Escaló como suelen explotar los escándalos en Twitter. Si bien la polémica no comenzó ahí, tomó una vertiginosa dinámica de red social gracias dos eximios tuiteros como son Alberto Fernández y Patricia Bullrich, además de presidentes (uno de la Nación y del PJ y la otra del PRO). Una denuncia, doblemente desmentida, por supuestas coimas en la fallida negociación oficial con el laboratorio Pfizer fue la mecha que encendió la bomba. La pelea irá, ahora, a la Justicia: según adelantó el Jefe de Estado, le iniciará acciones legales a la dirigente macrista cuando termine el decretado confinamiento, el lunes 31.

"Ginés González García dijo que para firmar un contrato con Pfizer tenía que haber un intermediario, que es el mismo de AstraZeneca, Hugo Sigman. Y Pfizer le dijo que no se podía. La actitud de González García fue intentar tener un retorno. Eso el Presidente no lo ignoraba". El relato de la ex ministra de Seguridad macrista en el canal LN+ fue desmentido, primero, por el propio laboratorio. "Pfizer no ha recibido peticiones de pagos indebidos en ningún momento. Por otro lado, la compañía no cuenta con intermediarios", fue el comunicado de la empresa farmacéutica.

La desmentida fue publicitada desde el propio Gobierno. La fallida negociación con Pfizer fue utilizada por la oposición para sembrar sospechas en paralelo al Vacunatorio VIP, el escándalo que hirió al operativo de inoculación oficial ante la opinión pública. En la Casa Rosada no querían volver a manchar el mantra de "vacunar, vacunas y vacunar", en el inicio de un nuevo confinamiento y cuando pretendía celebrar un arribo récord de dosis. Es más, mañana mismo, con su par mexicano Andrés López Obrador, Fernández festejará el cumplimiento de la promesa de recibir 4 millones de las demoradas vacunas de AstraZeneca con producción nacional.

Durante la pelea política, que fue amplificada por funcionarios, arribó al aeropuerto de Ezeiza un lote de 609.965 dosis del componente 1 de la Sputnik V. En 48 horas, el país recibió un total de 1.657.565 vacunas.

Después de Pfizer llegó la desmentida del ex ministro González García, que rompió el silencio para, después de su carta de renuncia hace tres meses, volver a minimizar la polémica que lo terminó eyectado de la función pública. "Decirlo sin ninguna prueba, impunemente favoreciendo el odio, la desesperanza, y además metiéndose nada menos que con el honor de la persona y sin ni siquiera dar la mínima prueba", le reprochó a Bullrich. El sanitarista, que insistió con la versión de que el término "negligencia" en una ley frustró las negociaciones, también anticipó acciones legales.

La jefa del PRO no se quedó atrás. Por Twitter, claro, negó que Pfizer la hubiera desmentido. "(González García) delegó la negociación en una ex empleada de Sigman: Sofía Tarragona. Usar un intermediario es la matriz de la corrupción K", insistió Bullrich.

"He instruido a mis abogados que el próximo día lunes inicien las acciones legales pertinentes contra quien ha lanzado tan vergonzosa difamación", anunció, poco después y también en su cuenta de Twitter, Fernández. "En ningún país del mundo se toleran tamañas imputaciones lanzadas con tanta liviandad", le dedicó.

En despachos oficiales compartían la indignación y proponían a Bullrich como una "lección ejemplificadora" de que "hay un límite para injuriar". Otro análisis menos jurídico y más político indicaba que la subían a un ring electoral (quiere ser candidata por Ciudad) en desmedro de su propio jefe político, Mauricio Macri, y otros emergentes del espacio, como Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.