Entrevista

"Esto no es rebote": cómo ve el país el ministro que debe domar los precios y alentar la producción

En diálogo con El Cronista, el funcionario destacó que la idea oficial es no poner un freno a la actividad económica. Además, se refirió a la continuidad de los programas para evitar las subas de precios y a las posibilidades de crecimiento de la Argentina.

Pandemia de por medio, hoy una de las claves de la economía argentina pasa por no repetir la receta de 2020, cuando el cierre de buena parte de las actividades productivas generó un duro golpe para la economía argentina.

Todavía sin una certeza concreta respecto de las posibilidades reales en cuanto hasta qué punto se podrá mantener esa postura, el Gobierno apunta todos sus esfuerzos a evitar complicaciones en la economía.

"Pese a la suba de casos queremos que la industria siga funcionando con todos los recaudos del caso. Las empresas hicieron un esfuerzo enorme para poner en marcha los protocolos, y se está trabajando muy bien", sostuvo a El Cronista Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, y aclaró que lo que ocurrirá después del 30 de abril "dependerá de cómo evolucione la situación".

- ¿La idea de no tocar la industria se mantendrá, incluso, si las restricciones se deben continuar o ajustar más allá del 30 de abril?

- En ese caso deberemos ver cómo evoluciona la situación, pero nuestra visión es que no es necesario realizar cierres como el año pasado. La situación hoy es diferente a la de hace un año. En 2020 estábamos aprendiendo y necesitábamos que la industria pusiera en marcha esos protocolos, cosa que ya ocurrió.

- En caso de cerrar industrias no solo se volverían a generar serios problemas, sino que además habría empresas que volvería a requerir ayuda del Estado. ¿Qué tienen pensado en este sentido?

- La idea es continuar trabajando con el Repro, que tiene una base similar a la del ATP, pero mucho más focalizada en sectores afectados. Ahora se decidió ampliar esa partida y se otorgarán $ 18.000 por trabajador, en aquellos sectores críticos, como hoy la gastronomía, el turismo y la salud). Si llega a haber más empresas afectadas, se irá por este camino.

- El año pasado se optó por imprimir para financiar esa ayuda, sin complicar tanto la inflación. Este margen hoy no existe. ¿Cómo harán para cumplir con esa necesidad? ¿No hay un corset en ese sentido?

- El año pasado a esta altura estábamos con la mitad de la economía paralizada. Hoy el escenario es totalmente diferente. El año pasado el freno de la actividad generó, entre otras cosas, un desplome de la recaudación fiscal, y se reemplazó parte de esos recursos con emisión monetaria. Hoy tenemos un incremento muy fuerte de la recaudación como consecuencia del crecimiento de algunas actividades, y estamos en escenario de achicamiento del déficit fiscal. Apostamos a que las restricciones sean bien puntuales y no afecten el crecimiento.

- El FMI mejoró en los últimos días las proyecciones de crecimiento para la Argentina. ¿Cuánto pueden jugar en contra de esa previsión la pandemia y la inflación, que podrían generar una restricción de la economía?

- Estamos actuando con mucha cautela en cuanto a las previsiones porque hay mucha incertidumbre. Si hacemos números fríamente, podría encontrar proyecciones por encima de las del presupuesto y las del FMI. Pero preferimos actuar con la cautela de la situación. Vemos un escenario con varios sectores en proceso de crecimiento y posiblemente no se detenga. Este es el caso por ejemplo de la construcción, las manufacturas, la economía del conocimiento, el agro, la energía, que se recupera por el efecto positivo del Plan Gas. Todo esto da una recuperación importante, y lo estoy midiendo con cifras previas a la pandemia. Ahora, lo que no podemos es hablar de un número final porque aquí es donde preferimos ser cautelosos.

- ¿La continuidad de la pandemia puede afectar esas mejoras sectoriales?

- Las medidas que se acaban de tomar afectan de manera muy acotada a la actividad, en particular a rubros como gastronomía o actividades culturales. Nuestro objetivo es que la industria siga funcionando con todos los recaudos del caso. La industria hizo un esfuerzo enorme para poner en marcha los protocolos y se está trabajando muy bien.

- ¿Cuán lejos o cerca entiende que debería estar la inflación de este año respecto del 29% previsto?

- El primer trimestre fue particular, con un incremento fuerte de los precios internacionales y sin los instrumentos macro que pueden usar otro países. El objetivo es ir desinflando esos índices.

- ¿Sirven los controles de precios actuales?

- Todo tiene que ver con la búsqueda por ir aplanando la curva de la inflación. Tenemos claro que la inflación en la Argentina es un fenómeno multicausal con base en la economía bimonetaria, cosa que no vemos en otros países de la región. La idea de que la inflación se combate con medidas ortodoxas no tiene sentido y ya lo vimos durante el gobierno de Macri, que no solo fracasó en términos de estabilización sino que además se fue con el doble de inflación de la que recibió. Las medidas que se pusieron en marcha permiten ir bajando la inflación. Son medidas que evitan la especulación y las subas "por las dudas", de anticipo al alza de inflación. Buscamos medidas que operen en el corto plazo. La solución es estructural, con un mix de cuestiones macro y micro.

