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El impacto que tendría terminar con el déficit fiscal en la Argentina

Frente a las propuestas de los dos candidatos del balotaje, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) expuso los años en que el país tuvo mayores gastos que ingresos y las consecuencias positivas que tendría revertir la tendencia.

Cada cuatro años, con mayor frecuencia, la promesa de terminar con el déficit fiscal aparece en la escena política de la Argentina. Y esta elección no es la excepción, ya que, con diferentes grados de explicitud, las propuestas de los competidores del balotaje la contienen.

Un reciente informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) mostró que en los desde 1961 hasta el 2022, solo en 6 años, el sector público nacional no financiero tuvo mayores ingresos que gastos. Lo que implico que en 62 años el estado no logro generar fondos de ahorro para enfrentar las crisis futuras.

"Si no se aprovechan los períodos de auge para generar ahorros, los estados quedan sumamente expuestos cuando el ciclo se revierte, en cuyo caso deben acudir a los mercados de crédito bajo una condición fiscal débil", sostuvieron en el informe.

La definición del próximo presidente, el domingo 19 de noviembre, entre el candidato de Unión por la Patria (UP), Sergio Massa, y el de La Libertad Avanza (LLA) Javier Milei, abre la posibilidad -en base a sus propuestas- de que se revierta la tendencia deficitaria.

De lograrlo, es en ese escenario donde el IARAF considera que existirían consecuencias positivas para la economía. En primer orden, el equilibrio en las cuentas públicas del estado permitiría al Gobierno tener autonomía en la política monetaria.

Dado que el diseño de la misma no estaría condicionado en función al financiamiento. Además de que implicaría la eliminación del impuesto inflacionario que se genera cuando se utiliza la emisión monetaria como mecanismo para costear el déficit.

A la par, de que el sector público liberaría el mercado de crédito para que se especialice en el sector privado, lo que permitiría potenciar el desarrollo de la actividad económica y la creación de empleo. "Si los agentes que ahorran prestan cada vez en mayor medida al Estado, la financiación a privados se ve progresivamente desplazada y en consecuencia el costo del crédito aumenta", afirmaron.

Lo que beneficiaría a las pequeñas y medianas empresas (pymes) quienes tienen una mayor dependencia. Dado que se terminaría con el esquema vigente de que a mayor déficit el estado ofrece una mayor rentabilidad que penaliza los proyectos de inversión y el consumo de bienes durables.

Los efectos también alcanzarían al sistema tributario. En el IARAF sostuvieron que una coyuntura de equilibrio fiscal reduciría el riesgo de que el estado aplique alzas de impuestos o perdidas de rentabilidad. "Una carga tributaria previsible genera las bases para decisiones que implican hundir capital con horizonte de largo plazo", destacaron.

Además de que mejoraría las expectativas sobre el funcionamiento futuro de la economía. Debido a que el déficit público que se financia con endeudamiento, en especial cuando el crecimiento no lograra compensarlo, actúa como una fuente de incertidumbre, la cual es significativa para los sectores productivos de bienes comercializables internacionalmente.

"Un elevado endeudamiento público puede poner en riesgo la capacidad de pago en tiempo y forma. Si un Estado debe declarar su incapacidad de pago de sus servicios de la deuda, y estos están concentrados en acreedores externos, puede generar un elevado daño al desarrollo de su economía", alertaron.

A causa de que la cesación de pagos no solo genera altos costos de reputación, sino que también impacto de forma negativa en las inversiones, contratos de venta de bienes y servicios a agentes económicos del país, entre los más visibles.


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