Bono de fin de año: los gremios celebran la medida pero suman exigencias al Gobierno
Pese a preferir la suma fija para trabajadores registrados como forma de apuntalar las paritarias, desde el moyanismo y las CTAs ponderan el anuncio del Presidente y le demandan precisiones. Lo que se sabe hasta ahora
La confirmación del Presidente Alberto Fernández de que su gobierno prepara un bono de fin de año como refuerzo para los salarios de trabajadores privados y públicos y que no habrá suma fija lejos está de calmar las aguas dentro del sindicalismo de este lado del mundo. Más allá de ponderar la idea como una medida acertada, antes que nada, lo que se preguntan ahora en el gremialismo es cuál será el universo contemplado en este beneficio y si convocarán o no a los representantes de los trabajadores y trabajadoras para definir los detalles de la medida.
Una palabra es la que resuena en cada una de las consultas de El Cronista con voceros gremiales: "abarcativo". Aunque no es secreto que desde los sectores de la CGT más críticos y las CTAs preferían la suma fija para elevar el piso de las negociaciones paritarias hacia adelante, no por ello dejan de reconocer la opción del bono como algo positivo.
Lo que sí se ocupan de aclarar es que el refuerzo tiene que contemplar el mayor universo posible de personas. Y aunque el Gobierno no dio precisiones aún sobre estos márgenes, todo apunta a que se quedará corto frente al nivel de demanda de estos actores.
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En una entrevista con El Cronista y otros medios que siguen la gira por Francia e Indonesia, Fernández confirmó que analizaban el pago de un bono para otorgar en una fecha a definir a la vuelta de la gira. Se destinaría a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado. No obstante, se cuidó de ahondar en detalles respecto a qué sueldos contemplaría, cuál sería el monto en cuestión y si se cobraría en una sola cuota o más. Todo eso se terminaría de definir a partir de la próxima semana, estiman.
Desde los sindicatos miran el calendario. Quieren apurar una definición porque diciembre, un mes conflictivo por naturaleza en la Argentina, ya está al caer. Buscan sumarse a la mesa de decisión para ultimar las precisiones que los desvelan por estas horas pero, al menos de momento, la decisión se concentra en la Casa Rosada -o el Ministerio de Economía, mejor dicho- que no abre el juego.
Sí tomaron nota del parecer del sector empresario, los intendentes y los gremios a partir de las interconsultas que se dieron durante las últimas semanas con diversos actores del Gobierno, desde el propio Massa a la ministra de Trabajo, ‘Kelly' Olmos y el propio Presidente. Y todo eso terminó de configurar una idea que ya bosquejaban en la Rosada sobre la preferencia por la opción del bono.
A qué salarios comprendería el bono
Intendentes y empresarios desactivaron la suma fija. Alegaron que no había márgenes para un aumento generalizado que termina incorporándose a los sueldos y que, eventualmente, se vuelve remunerativo. En cambio, el bono es un pago de única vez y por eso, aunque no lo desprecian, tampoco convence por completo al gremialismo.
"Tendría que ser una suma fija porque una golondrina no hace un verano. Habría que subir el piso salarial. Los gremios que tenemos paritarias y tenemos capacidad de discutir no nos tenemos que ofender, tenemos que ser conscientes y solidarios", lanzó ayer el secretario general de SMATA, Ricardo Pignanelli, en diálogo con AM530.
Tendría que ser una suma fija porque una golondrina no hace un verano. Habría que subir el piso salarial. Los gremios que tenemos paritarias y tenemos capacidad de discutir no nos tenemos que ofender, tenemos que ser conscientes y solidarios
De manera informal, circuló un número con horizonte tentativo: 100 mil pesos, lo que en principio comprendería hasta la segunda escala de ingresos promedios acorde al INDEC. Afuera quedaría la cúpula de la pirámide en la que hoy ingresan los salarios de los gremios más fuertes en paritarias. No obstante, la primera incógnita que plantean desde la dirigencia sindical es si ese número hipotético de 100 mil, en efecto, se tomaría como bruto o neto y sobre la base de los ingresos por convenio.
Su duda, subrayan, es porque pueden producirse distorsiones muy injustas con quienes quizás ganan apenas por encima de ese límite -"¿qué diferencia hoy a un trabajador que gana 95 mil de uno que gana 105 mil?", reflexiona otro dirigente del moyanismo- o incluso lo pueden sufrir quienes superan esa línea de forma circunstancial por el cobro de horas extras.
Entonces, lo que se piensa como una medida proactiva puede volverse como un bumerang. De ahí que desde Trabajo pretenden sistematizar todas estas posibilidades en un informe concreto para delimitar este tipo de situaciones.
Sobre el monto del bono nadie quiere ponerle una cifra en público, aunque si bien hace un tiempo se hablaba de 30 mil y hoy se piensa más cerca de los 50 mil, en línea con los bonos de fin de año que ya consiguieron muchos de los gremios cuyos trabajadores y trabajadoras quedarían al margen de este refuerzo del Gobierno. De momento, nada oficializado.
Intendentes y empresarios desactivaron la suma fija. Alegaron que no había márgenes para un aumento generalizado que termina incorporándose a los sueldos y que, eventualmente, se vuelve remunerativo. En cambio, el bono es un pago de única vez
Los planteos de los gremios más allá del bono
Lo que los gremios hoy demandan es participar de esta discusión para tener precisiones y poder aportar desde cada sector. Pero la decisión, tal cual se está barajando, vendría dada de arriba para abajo: más específicamente, desde el Palacio de Economía que hace unos días nomás adía y habilitaba todo tipo de memes.
En la pata moyanista, en simultáneo, insisten con la importancia de que el debate se extienda más allá del refuerzo y contemple otros aspectos que hacen a la recomposición del ingreso como la universalización de las asignaciones familiares: en este sentido, destacaron desde el Frente Sindical la decisión de elevar el tope de asignaciones familiares de los 158 mil pesos actuales a 280 mil en los últimos meses del año, noviembre y diciembre, y 330 mil a partir de enero de 2023.
También reclaman que la ayuda a los trabajadores y trabajadoras para recuperar el poder adquisitivo de los salarios no se limite a una medida puntual, sino que se discuta -y se mantenga abierto el canal, de forma permanente- para mejorar el escenario laboral y sus condiciones. Más allá de las paritarias que en los primeros meses del año reabrirán sus mesas otra vez.
Para la CTA Autónoma, un bono "abarcativo" debería comprender también a los trabajadores y trabajadoras informales, así como quienes ya se jubilaron. "Buena parte de quienes tienen un empleo registrado, un 60%, está por debajo de la línea de pobreza. Y hoy tenemos un salario mínimo, vital y móvil que no supera la línea de indigencia", comenta Hugo ‘Cachorro' Godoy a este medio.
Pese a que Olmos mantuvo reuniones con todos los sectores del mundo gremial, aliados y disidentes y con gran parte de ellos fijaron una hoja de ruta para seguir trabajando durante las próximas semanas en nuevas citas en Trabajo, la queja unánime es que no perciben que se institucionalice un mecanismo de consulta más aceitado. Hay quienes entienden que esto debe darse a través de las subcomisiones del Consejo del Salario que ya fue convocado para el próximo 22 de noviembre.
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