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Influyen en el resultado del primer debate presidencial la formulación de las preguntas, el botón rojo y el cronómetro interno. El equipo de Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) cuenta las palabras para que el candidato aproveche mejor el escaso tiempo que habilita el reglamento.

El exdiputado Diego Bossio, participó en todas las reuniones organizativas y es el hombre de consulta para la Cámara Electoral en los temas reglamentarios.

Florencio Randazzo, candidato a Vicepresidente, se convirtió en un importante interlocutor del cordobés que también se apoya en la opinión de Alejandra Vigo, senadora nacional y su mujer.

Schiaretti valoriza además a su equipo de Córdoba -liderado por Alternativa Federal- en el que confía después de una larga trayectoria política. Lo lidera un histórico cerca suyo, Roberto Spossetti.

Quienes asesoran al gobernador coinciden en que el dirigente los escucha pero que no sólo tiene la última palabra, sino que probablemente siga su olfato e intuición durante la transmisión en vivo. Este año resistió una vez más la provincia con el triunfo de Martín Llaryora que doblegó a Luis Juez y Juntos por el Cambio.

Todo lo que diga ya es conocido, como su propuesta sobre el Banco Central que, como dijo esta semana en la Federación Argentina de la Industria Maderera, pretende que "no emita espuriamente para el gobierno de turno y que tenga como misión cuidar la moneda". Insiste en forma permanente en el equilibrio fiscal, un tipo de cambio libre y único pero con moneda propia.

La estrategia no la revelan pero sí admiten que trabajan para proveer de datos que demanda el candidato y para que cada mensaje quepa en el margen de tiempo establecido para la presentación, la exposición de los temas y el cierre. Hay una presentación de un minuto, respuestas de 45 segundos y preguntas que deben formularse en sólo 15 segundos.

Lo que más preocupa es la visibilidad del candidato, a pesar de que el formato está pensado para que todos tengan la misma pantalla. A diferencia del debate de un canal privado en el que confrontaron los candidatos a Vicepresidente, este intercambio oficial y obligatorio permite a cada uno de los cinco participantes hacerle una pregunta a los cuatro restantes.

El problema es que no hay chance de repregunta por lo que el candidato puede orientar la respuesta como le plazca. Por eso, en el equipo del cordobés, dicen que "es muy importante, casi más que las respuestas, cómo se formulen las preguntas".

En el arranque, antes de Schiaretti hablarán Myriam Bregman, Javier Milei, Sergio Massa y Patricia Bullrich. El quinto lugar puede ser una ventaja o no. Y ahí pesa el uso del botón rojo para ejercer el derecho a réplica. Si un candidato no interviene, puede estar 20 minutos fuera del aire. Pero a su vez puede gastarse la posibilidad de intervenir a su favor y perderla más adelante. Es un desafío para los candidatos pero flexibiliza el debate y lo vuelve más imprevisible y quizás, más entretenido con un formato tan estructurado.

La expectativa de los cordobeses

"Va a ser más picante que otros debates", subrayan y se entusiasman pensando que el gobernador de Córdoba es el único candidato de carácter federal, reelecto en una de las principales provincias del país y "con resultados para mostrar".

Por eso ni lo coachean ni él lo aceptaría. Tampoco tiene previsto un ensayo en el Centro de Convenciones santiagueño. Schiaretti llegará desde Córdoba recién el domingo dispuesto a proponer "moderación, equilibrio y consenso".

En ese marco a Schiaretti no lo sorprenden ni las propuestas ni los personajes. Al principal asesor económico de Patricia Bullrich lo conoce muy bien, llama "Carlitos" a Carlos Melconian y "Mingo" a Domingo Cavallo el instrumentador de la convertibilidad en Argentina que nuevamente quiere poner en práctica el libertario Milei.

Con Sergio Massa estuvo a punto de conformar en 2015 aquella tercera fuerza que perdió peso cuando Miguel Pichetto se fue con Mauricio Macri y el jefe del Frente Renovador se alió con Cristina Kirchner y Alberto Fernández en el Frente de Todos.

En aquel entonces Massa y Schiaretti se reunían en las oficinas del operador y consultor Guillermo Seita y hacían un valor de las imágenes. Massa los primereaba mostrándose en mangas de camisa porque el consejo de los comunicadores era mostrarse en actitud de trabajo. Schiaretti no se lanzó a la presidencial y lideraron Alternativa Federal Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.

En 2019 quiso sumarlo Mauricio Macri pero también Alberto Fernández. Este año Macri y Bullrich frenaron su ingreso a la PASO de JxC que habían propuesta Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales de la UCR.

Días atrás Schiaretti, Randazzo, Bossio y Vigo, compartieron una comida de trabajo para terminar de repasar datos y conceptos para el debate. Saben que corren desde atrás, que apenas pasaron a esta instancia con 3,7% a su favor.

Aún así le dan importancia al debate para mostrar lo que el cordobés hizo y puede hacer. Aunque, como la mayoría, no creen que la presentación modifique mucho el escenario electoral si bien siempre hay margen para sorpresas.