La estrategia internacional ante la nueva agenda
El nuevo gobierno argentino anuncia el inicio de una etapa apoyada en tres pilares: economía de mercado, gobierno limitado y mayor participación internacional. Pues para que se cumpla la tercera consigna -que difícilmente se logre sin las otras dos- será significativo el desarrollo de condiciones institucionales, sociales, políticas, económicas, regulativas y físicas.
Todo requerirá una redefinición integral del país en cinco niveles: estrategia, marco público de referencia, capital social, capital humano y organizaciones productivas.
Es difícil entender que los constantes y tan repetidos malos resultados del aislacionismo económico argentino no hayan generado antes un mayor rechazo local a la cerrazón internacional. Pero hemos llegado a esta nueva agenda exterior como efecto de la crisis sistémica.
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En términos generales las economías exitosas en su participación internacional han logrado soportes funcionales en cinco niveles: microeconómico (empresas calificadas), macroeconómico (variables públicas en funcionamiento adecuado para un ambiente productivo), mesoeconómico (un entorno operativo inmediato y cercano de las empresas que favorece la formación de encadenamientos eficientes), metaeconómico (un sistema institucional, jurídico y regulativo que asegura el dinamismo económico) y supraeconómico (una arquitectura internacional de relacionamiento institucional que favorece la participación de empresas en redes transfronterizas).
Lograr una mejor participación económica internacional supone al requisito de recuperar equilibrios hasta hoy ausentes. Especialmente los seis equilibrios básicos: el de lo público y lo privado; el de lo doméstico y lo internacional; el de las regulaciones y las libres y autónomas interacciones productivas y sociales; el del poder y las instituciones; el del corto plazo y lo sostenible; el de la fuerza y el derecho. Es hora de recuperar equilibrios.
Pero todo no se logra sólo con nuevas ideas. La mejor participación de los agentes económicos argentinos en la economía global ocurrirá en la medida en que se logre una adecuación de ellos a las renovadas cadenas globales de valor. Que ya no son las que eran, porque han cambiado por cuatro razones: la revolución tecnológica, el liderazgo de megaempresas internacionales que lideran los cambios y crean redes para la acción sistémica con contrapartes innovativas, la emergencia de la geopolítica como condicionante y la mayor exigencia de estándares y requisitos de calidad para la competencia.
Para ello la implementación de la agenda local debe comenzar por una previsión de la satisfacción de ciertas urgencias entre las que se destacan las siguientes:
- Mejorar la capacidad logística y de infraestructura (física y virtual) integral de nuestro país;
- Recuperar equilibrios macroeconómicos (que mejoren el funcionamiento de los distintos eslabones de la inversión, el trabajo, la producción y la comercialización);
- Garantizar por largos periodos la vigencia de instituciones que aseguren derechos subjetivos (de propiedad; de seguridades jurídica y física -en bienes y en intangibles- y en personas; de cumplimiento de contratos varios; y de vigencia de principios de legalidad, justicia y celeridad en la resolución de controversias entre particulares o entre particulares y autoridades);
- Obtener un significativo salto en calidad de las prestaciones en los servicios públicos (educación, salud, prestaciones estatales operativas formales exigidas, seguridad pública)
- Actualizar gradualmente el nuevo un entorno regulativo para que sea más abierto, ágil y flexible, para acompañar la innovación productiva, alentar las mejoras constantes y facilitar la consecuente agilidad económica;
- Crear un ambiente general económico/político/productivo de convivencia amigable, basado en la concordia y el optimismo, que facilite la iniciativa basada en la planificación a mediano y largo plazo de los actores de la producción;
- Generar una arquitectura internacional que mejore la capacidad de acceso de personas, productos (bienes y servicios de este ecosistema productivo integral) y de empresas, en mercados externos a partir de negociadas y acordadas condiciones favorables para ellos en materias regulativa, arancelaria, jurídica, política y económica.
En sí, hay que lograr un 'cuadrado para el éxito' propio de la nueva economía global que está compuesto por el ambiente de negocios (el entorno en el que las empresas invierten, se financian, crean, organizan personas y contratan proveedores), la generación de productos calificados (que son los que manifiestan el valor generado), el acceso a mercados (a través de acuerdos o políticas comerciales internacionales que derriban barreras, pero también de acertadas estrategias microeconómicas de ingreso en procesos productivos y alianzas comerciales transfronterizas) y la acción sostenida de esas empresas competitivas (las cuales requieren un capital organizacional compuesto por calidad en los factores de producción y un capital intelectual como conocimiento productivo).
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