Entrevista

"La política sigue siendo machista", acusa Malena Galmarini en el Día Internacional de la Mujer

Primera presidenta de la empresa proveedora de agua y cloacas, AySA, la figura del Frente Renovador pide consolidar el avance feminista y advierte que se puede retroceder en algunos derechos. "A mí me dejan afuera de la rosca", se queja

Malena Galmarini rompió un techo de cristal cuando asumió como primera presidenta de AySA. Aún así, confiesa que el machismo político la deja fuera de algunas discusiones y que no se le reconocen todos sus méritos.

Peronista, hija de dos dirigentes  -Fernando 'Pato' Galmarini y Marcela Durrieu- impulsó leyes como la Paridad de Género en las listas legislativas a nivel nacional y en las provincias, la ley de Obligación Parental y la interrupción voluntaria del embarazo aunque en ambos casos su marido, Sergio Massa, fue quien contribuyó desde adentro de la Cámara de Diputados. 

Por ella, el líder del Frente Renovador y ministro de Economía se mudó a Tigre y se hizo fanático de "El Matador". En un mano a mano con El Cronista, reflexionó sobre la evolución de la lucha de las mujeres y la reacción que desencadenó y los micromachismos que subsisten en la sociedad y contra los que hay que seguir peleando para cambiar.

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-¿Qué sintió con la imagen de tres mujeres -Cristina Fernández de Kirchner, Claudia Ledesma Abdala y Cecilia Moreau- al frente de la Asamblea Legislativa del 1° de marzo?

-Uy, fue muy muy fuerte. Porque era la primera vez y porque simboliza que algo está cambiando, que logramos transformar algunas cabezas y la cultura, sobre todo de los varones. Las mujeres siempre quisimos estar donde se milita y donde se toman decisiones. Era y es todavía difícil con algunos de los varones.

-¿Sigue siendo machista la política?

-Si. Sigue siendo machista la política y el mundo. Hay lugares donde más y lugares donde menos. Pero claramente el patriarcado sigue bien plantado. Como siempre sucede después de alguna ola feminista muy profunda y con mucha fuerza que logra transformaciones de fondo luego viene la reacción de esos varones que no quieren dejar el poder, que no quieren compartir el poder. Hemos crecido mucho, fuimos ampliando nuestros derechos, los fuimos consolidando, pero estamos de nuevo acechadas por esa derecha reaccionaria, antidemocrática. No es solamente la de Argentina. El otro día escuchaba a Dora Barrancos decir que es un programa global, que las mujeres, las niñeces y las juventudes y las personas de edad avanzada vuelvan para atrás para que tengan más poder que es la manera de hacer más dinero.

-¿Se puede ir para atrás con la legislación o es difícil que eso ocurra?

-Nunca es difícil. Hemos visto como se va para atrás con las legislaciones. Más allá de que no hayan tenido la posibilidad de avanzar hubo proyectos presentados por algunos diputados de Cambiemos o sus aliados para dar vuelta por ejemplo la interrupción voluntaria del embarazo. En la provincia de Buenos Aires, en la primera elección ya con ley de paridad, la Junta Electoral sacó la resolución 114 que decía más o menos que daba lo mismo si se cumplía o no con la paridad. Hay que seguir peleando para la consolidación y garantizar que esos derechos no se caigan.

-Es la primera mujer al frente de AySa, ¿tiene que hacer más esfuerzo o masculinizarse para que la escuchen o respeten?

-La primera de AySA, Obras Sanitarias, toda la línea. Masculinizarse es una elección individual y yo elijo no masculinizarme. Las mujeres tenemos mucho para dar desde nuestro género. Lo que hemos hecho en AySA lo demuestra. Cambiar la lengua sexista, sacar una guía para hablar incluyéndonos a todos que no significa hablar con la "e", sino que todos seamos parte. También el reconocimiento de la gestión menstrual, un costo que no es elegible; hacer cooperativas de trabajo, cambiar los pliegos de licitación para pedir que incluyan más mujeres; los protocolos de género en el ámbito laboral y familiar; trabajar con la corresponsabilidad en la crianza de las hijas y los hijos y trabajar con los deudores alimentarios. 

Axel Kicillof, Malena Galmarini, Alberto Fernández y Lucas Ghi hace pocos días en un acto en Morón

-¿Excede a la empresa?

