"Interna competitiva", la apuesta de Juntos por el Cambio con la que algunos están más cómodos

En los principales distritos del país, la coalición opositora tendrá competencia en las PASO. En terreno bonaerense, Santilli vs. Manes será la disputa en la que más se pondrá en juego. Ventajas y riesgos de la estrategia.

El próximo sábado vencerá el plazo para que se inscriban los nombres de precandidatos a legisladores nacionales en todo el país. Igualmente, ya hay algunas certezas. Dentro del ecosistema opositor, Juntos por el Cambio tendrá más de una lista de precandidatos en provincia y ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, los cuatro distritos con más peso electoral.

En la provincia de Buenos Aires, Diego Santilli encabezará una de las opciones, apoyado por buena parte del PRO y apuntalado por Horacio Rodríguez Larreta. En este espacio está buena parte de la Coalición Cívica -se espera que Juan Manuel López esté en la lista-, Confianza Pública -Graciela Ocaña podría ser la segunda- y cuenta con el aval de Miguel Ángel Pichetto.

La otra, comandada por Facundo Manes, logró varias adhesiones, además de la UCR. Serían parte de la lista Margarita Stolbizer y Emilio Monzó. El ex intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, también la apoyará, aunque por ahora no está definido desde qué lugar. Incluso negocian la llegada del senador Esteban Bullrich, que es parte del PRO desde Cemento.

Mientras allí nadie se apura a ver un favorito claro -desde cada lugar se esperanzan con un triunfo- en la Capital la lógica es otra. María Eugenia Vidal tendrá la boleta más fuerte, acompañada por Martín Tetaz y seguramente por Paula Oliveto y Fernando Iglesias. Los Republicanos Unidos, comandados por Ricardo López Murphy, actuarán como retadores y buscarán llegar al piso del 15% para incorporarse a la lista de las generales. Y habrá también una tercera lista de radicales disidentes: Facundo Suárez Lastra, Adolfo Rubinstein y Luis Brandoni serán las caras más visibles.

En Córdoba, mientras tanto, esperan la decisión de Mario Negri: el presidente del Interbloque en Diputados no decidió si buscará cambiar de cámara y postularse a senador. De esto depende el lugar de Ramón Mestre -luego de que hayan hecho las paces- y de Rodrigo de Loredo, ambos eventuales candidatos frente al tándem Luis Juez-Gustavo Santos, uno para senador y otro para diputado.

Y en Santa Fe se avizoran cuatro listas por el momento. Una del PRO, con Federico Angelini, y reforzada por la reciente incorporación, Amalia Granata. Las otras tres con espíritu radical: José Corral, ex presidente del partido; Carolina Losada en tándem con Mario Barletta; y Maximiliano Pullaro, ex ministro de Seguridad provincial.

Existen distintas visiones acerca de la conveniencia de lograr una lista de unidad o de ir a las primarias a competir. Para algunos, es mejor acordar previamente y llegar unidos a las PASO. Otros en cambio plantean que es más provechoso dar la oportunidad a la ciudadanía de elegir entre distintos dirigentes. De esta forma, se podrá llegar a públicos con distintas preferencias y fortalecer al espacio de cara a las generales.

El riesgo de esta segunda opción es una primaria en la que los precandidatos se desgasten con críticas demasiado fuertes, lo que los termine perjudicando. El ejemplo hay que buscarlo en aquella competencia entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, que permitió que María Eugenia Vidal llegara a ser gobernadora de la provincia de Buenos Aires.

Desde que se instauraron las PASO, en 2011, hubo ejemplos de primarias competitivas en Juntos por el Cambio y sus antecesores. La primera fue en 2013, en la ciudad de Buenos Aires: UNEN obtuvo un buen resultado electoral -por debajo del PRO, por encima del peronismo- luego de que cuatro listas compitieran. Dos años después, a nivel nacional, Mauricio Macri logró ser presidente luego de haber derrotado a Ernesto Sanz y Elisa Carrió en las PASO.

En aquel entonces, Macri renegaba de esa competencia. Incluso le ofreció a Sanz ser candidato a vicepresidente para evitarla, pero el mendocino se negó. Según su visión, su precandidatura serviría para que un sector del radicalismo lo votara en las generales.

Dentro del PRO también hubo una PASO competitiva: Rodríguez Larreta derrotó a Gabriela Michetti y luego se convirtió en jefe de gobierno. En ese caso, igualmente, el PRO corría con ventaja, y se esperaba que cualquiera de los dos se impusiera en las generales.

El partido amarillo recuerda este antecedente como ejemplo de democracia interna. Sin embargo, casi siempre ha optado por acuerdos y listas de unidad. El radicalismo, en cambio, históricamente ha mostrado su simpatía por las internas. De hecho, tuvo elecciones partidarias en marzo pasado.

Por otro lado, en la provincia de Buenos Aires Juntos por el Cambio renueva 15 diputados nacionales de la última elección. Tres son de la UCR, tres de la Coalición Cívica y nueve del PRO -uno de ellos dejó el bloque, Pablo Ansaloni-. Si volvemos a las listas iniciales, tres bancas a renovar son de la lista de Manes y doce de la de Santilli.

Es decir, salvo que Santilli derrote por un amplio margen a Manes, es posible que esta configuración favorezca al armado radical. Que, además, está en su hábitat natural a la hora de las internas.

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