El titular de la Fundación Capital, Martín Redrado, alertó sobre los ataques del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a la Reserva Federal y remarcó la importancia de preservar la independencia del banco central estadounidense.

En una columna publicada en el Financial Times, Redrado apeló a su experiencia como presidente del Banco Central entre septiembre de 2004 y enero de 2010 para señalar la importancia de mantener la autonomía en la autoridad monetaria.

"Cada vez que un gobierno vulnera la autonomía de su banco central, la economía termina pagando el precio. La pérdida de credibilidad abre paso a la incertidumbre y la historia argentina ofrece una lección que Estados Unidos todavía puede aprender", sostuvo Redrado.

En esa línea, remarcó que "los ataques del presidente Donald Trump a la independencia de la Reserva Federal de Estados Unidos pueden traerle beneficios a corto plazo, pero a mediano plazo infligirán daños duraderos al crecimiento y los precios. Lo sé por experiencia personal dolorosa en Argentina hace casi 16 años, cuando estaba a cargo del banco central".

Así, recordó que "después de haber navegado con éxito la crisis financiera global, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner me llamó a su oficina la mañana del 12 de diciembre de 2009. Sin ofrecer ninguna explicación técnica, me pidió que transfiriera, por decreto, 6.500 millones de dólares de las reservas del banco central al Tesoro Nacional".

"Mi reacción inmediata -continuó- fue que la carta orgánica del banco no me permitía hacerlo y que, en cualquier caso, tendría efectos perjudiciales en los mercados financieros y en la economía en su conjunto. Kirchner, sin embargo, no se dejó persuadir e insistió en que quería que la transferencia se llevara a cabo. Decidí pedir informes sobre el borrador del decreto a todos los departamentos técnicos del banco central, sabiendo que tardarían varias semanas en aparecer".

"Como resultado de la demora, en enero de 2010 Kirchner emitió un decreto despidiéndome sin causa. Decidí acudir a los tribunales para defender la institución que dirigía. Un día después, un juez me reincorporó. Kirchner denunció lo que consideraba una conspiración contra su gobierno encabezada por el banco central y el poder judicial", recordó.

Redrado, apuntó que "a pesar de que el decreto para incautar las reservas fue suspendido por un juez, el comportamiento de Kirchner hizo mi trabajo imposible, y finalmente renuncié el 29 de enero de 2010. Para el año siguiente, los efectos de sus políticas ya se sentían. Se establecieron controles cambiarios, lo que llevó a una inflación desenfrenada y a una economía estancada. Cinco años después, el banco central se había quedado sin reservas, con un precio oficial del dólar y cuatro tipos de cambio paralelos alrededor de un 50% más altos, y sin crecimiento económico. El partido de Kirchner perdería las elecciones de 2015".

"Antes de la intervención de Kirchner, Argentina había seguido un régimen de tipo de cambio flotante libre con una sola tasa y sin controles de capital. También mantenía reservas internacionales líquidas y positivas, que respaldaban la base monetaria y todas las obligaciones del banco central. Esto nos permitió superar con éxito cualquier choque, al mismo tiempo que protegíamos los depósitos de los argentinos comunes", señaló.

Como ex presidente de la autoridad monetaria argentina, enumeró que "hay tres lecciones simples que los bancos centrales de todo el mundo, incluida la Fed, pueden extraer de esta historia. Primero, cuando haya un ataque a la independencia del banco central, lleve el caso a los tribunales, subrayando que nadie, ni siquiera el presidente de la nación, está por encima de la ley. Segundo, presente el caso ante la legislatura. Y tercero, hágalo público".

"Hoy en día, muchos bancos centrales se ven obligados a lidiar con la 'dominancia fiscal', con presión para reducir las tasas de interés como medio de bajar el costo de la deuda pública. He aprendido por experiencia en distintos mercados emergentes que, si bien un banco central debe coordinarse con el Tesoro o el Ministerio de Finanzas, no debe permitir ser subordinado. Los bancos centrales deben ser autónomos, pero eso no significa estar aislados. Después de que la inflación alcanzó el 211% en 2023, Argentina parece haber aprendido la lección", escribió Redrado en el Financial Times.

"Lo que aprendí de mi enfrentamiento con Kirchner es que interferir con la independencia del banco central conduce a una pérdida de credibilidad en la política económica. Y una vez que se pierde la confianza, la incertidumbre sigue", afirmó, al tiempo que destacó que "en Estados Unidos, los efectos de los ataques de Trump al presidente de la Fed, Jay Powell, ya se perciben en la creciente brecha entre las tasas de los bonos del Tesoro a dos años y las de más largo plazo. Espero que mi experiencia pueda servir como advertencia para no cometer errores similares de los que todos sufrirán las consecuencias".