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El desafío de Batakis es capturar para el Tesoro los pesos que lanzó el BCRA

Ante la pregunta de qué cambiará con la nueva ministra, lo que promete el nuevo entorno es que las decisiones van a "fluir" de otro modo. Tiene buena relación con Pesce y los funcionarios de Energía, lo cual no implica necesariamente mayor efectividad.

Las encrucijadas que tiene por delante Silvina Batakis son tan variadas y complejas que resulta difícil enumerarlas. La más crítica no depende estrictamente de ella: es comprobar, finalmente, qué paraguas le aportarán los socios del Frente de Todos.

Martín Guzmán le reclamó durante meses al Presidente que aumente su margen de maniobra en áreas críticas como energía o el Banco Central.

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Ante la pregunta de qué cambiará con la llegada de la nueva ministra, la respuesta que surge a priori es que no habrá reemplazo de funcionarios ni cambios bruscos de política. La diferencia que promete el nuevo entorno es que ahora las decisiones van a "fluir" de otro modo.

La postulación de Batakis fue impulsada por el propio Miguel Pesce, el jefe del Central, que ya demostró que está dispuesto a jugar a su lado en estas horas difíciles, vínculo que no existía con el renunciado Guzmán. El diálogo entre ambos se ha vuelto constante, lo cual no implica que la coordinación se vuelva más efectiva.

La ministra de Economía, Silvina Batakis, tiene buena sintonía con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.

En Energía Batakis prefirió avanzar, dejando atrás la idea de barajar desde cero que impulsaba Guzmán. Darío Martínez y los demás responsables del área ya instrumentaron decisiones de trabajo con la ministra. Les queda por delante ejecutar la segmentación tarifaria, un compromiso asumido ante el FMI y revalidado por el Presidente. A Batakis la ayuda su buena relación personal con Federico Basualdo, el subsecretario de Energía Eléctrica. De nuevo, menores desencuentros no garantizan efectividad de políticas. Pero desactiva la parálisis que tenía la gestión.

El dilema inmediato que tienen Batakis y Pesce es qué hacer con la montaña de pesos que hay en la calle, después de que el Banco Central emitiera 25% más de la base monetaria para sostener la deuda CER.

El Gobierno necesita, imperiosamente, que una parte de ellos se vuelque a nueva deuda doméstica, ya que el FMI controlará que la asistencia directa del BCRA al Tesoro no supere 1% de PBI. Pero los inversores se resisten a alimentar el circuito.

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La AFIP también debería colaborar, cobrando más impuestos. Su desafío es que no viene mal con ese objetivo: en junio la recaudación subió 82%, acumulando 22 meses de alzas por encima de la inflación (fenómeno que no se observa desde 2012). La presión tributaria nacional ronda 30%, similar a la de Brasil y Uruguay. Por eso incrementó sus acciones de inteligencia tributaria, buscando frenar las elusiones en el comercio exterior que crecen al amparo de la brecha.

Batakis, que ya tiene equipo, debe moverse rápido. Esta vez cabe esperar que la política sume, y no reste.

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