ENFOQUE

¿Qué debería pasar para que el dólar vuelva a ser el principal protagonista de 2019?

Estudiar los hechos más relevantes que se produjeron con anterioridad a cada corrida cambiaria registrada en 2018, permitiría tomar dimensión sobre qué contexto debería observarse en este nuevo año para el tipo de cambio. Para ello, es necesario remontarnos a los últimos días de abril de 2018 cuando, en un contexto de una credibilidad hacia las políticas monetarias y cambiarias que se estaba debilitando, comenzó una fuerte corrida hacia el dólar motivada principalmente por la reglamentación del impuesto a extranjeros por la renta financiera. La implementación del mencionado impuesto generó un desarme masivo de posiciones en pesos y compra de dólares para llevarse los fondos de vuelta a su país.

Buscando frenar la inestabilidad generada y tras haber utilizado gran cantidad de reservas sin éxito para intentar contener al dólar, el BCRA decidió mostrar su poder de fuego colocando órdenes de venta por u$s 5000 millones a $ 25. De esta forma, logró su objetivo pero, con un alto riesgo de continuar perdiendo valiosas reservas. Era necesario mostrar algún cambio en la estrategia para ganar credibilidad.

Días después, el 7 de junio de 2018, se anunció el primer acuerdo con el FMI que entre sus requisitos exigía que el dólar fluctúe libremente, obligando al Banco Central a retirar esa orden de venta de U$D 5.000 millones. Una semana después, ya con una gestión muy desgastada, Federico Sturzenegger renunció a la presidencia del Banco Central.

Tras la asunción de Luis Caputo al frente de la autoridad monetaria, se comenzaron a tomar medidas alineadas con algunos requisitos del FMI, logrando estabilizar el tipo de cambio hasta el mes de agosto. En ese momento, un hecho externo dio inicio a una nueva corrida: una devaluación de 20% de la lira turca arrastró las monedas de los otros países emergentes, entre ellos, Argentina. Todo impacto que se genera en las economías emergentes, suele amplificarse en nuestro país.

El 13 de agosto, el BCRA decidió anunciar su programa de cancelación de Lebac para fines de 2018. Utilizadas como instrumento de política monetaria, las Lebac habían alcanzado un stock que superaba a la base monetaria, generando una gran incertidumbre entre el público inversor acerca de cómo se iba a llevar adelante ese programa de cancelación.

Durante algunas semanas muchos rumores indicaban que el BCRA canjearía las Lebac por algún bono o que volcaría el dinero directamente al mercado, generando expectativas de devaluación muy fuertes. Al mismo tiempo, para frenar tales expectativas, el BCRA anunció un incremento en la tasa de política monetaria desde el 40% hasta el 45% que no logró el efecto buscado.

Así comenzó el peor escenario de inestabilidad cambiaria con una nueva corrida que llevó al dólar a superar los $ 42 hasta que, el 25 de septiembre de 2018, por segunda vez en el año, se produce la renuncia del presidente del BCRA, asumiendo esta vez Guido Sandleris.

El flamante presidente explicó las principales características del nuevo esquema monetario y cambiario, implementando un control de agregados monetarios a través de un objetivo de crecimiento nulo de base monetaria. Por su lado, la nueva política cambiaria comenzó a basarse en un control de bandas entre las cuales el tipo de cambio podría fluctuar libremente, fijando una banda superior y una banda inferior de no intervención, con crecimiento del 3% mensual hasta el mes de diciembre. Según este esquema de bandas, vigente actualmente, si la cotización de la divisa se ubicara por debajo de la zona de no intervención, el BCRA podrá comprar dólares mientras que, si se ubicara por encima de la banda superior, venderá hasta u$s 150 millones diarios.

Como resultado de la volatilidad registrada tras esta serie de eventos destacados, el año 2018 finalizó registrando una suba del dólar de 103,77%, pasando de $ 18,55 a $ 37,80. Así, las inversiones en moneda norteamericana resultaron las de mayor rendimiento en el año.

Ya con un tipo de cambio nominal alineado a valores históricos de tipo de cambio real, 2019 comenzó presentando un panorama de mayor estabilidad hasta el punto que el precio del dólar llegó a ubicarse por debajo de la banda inferior, motivo por el cual hubo compra de divisas por parte del Banco Central.

Los principales motivos que podrían desestabilizar a la moneda se vinculan a un incumplimiento de las metas fiscales acordadas con el FMI, así como la exposición a nuevos shocks externos.

Respecto a las metas fiscales son complejas pero alcanzables. Los impulsos provenientes de una buena cosecha y del comercio con Brasil que tendría buen crecimiento en 2019, podría simplificar el cumplimiento del objetivo. Lo contrario, dificultarlo.

Los shocks externos, en gran medida pueden ser sorpresivos, sin embargo, con la información actual, uno podría anticiparlo como proveniente de desequilibrios en la economía de Estados Unidos principalmente, seguido de tensiones comerciales de ese mismo país con China. En menor medida, la influencia negativa podría venir de Europa, producto del Brexit.

Analizando estimaciones de los principales actores del mercado, se podría proyectar una depreciación para 2019 que se ubique en un rango entre 29% y un 35%. De todas formas, es importante no perder de vista que nos encontramos en un año electoral en el que las expectativas podrían variar según como se perfile el resultado de las elecciones.

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