Opinión

¿Es posible usar la elección para superar la grieta?

Estudios internacionales, como el reciente 2023 Trust Barometer de Edelman, muestran que la Argentina es uno de los países de la región donde la llamada "grieta" es más profunda. El análisis de las elecciones comparadas en Occidente de los últimos meses confirma además, que por lo general los procesos electorales acentúan e incluso incrementan la polarización política y social.

Con estos antecedentes, puede esperarse que polarización política y competencia electoral converjan en 2023 para profundizar la "grieta" que viene dominando la política argentina desde la irrupción del Kirchnerismo, dos décadas atrás. Pero en el actual escenario argentino se advierte -sobre todo desde el ámbito económico y empresario- que podría suceder lo contrario.

Los éxitos obtenidos por el ministro de Economía, Sergio Massa, aunque sean de corto plazo, han hecho que el ámbito económico se vea su eventual candidatura presidencial para octubre, como una alternativa posible e incluso deseable. El argumento es que "es el único peronista capaz de contener al Kirchnerismo", tarea en la cual consideran que ha fracasado el presidente Alberto Fernández.

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Como contrapartida, en el campo opositor ven al Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, como la mejor opción para la gobernabilidad, que es el gran desafío político no sólo para la Argentina, sino para toda América Latina, que ya lo está sufriendo. Su lanzamiento reciente como el candidato "anti-grieta" confirma que éste es el eje de campaña que ha elegido.

La idea es que un peronista moderado y pragmático como Massa, compitiendo contra un candidato del PRO de las mismas características, es la opción que más asegura la gobernabilidad para el periodo 2023-2027. Además, ambos tienen buena relación e integran la misma generación. Este modelo implica que no es tan relevante quién gane: lo importante es que uno de ellos dos ocupe el Sillón de Rivadavia y el otro sea el jefe de la oposición. De esta forma, se puede lograr un consenso que represente a dos tercios de la sociedad, que en la política se traduce en la mayoría calificada establecida por la Constitución para aprobar temas clave en el Congreso, como el juicio político.

Se caracteriza a este escenario posible como una reedición del llamado "Pacto de la Moncloa", que cuatro décadas atrás permitió a España alcanzar la gobernabilidad -o gobernanza, en el léxico español- y que fuera considerada un modelo para la democratización de América Latina.

Una campaña electoral que tuviera a Massa y Larreta como los dos candidatos más importantes, evitaría una contienda electoral dura de características "sucias". Ya eso sería un aporte muy concreto para atenuar la grieta. Además, se reduciría el rol de los expresidentes Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, que no habrían querido o logrado competir por la presidencia en 2023.

Parece un escenario posible, lógico e incluso conveniente para quienes buscan atenuar la grieta y tener gobernabilidad. Pero la política se ha tornado en Occidente cada vez más imprevisible y polarizada. Además, los procesos electorales se han hecho más difíciles de prever y además sorpresivos. El Pacto de la Moncloa es visto como un dato político del pasado, sin conexión con los sistemas de partidos del presente, que se modificaron sustancialmente y alejaron del consenso.

Aparte de los "imponderables" -aquello que no se puede prever-, la realidad política muestra una serie de escenarios posibles que podrían alterar o impedir el esfuerzo por orquestar una carrera electoral que contenga la grieta y proyecte gobernabilidad.

La primera es de tipo económico. Requiere que la gestión económica de Massa arribe con relativo éxito a mayo, que es cuando se definen las candidaturas que se registrarán en junio y competirán en las PASO de agosto. Si no fuera así, su candidatura sería difícil.

Al mismo tiempo, el expresidente Mauricio Macri da señales claras de no abandonar la posibilidad de su candidatura presidencial, y fue más explícito aún el presidente del bloque de diputados nacionales del PRO, Cristian Ritondo, quien dijo que si Macri se presenta, nadie se presentará a competir con él en las primarias. A ello se suma que María Eugenia Vidal no competirá por la Presidencia si Macri lo hace.

En tercer lugar, está la figura de Javier Milei, que se asume alineado con el modelo de Trump y Bolsonaro que caracteriza el modelo de derecha contestataria en los dos electorados más importantes de Occidente. Su éxito electoral es improbable, pero no puede descartarse.

Además, el humor de la opinión política de los decisores económicos es cambiante en un contexto incierto. Es así como hace tres meses parecían predominar las simpatías por Macri; en noviembre por Bullrich; en diciembre, por una competencia concertada entre Larreta y Massa; y en enero de este año ganó espacio la idea de lo importante es que uno de ellos sea Presidente y el otro jefe de la oposición es lo deseable.

Pero faltan cuatro meses hasta la oficialización de las listas de las PASO y ocho hasta la elección y muchas cosas pueden suceder hasta entonces.

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