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Volatilidad, ambigüedad y ansiedad: tres claves del mundo laboral en 2023

El mercado del trabajo vive una profunda crisis caracterizada por la insuficiencia e ineficacia de los planes sociales, que mantienen una parte importante de la población con ingresos insuficientes y en la miseria y la indigencia

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El año 2023 se presenta volátil, incierto complejo y ambiguo (VUCA) como la pospandemia, a lo que los expertos agregan que será quebradizo, generará ansiedad, será no lineal e incomprensible (BANI). Estos dos acrónimos sintetizan todos los desafíos que deberemos enfrentar.

Tratándose de un año electoral es posible que se presenten acontecimientos de corte populista, que procuren dar al oficialismo decisiones contradictorias, con bonos al sector privado, aumentos de los planes sociales, y sin un plan económico de contención del gasto público, y que busque cierto equilibrio ante el déficit fiscal creciente.

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Seguimos experimentando un proceso de reactivación económica con inflación (reactiveflation o reactflation) en el que la mayoría de las industrias y los servicios siguen activos, a pesar de las dificultades cambiarias, la falta de reservas en dólares, y las restricciones en las importaciones, que en gran medida bloquean un mayor crecimiento. Habiendo abandonado por distintas causas la estanflación (stagflation) los componentes negativos son la presión fiscal y la inflación que no deja de presionar entre los precios y los ingresos.

En este contexto tan vulnerable, se destaca por una parte el más bajo índice de desempleo con el 6,7% tomando para su medición la población económicamente activa, con especial énfasis en la contratación de trabajadores ligados a las nuevas tecnologías.

Crisis profunda

En contradicción con ese índice, se escuchan mensajes desde las agrupaciones sociales que demandan la transformación de los planes sociales en oportunidades de empleo y en trabajo registrado de calidad. Esta contradicción implica también una profunda crisis caracterizada por la insuficiencia e ineficacia de los planes sociales, que mantienen una parte importante de la población con ingresos insuficientes y en la miseria y la indigencia.

En el marco de la negociación colectiva, que representa más del 70% de la población registrada, la puja por preservar los salarios a la par de la inflación, ha pasado a buscar mecanismos para superar el nivel inflacionario entre dos y cuatro puntos, que a menudo se da con ajustes de sumas fijas o bonos, o con refuerzos de ciertos adicionales, en las actividades que presentan mejor escenario productivo o que están ligados a las exportaciones.

En la economía bimonetaria, con pesos y dólares de distintos montos y naturaleza alternando dentro del mercado, se está presentando un curioso fenómeno natural de dolarización salarial en los niveles gerenciales y en las empresas informáticas. En efecto, los que gozan de ingresos con alguna posibilidad de ahorro, protegen los ingresos en divisas, a menudo obtenidas en el mercado clandestino. A su vez, a nivel gerencial y en las empresas vinculadas con las nuevas tecnologías, procuran reconocer con grandes dificultades formales y materiales, una parte de los ingresos en divisas.

En cuanto a los trabajadores que forman parte del mercado informal, muchos de los cuales son beneficiarios de planes sociales en forma simultánea, tenemos un cuadro que va desde ingresos muy básicos no registrados y de montos inferiores a los $70.000, hasta ingresos que son iguales o superiores a los ingresos de bolsillo de los trabajadores formales. Es un mercado que alcanza a más del 40% de la población y es uno de los desafíos del futuro gobierno, creando puentes de capacitación y de entrenamiento para que los más vulnerables cuenten con empleabilidad, o sea, con conocimientos indispensables para integrarse al mercado regular, y para combatir el trabajo clandestino. Al respecto, el Estado nacional, provincial y municipal debería blanquear a todos sus agentes.

Reforma postergada

La reforma laboral de la que muchos hablan, será postergada por efecto de que no es bien vista por el electorado, y solo algunos candidatos hablan de un fondo de despido para asegurar el paga de las indemnizaciones por despido, de reducción de la jornada de 8 y 48 horas a 40 horas semanales.

Los sindicatos irán adecuando las medidas de fuerza a las necesidades políticas de los candidatos del oficialismo, sin abandonar la actualización periódica de los salarios al ritmo de la inflación, seguramente, con acciones especialmente direccionadas a atraer a los votantes y sobre todo a los jóvenes, que son los que se muestran con mayor frustración ante los resultados de la actual gestión, y demandan que los futuros gobernantes cumplan con las promesas generalmente incumplidas.

En una síntesis de todo lo esperable en materia laboral en el 2023, habría que destacar:

  • La inflación será el peor enemigo de la producción, la industria y los servicios, la actualización de los ingresos, frente a los ajustes de precios en general de la economía, la presión tributaria que es muy intensa;
  • La carrera entre precios y salarios la librará el gobierno nacional, con controles de precios, precios cuidados, y congelamientos, que no han dado resultados en el pasado. Los sindicatos se acoplarán a los reclamos con el fin de mantener su protagonismo, que saben que el problema no tiene solución con medidas coyunturales;
  • Los salarios seguirán la carrera del IPC del INDEC como base para lograr actualizaciones por lapsos cada vez más cortos;
  • A su vez, habrá un reclamo social generalizado, sobre todo de los sectores postergados, que reclamarán con manifestaciones públicas que serán frecuentes y de todos los sectores insatisfechos. El año 2022 fue récord histórico de movilizaciones, y se espera que el 2023 lo supere, por ende, la conflictividad de los reclamos sociales será más frecuente y más multitudinarios que los eventuales conflictos laborales promovidos generalmente por necesidades salariales;
  • El sector empresario reclamará en forma sectorial los mecanismos necesarios para exportar, para mejorar las ventas, y para generar nuevos mercados, teniendo en cuenta que la post pandemia y la guerra de Rusia contra Ucrania ha desencadenado una serie de importantes demandas desde el exterior que pueden abrir nuevos compradores, en especial de aquellos países centrales que están soportando las restricciones de la nueva conformación geopolítica:
  • En la negociación salarial, tanto los sindicatos como en la representación empresaria se rechazan los ingresos fijos, y se propicia la negociación colectiva, con especial énfasis en lo que se pueda acordar por empresa o por grupos de empresas;
  • La ausencia de un plan económico orgánico colocará a toda la economía, y en particular al mundo laboral en numerosas encrucijadas, abriendo el debate electoral del plan concreto que presenta cada uno de los candidatos, que en todos los casos proponen una importante reforma laboral individual y colectiva.

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