Cómo será el futuro de Warren Buffett y Berkshire Hathaway sin Charlie Munger
Los inversores desconocen si la nueva generación de ejecutivos del conglomerado estará a la altura.
Durante años, a medida que Berkshire Hathaway se acercaba a su valoración de u$s 780.000 millones, los inversores se preguntaban qué ocurriría cuando fallecieran Warren Buffett o Charlie Munger, los nonagenarios al frente del enorme conglomerado.
El miércoles obtuvieron la respuesta: casi nada.
La respuesta del mercado a la muerte de Munger fue el tipo de reacción que los dos hombres, que pasaron más de una década preparando a los inversores para su eventual partida, habían deseado.
"Si muero esta noche, creo que las acciones subirían mañana", bromeó Buffett (93 años) en la reunión anual de la compañía en 2017.
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El miércoles, el primer día de negociación después de la muerte de Munger, las acciones de Berkshire Hathaway cayeron sólo medio punto porcentual, ligeramente por debajo del promedio de las Bolsas en EE.UU.
Munger contribuyó a trazar los principios en los que se ha formado a la próxima generación de líderes de la empresa. Esto ha tranquilizado a los inversores, convencidos de que Berkshire puede sobrevivir a la pérdida de cualquiera de los dos hombres. Aun así, la ausencia de Munger se hará notar dentro de Berkshire.
El nativo de Omaha ayudó a transformar la empresa, que pasó de ser un fabricante textil en dificultades a convertirse en un gigante de la industria y los seguros. Buffett atribuyó a su socio de toda la vida el cambio de su estrategia de inversión desde la formación centrada exclusivamente en el valor que aprendió bajo la tutela de Benjamin Graham.
Munger fue la inspiración de Buffett en varias de las operaciones más importantes de la empresa, desde la compra de See's Candies por u$s 25 millones en 1972.
La compra de See's -la mayor operación que ninguno de los dos había cerrado hasta entonces- supuso un punto de inflexión para Buffett. Gracias a Munger, el inversor empezó a alejarse de las empresas con problemas pero baratas que había perseguido durante mucho tiempo. See's ha generado más de u$s 2000 millones de beneficios antes de impuestos desde la adquisición, un dinero que resultó crucial para financiar el ascenso de Berkshire, incluidas sus lucrativas inversiones bursátiles.
La impronta de Munger puede intuirse en varias de las transacciones posteriores de Berkshire, incluida la compra de la empresa israelí de metales Iscar, por u$s 6000 millones y la compra de acciones de la automotriz china BYD.
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En los últimos años, ha sido más difícil para los inversores descifrar en qué transacciones participó Munger, en parte porque tienen pocas fuentes de las que extraer su información: las cartas anuales de Buffett, sus relativamente escasas apariciones en prensa y la junta anual de Berkshire.
"Aunque había dejado de desempeñar un papel operativo, siguió siendo una fuente de inspiración hasta el final", dijo Christopher Bloomstran, presidente de Semper Augustus Investments y accionista de Berkshire.
Señaló que Munger era "probablemente el único que podía decirle a Warren que no y que estaba haciendo una tontería" y añadió que Munger se había ganado el apodo de "abominable" que le puso Buffett.
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Christopher Rossbach, director de inversiones de J Stern & Co, accionista de Berkshire, aseguró que los inversores tendrían que esperar para ver si los ejecutivos que han trabajado codo a codo con los dos hombres recibirían más responsabilidades.
Entre ellos se encuentran Todd Combs y Ted Weschler, que ayudan a gestionar la cartera de acciones de u$s 319.000 millones de Berkshire, así como los vicepresidentes Greg Abel y Ajit Jain, que dirigen sus negocios operativos y su división de seguros, respectivamente. Munger afirmó en 2021 que Abel, el heredero aparente de la empresa de 61 años, "mantendría viva la cultura" cuando él y Buffett ya no estuvieran.
Los inversores y analistas no creen que la empresa vaya a hacer cambios inmediatos, dado que los planes de sucesión ya estaban preparados y la participación de Munger, de más de u$s 2000 millones, no era lo suficientemente cuantiosa como para afectar al control. Buffett también se ha mantenido al frente de la empresa, dirigiendo las decisiones de inversión y las adquisiciones.
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Sin embargo, los inversores afirmaron que examinarían con lupa la carta anual de Buffett del próximo mes de febrero en busca de señales de cambios en el grupo, que cuenta entre sus activos con la aseguradora Geico y la compañía ferroviaria BNSF.
El fallecimiento de varios directivos ya había obligado a Berkshire a buscar nuevos supervisores. Walter Scott, consejero durante más de dos décadas, murió en 2021, a los 90 años. En febrero de 2022, Thomas Murphy (96 años) dejó el consejo y murió tres meses después. Otro consejero, David Gottesman, falleció en septiembre del año pasado a los 96 años. En varios casos, las salidas hicieron que Berkshire incumpliera por un breve periodo los requisitos de cotización de la Bolsa de Nueva York.
Se espera que el consejo asuma un papel mucho más activo una vez que Buffett deje de ser el CEO. Sus sucesores tendrán que lidiar con el cambio de registro de accionistas que se producirá cuando muera Buffett, que controla casi un tercio de los derechos de voto. Eso podría obligar a Berkshire a ceder ante los inversores institucionales, a los que prácticamente ha podido eludir hasta ahora.
Con independencia de estas consideraciones prácticas, los seguidores de Berkshire también se preguntan cuál será el impacto personal que tendrá en Buffett la pérdida de su mano derecha de toda la vida.
"Los inversores deberían preguntarse lo que esto significa para Warren Buffett de cara al futuro. Es una gran pérdida. Tiene más de 90 años, y los inversores deben plantearse qué significa esto para sus actividades y funcionamiento diarios", explica Cathy Seifert, analista de CFRA Research.
Buffett ha lamentado algunas inversiones que realizó sin la opinión de Munger, incluida la compra de bonos por u$s 2000 millones que respaldaban la desastrosa compra de Energy Future Holdings, la eléctrica de Texas que terminó declarándose en quiebra.
La empresa sufrió una pérdida de u$s 837 millones antes de impuestos. Hacer la inversión "sin consultar con Charlie... fue un gran error", reconoció Buffett a los accionistas en 2014.
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