- ¿La idea es seguir por el camino de programas como Precios Máximos o Precios Cuidados?

- Estamos en una negociación con las alimenticias y nuestra intención es terminar con Precios Máximos. Lo haremos en la medida que encontremos un acuerdo de precios que realmente muestre un compromiso tanto por parte de las alimenticias como de los supers de tener una política de precios que permita frenar los aumentos. Si ese acuerdo se pone sobre la mesa y hay un compromiso de cumplimiento, se podrá salir de Precios Máximos.

- La pelota entonces está del lado de las empresas

- Estamos en una negociación. Hay empresas a las que les fue muy bien pese a la pandemia y a otras no. Eso lo vimos en sus balances. La situación es heterogénea. Buscamos un acuerdo, pero donde detectamos avivadas o situaciones fuera de la ley, vamos a ser muy duros.

- ¿Y en qué punto se está de esa negociación?

- Tenemos ahora una fecha que es la del 15 de mayo. Nuestra expectativa es que durante abril llegue ese acuerdo.

- Pidieron a las empresas documentación de todo tipo. ¿Encontraron algo que no les haya gustado?

- No se trata de que no nos haya gustado. Estamos totalmente a favor de que las empresas inviertan y ganen dinero. A veces este discurso de por culpa de las políticas del Gobierno las empresas pierden dinero, no se ven reflejadas en los balances. No hablo de todos los casos, pero hay empresas que tienen pérdidas y rojos debido al costo de los productos internacionales, y otras que están realmente bien.

- En este contexto, un índice de 42% de pobreza, que en gran parte es estructural, juega en contra de la producción y el consumo.

- Por supuesto que juega en contra. Pero la pobreza estructural, desde ya, no es ese 42%, pero sí un 25%. Ese es el piso que tocó la Argentina incluso en años de crecimiento. La dificultad es que toda esa gente está por fuera del circuito, y es por eso que se hace tan necesaria una política social.

- Del otro lado está la inversión. ¿Entiende que hoy la Argentina es un país atractivo? ¿Ve interés por llegar aquí?

- Está creciendo y mucho tiene que ver con la construcción y el sector industrial. Lo de la industria en particular tiene que ver con un cambio de sendero productivo.

- ¿Qué sería ese cambio de sendero?

- Que este crecimiento no es un mero rebote del mal 2020, sino que hay otro patrón de crecimiento. Proyectamos para este año un crecimiento importante de la industria automotriz, con fuerte mejora de las exportaciones y baja de déficit comercial. Además, se está dando una importante alza de sustitución de importaciones de autopartes. Todo esto significa que estamos reduciendo el déficit del sector, que llegó a ser de u$s 7000 millones y estaremos por debajo de los 2000. La idea es que en dos años logre un equilibrio comercial. Estamos viendo, además, autopartistas con mayor interés por el mercado local. Algunas de ellas ya están en el país y reactivan planes, y otras que se habían ido están volviendo.

- ¿En qué otro sector entiende que se podría dar un cambio en la balanza?

- Lo estamos viendo muy bien encaminado al textil. Trabajamos en planes para darle competitividad. Se rehabilitaron muchas hilanderías en Catamarca, Tucumán, Chaco o Corrientes y estamos con planes para instalar allí fábricas de indumentaria.

- ¿Ve empresas con interés por irse del país?

- Se tejió una suerte de mito o exageración sobre esto. Durante algunos meses se planteó la idea de un éxodo de empresas y no había éxodo sino dos fenómenos. Uno eran fusiones o ventas que son procesos normales. Walmart es uno de estos ejemplos. La empresa tomó la decisión de retirarse de varios países, entre ellos la Argentina. No hay un problema de falta de confianza en el país sino de una estrategia a nivel global.

- ¿Y el caso de Falabella?

- Falabella anunció una reducción de su actividad y habrá que ver con qué motivos. Tampoco podemos perder de vista que el comercio minorista sufrió las consecuencias de la pandemia. Como cuando me dicen "cerro Air New Zeland", que tenía más que nada una oficina comercial con cinco personas. No es que se fue sino que prácticamente no estuvo. Al reducirse a lo mínimo la actividad comercial decidió cerrarla y en todo caso luego volverá. Son casos o muy puntuales o muy asociados a la pandemia.

- También está el caso de los empresarios que se van del país

- Ese es otro de los puntos, pero lo hacen de forma individual. Deciden radicarse en Uruguay o en algún otro lugar del exterior. Por qué lo hacen habría que preguntárselos a ellos. Lo que me tiene que preocupar a mi es que sus empresas sigan creciendo. Y la empresa del principal empresario, MercadoLibre, de Galperín, tiene previsto invertir este año en la Argentina u$s 1000 millones que según informó públicamente este año incorporará 2400 personas. Si eso es un éxodo, quiero un montón de éxodos. Es una empresa que está con un amplio abanico inversor, como ocurre con todo este sector de la economía del conocimiento. La pandemia aceleró muchas de esas inversiones. Muchas de las cosas que preveíamos ver de acá a cinco o seis años las vemos ahora.