-Son cuestiones centrales en la vida de las mujeres para que no solamente puedan hacer su trabajo sino también tener menos carga laboral en sus casas. También decidimos tolerancia cero porque no podés violentar a tu mujer ni a las compañeras de trabajo, ni deber la cuota alimentaria. Ampliar las licencias no solamente para ellas sino para ellos para que vayan a las consultas médicas o acompañen a sus hijas e hijos a los actos escolares o a las reuniones de padres que entre comillas son sólo de madres. Tenemos una gestión con perspectiva de género pensando que también llevar agua potable y cloacas hace que las mujeres acarreemos menos el agua y que las personas se enfermen menos, personas a las que las mujeres las tienen que cuidar.

-A veces hay mujeres conductoras que no eligen mujeres ¿Cuántos empleados hay y cuántas son mujeres en la empresa?

-Somos una empresa con 7300 trabajadores. Hoy somos unas 1800 o 1900 mujeres. Tenemos políticas para avanzar hacia la paridad, no solo para romper el techo de cristal sino también las paredes para que se puedan mover, cambiar de sector, para no ser siempre secretarias administrativas o cubrir roles blandos. Ahora implementamos el currículum vitae ciego donde no se pide nombre, ni sexo, ni género, ni edad. Para que la primera entrevista sea sin el sesgo aprendido.

-¿No le dicen a veces que son demandas de clase media, de grandes ciudades o de países desarrollados?

-Me ha pasado. Seguramente alguno lo debe pensar y no me lo debe decir. Hoy tenemos mujeres que conducen camiones y cooperativas que trabajan haciendo las zanjas para llevar los caños para que la gente se conecte y ahí hay mujeres. Al principio me decían que las mujeres tenían que repartir volantes en los barrios. Pero hay mujeres que pueden hacer zanjas, fusionar caños y limpiar barro. En la última reunión con la Cámara de Construcción les contamos que desde mediados de año vamos a pedir y acordar -con cuidado para que nadie se asuste- que haya un porcentaje de mujeres trabajando en la obra. Tuvimos buena recepción en la Cámara y en los sindicatos.

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-¿No hubo resistencia?

-Cuando empezamos a hablar de que las mujeres puedan trabajar en cualquier área hubo quien dijo cómo van a ir a los grandes conductos con líquidos cloacales. Yo digo "hay que darles a elegir". Hay micromachismos, a veces porque no se dan cuenta. Hay que poner la voluntad de entrenar a las mujeres, demostrarles que pueden, darles los espacios para que puedan sentirse útiles en cosas tan importantes como construir la red de cloacas y agua de tu barrio o tu propia casa.

-¿Faltan derechos por legislar? ¿A algunas mujeres les resulta más fácil que a otras la política?

-Falta un montón. Imaginate que si a mí me dejan afuera de las roscas... Yo hoy tengo un presupuesto de $ 200.000 millones, manejo una empresa con 7000 empleados y tengo relación directa con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el jefe de gobierno de la Ciudad y 26 intendentes (e intendentas, pocas) del Conurbano. Aún así cuando se juntan a mí no me llaman. Estoy para trabajar pero no para la rosca y para tomar las decisiones en la política. Si me pasa a mí, imaginate a otras.

-¿Y ser la esposa de Sergio Massa la beneficia o también le juega en contra?

-Siempre digo que me juega a favor porque lo elegí, estoy enamorada, vivo con él y construí con él una vida y una familia fenomenal y somos un gran equipo.

-¿Pero..?

-No es menos cierto que ser "la mujer de" me quita identidad propia. Soy Malena Galmarini, tengo años de experiencia, estudié, me preparo, sigo estudiando, le dedico muchas horas y mucho corazón y sensibilidad a la política cuando lo amerita. Y me pongo lo suficientemente firme para tomar decisiones. Una vez hicieron una nota muy descalificante sobre mí en el gran diario pero en ningún lado ponían mi nombre, hablaban de la mujer de Massa, incluso en el título decía la esposa de Massa. Eso me despersonaliza. Lo que hago tiene que ver con lo que creo y pienso. Además de ser mi marido, es el conductor del espacio. También discutimos mucho la política con él y con mis compañeros del Frente Renovador. A mi mamá le pasaba que le dijeran que era la mujer de Galmarini. Yo seré también la hija de Galmarini, la hermana de Galmarini. Ahora ya tengo un montón de títulos pero el que más me enorgullece es ser la mamá de Milagros y de Tomás.

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