El Cronista en Europa

Alberto recibió apoyo español ante el FMI y promesa de visita con inversores

Visitó al rey Felipe VI y se reunió con el presidente Pedro Sánchez, quien hizo votos por la reducción del peso de la deuda con el Fondo, y prometió ir a Buenos Aires en junio con 30 empresarios.

Una "extraordinaria relación" como la de Argentina y España tiene reflejo también en el trato y aprecio que se muestran sus gobernantes, al decir de ellos mismos. Alberto Fernández y el presidente de gobierno español, Pedro Sánchez, se encontraron este martes en el Edificio del Consejo, la sala de recepción de dignatarios extranjeros que llegan hasta el complejo gubernamental de La Moncloa, en las afueras de Madrid, para pasar revista de la relación bilateral y sintonizar miradas sobre temas de interés común, como lo es la revisión de la arquitectura financiera internacional en medio de la emergencia sanitaria que supone la pandemia de coronavirus.

Fernández y Sánchez estuvieron cerca de tres horas reunidos. A metros de la residencia oficial, ambos ofrecieron una declaración a la prensa con mensajes explícitos dirigidos al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los países de la Unión Europea (UE), entre ellos Francia, Alemania e Italia, partícipes de peso en el Club de París, al que la Argentina debería abonar u$s 2400 millones a fin de mes, de no lograrse un acuerdo para prorrogar el vencimiento hasta tanto haya un programa con el organismo multilateral de crédito al mando Kristalina Georgieva.

Al respecto de la búlgara, Alberto dejó entrever que el viernes, en Roma, podría encontrarse con ella para discutir el futuro del crédito otorgado en 2018. "Cada vez que lo hemos necesitado hemos hablado, y si coincidimos en el viaje, tal vez podremos vernos", respondió a la prensa. Por su parte y ante los micrófonos, Sánchez prometió apoyar la posición argentina en el FMI, particularmente para eliminar en lo inmediato el sobrecargo de 200 puntos básicos sobre las tasas de interés que corren para los países endeudados y que, de no existir, habrían supuesto un ahorro en los servicios de la deuda de u$s 952 millones. Según Sánchez, "el mecanismo de sobretasas está dañando las posibilidades de crecimiento de la Argentina, y por eso apoyamos la suspensión por el tiempo que dure la pandemia".

El dirigente socialista, cabeza de una coalición de 17 partidos políticos que se debilitó sensiblemente hace tan solo una semana con la apabullante derrota del exvicepresidente, Pablo Iglesias, en las elecciones de la comunidad autónoma de Madrid, buscó mostrar iniciativa y anunció, con ocasión de la visita de Fernández, la puesta en marcha de un plan de "internacionalización de empresas españolas" que conllevará una inversión total de u$s 4800 millones para que las firmas de este país puedan llegar con sus operaciones a América latina.  


Alberto agradeció públicamente ese compromiso, que deberá confirmarse en la visita oficial que Sánchez realizará a Buenos Aires el 8 y 9 de junio, acompañado al menos por una comitiva de 30 empresarios ibéricos. Y lo llamó a "consolidar un acuerdo estratégico", similar a otras épocas en las que se dieron "muchísimas inversiones" de empresas españolas, hoy corridas del tablero por los capitales estadounidenses y, con mayor virulencia, los chinos.

El paso fugaz de la delegación oficial por Madrid apenas permitió unas pocas reuniones bilaterales, entre ellas la del canciller Felipe Solá y su colega Arantxa González Laya, que discutieron sobre la situación de inestabilidad política en Latinoamérica y la intención argentina de proponer un candidato a presidir la Corporación Andina de Fomento (CAF), para el que ya está anotado el actual ministro de Hacienda de Colombia, quien figura en el ojo de la tormenta como responsable de la reforma tributaria que despertó protestas que, de momento, no ceden.

Fernández y la comitiva oficial, junto con la prensa que acompaña el viaje -entre la que está El Cronista- abandonaron Madrid a las 16.30 con rumbo a Francia. En una París desolada y limitada a su vida social por el toque de queda que rige desde las 19, el presidente se recluyó en el lujoso hotel Príncipe de Gales, de esta capital, para pasar la noche y preparar una cita clave junto a Emmanuel Macron.

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