Donald Trump amplió el miércoles su campaña de presión sobre el líder de Venezuela, Nicolás Maduro, con un espectacular operativo en alta mar: fuerzas estadounidenses incautaron un petrolero que transportaba crudo del país sudamericano.
El presidente de Estados Unidos profundizó el jueves la ofensiva caribeña con una batería de sanciones, endureciendo el cerco económico de Washington, aunque, por ahora, evita una acción militar directa en territorio venezolano.
El giro se produce mientras la administración Trump enfrenta un creciente escrutinio sobre la legalidad de los ataques estadounidenses, que dejaron muertos, contra embarcaciones acusadas de tráfico de drogas, y también dudas —incluso entre algunos republicanos— sobre la conveniencia de ampliar la campaña militar.
Trump sostiene que “todas las opciones” para Venezuela están sobre la mesa. Sin embargo, el foco en el sector petrolero aumentaría la presión financiera sobre el régimen y podría abrir un camino para negociar una salida al enfrentamiento con Maduro.
“Creo que Trump simplemente está sacando una nueva herramienta de la caja para amenazar a Maduro, que ojalá capte el mensaje, porque la próxima herramienta serán los ataques aéreos”, dijo James Stavridis, ex comandante naval del Comando Sur de Estados Unidos, responsable de las operaciones militares estadounidenses en la región.
El jueves, Karoline Leavitt, secretaria de Prensa de la Casa Blanca, sugirió que Washington podría incautar más buques, aunque aclaró que no busca un conflicto “prolongado”.
“No vamos a quedarnos de brazos cruzados viendo cómo buques sancionados navegan los mares con petróleo del mercado negro, cuyos ingresos alimentan el narcoterrorismo de regímenes ilegítimos en todo el mundo”, afirmó.
Según la firma de datos y análisis en tiempo real Kpler, en el último año 55 petroleros alcanzados por sanciones participaron en el comercio de petróleo venezolano, y 15 de ellos se encuentran actualmente en la región del Caribe.
Estados Unidos impuso el jueves sanciones a seis compañías navieras y a otros seis petroleros por su papel en el sector energético de Venezuela. También sancionó a tres sobrinos de la esposa de Maduro, a quienes calificó como “narcotraficantes”.
Joaquín Castro, congresista demócrata por Texas y miembro destacado del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, dijo que esperaba que Trump estuviera buscando una “vía de salida” para evitar una guerra a gran escala con Venezuela.
“La mayoría de los estadounidenses no está interesada en arriesgar la vida de militares estadounidenses ni miles de millones de dólares en un cambio de régimen en Venezuela”, sostuvo Castro. “Personas de todo el arco político han expresado una fuerte preocupación por lo que está ocurriendo”.
Maduro habló el jueves con el presidente ruso Vladimir Putin, aunque la Casa Blanca restó importancia a esa conversación. “No creo que eso sea preocupante para [Trump] en absoluto”, dijo Leavitt.

Con la incautación del petrolero, “las dos capitales que deberían estar observando de cerca son Moscú y Teherán, ambas con fuertes intereses en flotas fantasma sancionadas en todo el mundo”, señaló Stavridis.
La embarcación incautada de forma dramática el miércoles por fuerzas estadounidenses, el Skipper, estaba “navegando falsamente” bajo bandera de Guyana, según informó el jueves el Departamento de Administración Marítima de ese país.
El Skipper fue sancionado por Estados Unidos en 2022, cuando se llamaba Adisa, por presuntamente formar parte de una red de contrabando de petróleo que financiaba a Hezbollah y al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Leavitt indicó que Estados Unidos tiene la intención de confiscar la carga del buque, que será llevada a un puerto estadounidense. “Existe un proceso legal para la incautación de ese petróleo, y ese proceso legal se seguirá”, aseguró.
Analistas señalaron que nuevas incautaciones de buques sancionados por parte de Estados Unidos podrían, en gran medida, paralizar las exportaciones de crudo venezolano.
“Una campaña de incautaciones podría congelar las exportaciones de Venezuela”, dijo Kevin Book, director gerente de Clearview Energy Partners, una consultora con sede en Washington.
El gobierno de Maduro depende de los ingresos por exportaciones de petróleo, que casi se duplicaron en los últimos cinco años hasta alcanzar los 900.000 barriles diarios. Alrededor del 80% de esas exportaciones se dirige a China. La petrolera estadounidense Chevron produce cerca de 240.000 barriles diarios en Venezuela.
Kpler sostuvo que la incautación del Skipper representó una “escalada notable” en la presión de Trump sobre el régimen, aunque podría tratarse de un “mensaje puntual” más que de una nueva campaña.
“Interdicciones a gran escala implicarían el riesgo de una disrupción significativa del mercado, una escalada de tensiones con Estados no alineados y un estiramiento de los recursos de control”, señaló la firma.
Los precios del petróleo subieron levemente tras la incautación del buque, aunque el referente internacional Brent se mantiene apenas por encima de los u$s 61 por barril.
Ese nivel relativamente moderado deja “margen en el precio del petróleo para ejercer presión económica sobre los productores”, afirmó Book.
Para algunos analistas, el objetivo de la incautación del petrolero dentro de la estrategia de Trump sigue siendo incierto.
“Está pensado para aumentar la presión de una manera muy específica, sin recurrir necesariamente al uso de la fuerza militar. Y la pregunta es: ¿para qué?”, dijo Roxanna Vigil, ex funcionaria del Tesoro y de la Casa Blanca, actualmente en el Council on Foreign Relations.
“¿Es para ganar más tiempo y convencer al señor Maduro de que es momento de irse y negociar las condiciones de esa salida? ¿O es para ganar tiempo para otra cosa?”.
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