrás de ellos.
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Los expertos afirmaron que la baja calidad de los edificios y la falta de resistencia a los terremotos contribuyeron a la destrucción. Según Kishor Jaiswal, científico del Servicio Geológico de Estados Unidos, muchos edificios "no se diseñaron teniendo en cuenta consideraciones sísmicas para absorber tanto movimiento del terreno".
"Es difícil ver cómo se desarrolla esta tragedia, sobre todo porque sabemos desde hace tiempo lo mal que se comportan los edificios de la región en caso de terremoto", añadió.Como señal de las posibles
Como señal de las posibles consecuencias económicas, el Bist 100, índice bursátil de referencia turco, se desplomó un 8,6%, lo que desencadenó dos restricciones destinadas a suavizar el pánico. La lira turca también alcanzó un nuevo mínimo, según datos de Bloomberg, tras una larga caída causada en gran parte por la política poco ortodoxa del Gobierno de bajar las tasas de interés a pesar de la fuerte inflación.
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