Réquiem al dólar oficial: se aceleran las definiciones
Más allá de este nuevo capítulo, el enésimo, de la mala praxis del kirchnerismo, la señal más preocupante que recibieron inversores ayer fue el estado de desesperación oficial por lograr financiamiento. No es sólo la necesidad de dólares: Sergio Massa está urgido de pesos para financiar vencimientos de deuda y un rojo fiscal que superará cómodamente en el 2023 el 2,5% del PBI.
Un aspecto que se olvidaron en el Ministerio de Economía de analizar era el de la legalidad de la medida. Un DNU modificaría la ley de administración Financiera pero no salvaría la responsabilidad penal de quienes concreten la operación de canjear o vender los títulos públicos en poder del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES. Ya hay antecedentes: el kirchnerismo embistió contra Luis María Blaquier, ex director del FGS en los primeros dos años en la presidencia de Macri, por "negociaciones incompatibles con la función pública" por comprar títulos de Arcor y Cablevisión. Fue procesado, embargado, citado a indagatoria y recién sobreseído por la Cámara Criminal y Correccional en el 2020.
Cayeron el dólar blue y CCL, mientras que el BCRA aprovechó para devaluar el oficial
El runrún en las mesas de dinero: qué dijeron tras los anuncios
Ingresar a la campaña electoral para el kirchnerismo sin dólares para mantener artificialmente bajo el tipo de cambio y sin pesos para aumentar el gasto público es desesperante. Florece el síndrome de abstinencia. Pero lo peor es que la fecha de las elecciones está muy lejos como evitar sufrir sobresaltos, tanto en los precios como en el tipo de cambio oficial. Los números fiscales son alarmantes. En sólo dos meses el equipo económico se consumió el rojo fiscal permitido para el primer trimestre. Pero para los meses venideros la recaudación sufrirá el impacto de la sequía en la cosecha de soja y la caída de la actividad que ya atraviesa la economía. Ayer el INDEC informó que en el último trimestre del año la economía mostró un retroceso de 1,5% frente al trimestre anterior.
¿Y el FMI? El "siga siga" tiene límites. El staff del organismo está en negociaciones con Pakistán y Túnez y se diluye el poder de imponer exigencias fiscales cuando con la Argentina, el lobo se transformó en caperucita roja. Todo luce poco creíble en el gobierno: en el comunicado del staff del FMI hace dos semanas se destacaba que el gobierno argentino "se compromete a no utilizar las reservas internacionales no emitir instrumentos de deuda externa de corto plazo para intervenir en los mercados cambiarios paralelos".
Un funcionario en los 90s brindaba el siguiente consejo a ser aplicable a todo aquel que se desempeñe en la función pública: "cuando estás en un cargo, obviamente te vas a tragar sapos, pero el problema pasa cuando los sapos tienen trompa y orejas grandes; ahí es el momento de renunciar". EL staff del FMI ya está viendo elefantes a tragarse. Sí llama la atención los tweets y giros del viceministro Gabriel Rubinstein, exagerando la defensa de medidas que, el Rubinstein previo a la asunción en el cargo hubiera criticado con dureza.
Marina Dal Poggetto, en su encuentro con Sergio Massa cuando se le ofreció ocupar el cargo de viceministra que luego aceptó Rubinstein, resaltó la necesidad de devaluar el peso. En medio de una promesa de ajuste fiscal y apoyo del FMI, hubiera sido la mejor elección. El ministro se la rechazó de plano. En octubre tenía tiempo aún para mejorar la actividad económica con la devaluación y el impacto en los precios de esa salto en el tipo de cambio oficial hubiera sido menor al que se observa en la actualidad.
Desde ahora y hasta las elecciones, en el mejor escenario, la inflación será de 6,5% mensual promedio hasta junio y de más del 7% en el segundo semestre. La actividad económica está descendiendo con una proyección del Bank of America de una caída del PBI para el 2023 superior al 2%.
¿Llegará Massa a cumplir su deseo de arribar al 10 de diciembre con la economía sin fuertes sobresaltos? Por los gestos de las últimas 48 horas, no parece. El combo de alta inflación y recesión es inédito desde los 90s. En las próximas horas se dará a conocer el dato del Índice de Pobreza del segundo semestre del 2022, cercano al 40%. Es la foto vieja. En septiembre, cuando se dé a conocer ese indicador de esta primera parte del año, rondará el 45%. De nuevo, en el mejor escenario. En las próximas semanas se verá más de lo mismo: emisión indirecta del BCRA de pesos para cubrir las necesidades de caja del Tesoro y el feroz cepo a las importaciones.
La mala praxis es total: si hubieran completado el gasoducto en tiempo y forma en el 2021, la escasez de divisas por la sequía no sería tan impactante. En definitiva, a única herencia positiva que dejarán será el gasoducto. La energía es el sector que amortiguará el impacto de las medidas de ajuste que lance el presidente que asuma el 10 de diciembre. Desde Vaca Muerta, con exportaciones de gas y petróleo, el auge minero y del litio, se revertirá rápidamente la escasez de divisas actual. Lo duro para el anuncio que se haga el 10 de diciembre pasa por el ajuste de las cuentas públicas, de más de dos puntos del PBI y a cumplir en sólo un año. En Juntos por el Cambio hay acuerdo entre economistas para impulsar el equilibrio fiscal en los 12 meses siguientes. Saben que el ajuste se hace de entrada o nunca. Es entonces o "cállese para siempre".