- ¿Los extranjeros quieren invertir en la Argentina?

- Mucho. Todas las semanas estamos en contacto con inversores nacionales y extranjeros. Seguimos muy de cerca lo que tiene que ver con el litio y la industria de la movilidad sustentable, como la migración a vehículos eléctricos, es un eje central de trabajo de este Ministerio. Vamos a enviar al Congreso un proyecto de movilidad sustentable. Tenemos varias negociaciones en curso con empresas de diferentes países para fabricar en el país baterías de litio o vehículos eléctricos.

- ¿Y qué va a dar la Argentina para que lleguen esas inversiones, en un contexto de riesgo país alto, un acuerdo con el FMI que no llega, inflación...?

- En primer lugar, están las empresas que ya producen en el país desde hace décadas y conocen bien el mercado. Estamos trabajando en el proyecto de ley y definiendo detalles. La idea es proponer un sistema de promoción, con beneficios fiscales e impositivos a largo plazo, con un plan de 20 años, para empresas que fabriquen con contenido nacional vehículos eléctricos. Esto también generaría la creación de un Instituto de Electromovilidad, plataforma de investigación y desarrollo para acompañar todo este proceso.

- ¿En cuánto esto se podría convertir en ley?

- La idea es que sea este año. Está en etapa de revisiones y análisis. Queremos que esté bien validado por diferentes sectores. Se impulsará la reducción de impuestos para el que produzca estos vehículos y para el que los compre.

- ¿Se impulsará la salida de los vehículos convencionales del mercado?

La idea es que sea un proceso gradual. Esto implica un cambio de calidad de vida. Que ocurra naturalmente. Un proceso que llevará al menos dos décadas. Seguramente primero se irá dando en el caso de los vehículos de transporte de pasajeros, que además del impacto obvio en las grandes ciudades, también tenemos la posibilidad de operar sobre un tema de subsidios estatales ya que se trata de vehículos que, por ejemplo, requieren menos mantenimiento.

- ¿La Argentina tiene que producir todo?

- No. Hay muy pocos países que hacen eso. No es necesario ni deseable. Sí creo que la Argentina no puede desperdiciar la posibilidad de agregar valor y producir en el país. Estar exportando grandes cantidades de maíz para que otros países lo transformen en carne de pollo o cerdo, es perder la oportunidad de generar empleo y no sumar valor agregado. Importar autopartes como se venía haciendo, un país con trayectoria como la de la Argentina, no tiene sentido. Para esto tiene que haber una política industrial acorde. No se trata de ser totalmente autosuficientes, sino de desarrollar donde hay valor agregado y tecnología. La discusión apertura o proteccionismo es del siglo XIX o XX; no va para este momento. Hay que ser pragmático y donde convienen las aperturas, se hace.

- Muchas empresas se quejan de las trabas que tienen para importar. ¿En qué estado se encuentra eso?

Tuvimos básicamente dos tipos de dificultades. Primero, de abastecimiento vinculado a la pandemia. En los últimos meses vimos problemas logísticos en muchas áreas industriales en el mundo con problemas de covid, con restricciones muy fuertes para evitar la propagación, lo que ralentizó la provisión, y generó aumentos en la demanda de algunos productos a nivel mundial. Esto ocasionó escasez. Recientemente vimos problemas en Brasil con algunos insumos, lo que complicó el abastecimiento de industrias que se nutren de ese mercado. También hubo un sistema de monitoreo de importaciones (SIMI), donde sí se vio algún tipo de demora con aquellos productos que no tienen licencia automática. Esto se dio en menos del 5% de las importaciones. Puede haber habido problemas en este sentido, pero fue totalmente minoritario. Y esto, en un escenario de escasez de dólares como el que tiene la Argentina, hay prioridades que atender.

- ¿Le genera preocupación el cortocircuito que se generó en torno del Mercosur?

- No diría preocupación, pero sí es cierto que genera tensión. Somos grandes defensores e impulsores del proyecto Mercosur porque singnifica un mercado ampliado y en escala. En los últimos años hubo opiniones divergentes y las tomamos como ocurre en cualquier sociedad. A veces los socios tienen puntos en común y otros tienen punto de tensión, como este. Nosotros ya manifestamos la idea de profundizar el Mercosur y de hacer modificaciones, como el arancel externo común, que quedó un poco desfasado. Incluso hicimos algunas propuestas porque entendemos que el arancel tiene como objetivo central estimular inversiones para generar una industria más competitiva, entre otros, pero vemos algunas incoherencias. Entonces estamos proponiendo reducir cerca de 1800 renglones a arancel cero.

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Comentarios

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  • DC

    Domingo Costanzo

    13/04/21

    Que alguien por favor le indique que en este país la mayor parte del empleo viene de los servicios y no de la industria! Y que los servicios fueron los mas destruidos

    Responder
  • AJC

    Acha Juan C

    13/04/21

    Ministro le recomiendo lea la Rebelion de Atlas asi despues le echa la culpa a John Galt, como piensa hacerlo licenciado?

    Responder