Lula planea revivir el Unasur y destrabar el Mercosur a partir de enero
Durante la COP27, Lula quiso desmarcarse de Jair Bolsonaro y destacar el multilateralismo, el medio ambiente y una mayor integración regional.
En la cumbre climática COP27 celebrada en Egipto la semana pasada, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue aclamado por sus promesas de terminar con la deforestación ilegal y combatir el calentamiento global.
Pero en su discurso, Lula, que tomará posesión el 1 de enero, también expuso una visión amplia de la política exterior brasileña para los próximos cuatro años. Hizo hincapié en el multilateralismo, los esfuerzos renovados hacia la integración regional latinoamericana, la profundización de los lazos con los países en desarrollo y su deseo de reformar la Organización de Naciones Unidas (ONU).
"Quiero decir que Brasil ha vuelto. Volvemos para reconectarnos con el mundo", dijo el mandatario de 77 años, quien se quejó de que el país más grande de América latina había sido en gran medida aislado por Occidente durante el mandato del actual líder Jair Bolsonaro.
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Para Celso Amorim, el principal asesor de política exterior de Lula, el discurso en Sharm el-Sheik fue una clara señal de que Brasil estaba listo para ser más ambicioso en su agenda de política exterior.
"Ya ha empezado. Va a haber un gran énfasis en la lucha contra el cambio climático, una integración más profunda con América latina -concretamente la integración sudamericana- y relaciones renovadas con África", dijo Amorim, que fue ministro de Asuntos Exteriores de Lula en el cargo, entre 2003 y 2010.
"La reforma de la gobernanza mundial formará parte de ello, así como las buenas relaciones con Estados Unidos y con China", dijo, y añadió que Brasil recibió con satisfacción los recientes comentarios del presidente estadounidense, Joe Biden, de que no había necesidad de una "nueva guerra fría" entre las superpotencias.
Amorim dijo que se centraría en la reactivación del Unasur -un bloque formado originalmente por Hugo Chávez para contrarrestar la influencia de Estados Unidos- y en el refuerzo del bloque comercial sudamericano, Mercosur, pero "manteniendo su esencia, que es una unión aduanera".
Dijo que el gobierno de Lula trabajaría para finalizar el largamente estancado acuerdo comercial UE-Mercosur, pero que ambas partes querían ajustes, potencialmente "en la forma de una carta lateral".
"Tenemos que tener cierta flexibilidad en términos de estar abiertos a desarrollar nuevas industrias, industrias verdes, y tener más libertad para producir medicamentos y vacunas. Queremos ver muy claramente la letra pequeña de estas cuestiones".
Brasil lleva mucho tiempo abogando por un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y, en su discurso en Egipto, Lula pidió una revisión del organismo, afirmando que el mundo no es el mismo que en 1945, una demanda de la que se hizo eco Amorim, quien dijo que el G20, formado por las principales economías, estaba "más cerca de lo que el mundo necesita".
Los diplomáticos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil, conocido como Itamaraty, han aceptado ampliamente la retórica de Lula, que señala un retorno al multilateralismo. Con Bolsonaro, Brasil se centró en los lazos bilaterales con Estados Unidos cuando Dondald Trump era presidente, y con otras naciones dirigidas por líderes populistas, como Hungría e Israel.
El líder ultraderechista retrasó el reconocimiento de la victoria electoral de Biden en 2020 e incendió la opinión internacional con su actitud laxa hacia la protección del medio ambiente y el desprecio por las vacunas contra el Covid.
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"Lula y Amorim son ciertamente más activos. Lula entiende la importancia de la diplomacia más que la mayoría de los presidentes. Eso es una buena noticia para nosotros", dijo un diplomático en Brasilia.
"También suelen decir las cosas correctas a nivel internacional, empezando por las posturas sobre el medio ambiente, así que no nos sentiremos avergonzados tan a menudo".
Rubens Ricupero, exalto diplomático y ministro de Gobierno, dijo que en el medio ambiente Lula había encontrado un "tema soñado". "Puede darle muchos ganancias en términos de prestigio y reconocimiento sin ningún costo inmediato".
"Quiero decir que Brasil ha vuelto. Volvemos para reconectarnos con el mundo". dijo Lula en la COP27
Lula, sin embargo, se enfrentará a desafíos dependiendo de cómo decida relacionarse con Rusia, así como con los regímenes autoritarios de América latina, dijo Ricupero.
El presidente electo sorprendió a los observadores occidentales a principios de este año cuando sugirió que Kiev era tan responsable de la guerra en Ucrania como Moscú. También se enfrenta a críticas periódicas y mordaces en su país por los vínculos amistosos entre su Partido de los Trabajadores (PT) y los gobiernos autocráticos de Nicaragua, Venezuela y Cuba. El año pasado, dijo que Cuba "podría ser como Holanda si no tuviera el bloqueo [estadounidense]".
"Lula sigue anclado en el pasado al tratar estos temas, sobre todo si se le compara con la nueva ola de presidentes de izquierda en Latinoamérica, como Gabriel Boric en Chile, que condenó claramente a los rusos", dijo Ricupero. "Lula y su partido todavía arrastran un legado de antiamericanismo y tienden a ver los conflictos, como la guerra en Ucrania, a través de los ojos del movimiento tradicional de los no alineados".
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Amorim, que es un posible candidato a retomar su papel de ministro de Asuntos Exteriores, restó importancia a los comentarios de Lula sobre Ucrania, pero dijo que el mundo debe tener "urgencia respecto a la paz".
"Sí, Rusia se equivocó y debe ser condenada. Pero las sanciones no resuelven el problema y proceder indefinidamente no lo resolverá", dijo.
"Tenemos que negociar a través de un pequeño grupo de países, incluyendo a Estados Unidos, Turquía y China -alguien que sea capaz de persuadir a Putin [el presidente ruso]", dijo, y añadió que la historia mayoritariamente pacífica de Brasil lo convertiría en un buen intermediario.
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En los dos mandatos anteriores de Lula, Brasil consideraba que su pertenencia al bloque de los Brics con Rusia, India y China era una importante herramienta de cooperación mundial.
Para Sergio Amaral, exembajador en Washington y asesor del Consejo Brasileño de Relaciones Internacionales, el gran desafío será que Lula equilibre la relación entre China, el mayor socio comercial de Brasil, y Estados Unidos.
"Mi principal preocupación es que no debemos tomar partido. Debemos tener buenas relaciones con China, pero no en detrimento de Estados Unidos".
El presidente estadounidense llamó a Lula para felicitarlo poco después de su victoria electoral el mes pasado y el presidente electo ha hablado de su deseo de mantener una reunión bilateral lo antes posible.
"Las buenas relaciones no significan luz verde para todo", dijo Amaral. "Pero ahora compartimos valores comunes y esto allana el camino para una agenda más positiva".
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