La premisa no cambió desde el primer día de mandato, más allá de que empieza a encontrar sus límites. El presidente Javier Milei considera que solo cumplir con lapromesa de eliminar la inflación le otorgará la credibilidad que necesita para fortalecer el proyecto libertario y, con ello, encontrar en las urnas el respaldo social que requiere para encarar la segunda mitad de su mandato con mayor presencia en el Congreso.

Por eso, con el calendario electoral descontando días para el desafío legislativo; el equipo económico agotó los recursos para contener el viento que amenaza con empujar al dólar hacia la orilla norte de la banda cambiaria y agitar las aguas menos turbulentas por las que navegan los precios, como mostraron los datos del primer semestre. De allí la licitación del Tesoro fuera de cronograma para absorber pesos por el desarme de las LEFI que ya no puedan ir al dólar, como la previa resurrección de los pases pasivos y las operaciones del Banco Central en el mercado de futuros.

Pero también el diferimento al reclamo de los representantes ruralistas para una eliminación de las retenciones, así como la pulseada con los gobernadores y la oposición en el Congreso, por leyes y proyectos que, según calculan en la Casa Rosada, podrían arrastrar el ancla de un superávit fiscal que va disminuyendo.

De hecho, el superávit financiero del primer semestre alcanzó al 0,4% del Producto Interno Bruto, algo menor al dato del mismo período del año pasado, debido a un crecimiento del 4,6% en el gasto frente a una caída de 1,7% en los ingresos, rubro en el que los derechos de exportación tributados por el campo forman parte esencial, al punto que solo el mes pasado aportaron más de u$s 1000 millones a la recaudación.

Y según los cálculos del Gobierno, solo el aumento de las jubilaciones le costaría más del doble de ese superávit alcanzado entre enero y junio último. mientras que con el resto de leyes y proyectos que aprobó y plantea la oposición treparía al 2,5% del PBI.

Los números, en ese escenario, no le cierran y mientras se extienden los plazos para aplicar un potencial veto presidencial, a la espera de que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pueda avanzar en negociaciones con las provincias; la preocupación del ministro de Economía, Luis Caputo, pasará por que el movimiento del dólar no complique a la meta de contener los precios. Y que, como viene ocurriendo en gran parte, la suba que registra el tipo de cambio en lo que va del año (22% frente a 15% del Indice de Precios al Consumidor) no llegue al consumidor.

Porque aunque haya logrado quitarla del primer lugar en la lista de preocupaciones sociales en la mayoría de las encuestas y comience, en cambio, a tener mayor peso la pérdida de poder de compra de los salarios, nada desvela más a Milei en clave electoral que llegar a las legislativas con la inflación controlada.