Pensamiento literal: las 4 soluciones más efectivas para debatir sin discutir en tu trabajo
La literalidad llevada al extremo es fatal para la comunicación y el liderazgo en el trabajo. Qué hacer si vos, tu jefe o tu equipo se toman todo al pie de la letra. Cómo cambiar para evitar discusiones y reacciones.
¿Te pasó que publicás algo en una red social e, inmediatamente, tu comentario es descuartizado e interpretado tan literalmente que se pierde la intención, el sentido del humor e incluso lo más importante del tema que quisiste compartir?
La literalidad llevada al extremo es fatal para la comunicación. Ocurre cuando las personas aceptan sólo el significado palabra por palabra y al pie de la letra de lo que escuchan o leen. Y algo peor: no soportan un matiz de pensamiento, metáfora, analogía o visión que no coincidan con su opinión. Entonces, la estrechez mental se traduce en actitudes reactivas e intolerantes.
Como dice la frase de Albert Einstein: "La mente es como un paracaídas: solo funciona si se abre".
por qué es un problema ser demasiado literal
La comunicación humana no puede ser lineal porque tiene una rica estructura. Lo que se dice se complementa con el análisis, la metáfora, la analogía, el pensamiento lateral, el sentido figurado y la interpretación empática. Por eso, cuando se responde reactivamente se reducen notablemente las posibilidades de entendimiento, donde reside la riqueza de la vida.
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Desde luego, hay situaciones que necesitan ser encaradas con literalidad, es decir, ser explícito, preciso y puntilloso. Ahora bien: si siempre sos literal, es señal de que tu flexibilidad mental y capacidad intelectual son limitadas. Y eso te hace un líder tóxico.
Para cambiar el modelo mental y no 'morir' de literalidad, tenés que estimular el hemisferio derecho y desarrollar tus habilidades 'blandas' como la empatía, la sensibilidad, las emociones, la contemplación, la creatividad, la innovación y el pensamiento metafórico.
Esta adecuación de las funciones cognitivas te permitirá incorporar la flexibilidad mental necesaria para poder interpretar a los demás, e incluso enriquecer tu forma de vincularte.
Las 4 soluciones más efectivas para no 'morir' de literalidad
1- Evitá reaccionar en automático ante ideas que te chocan
Sin que esto signifique que vas a traicionar tus principios, podés simplemente detenerte unos segundos a pensar a partir de estas preguntas o disparadores:
- ¿Qué está queriendo expresar esta persona/idea que escucho, leo o percibo
- ¿Qué parte mía quiere reaccionar? ¿Por qué y para qué reaccionaría?
- ¿Cuál es el resultado que quiero lograr al reaccionar en automático?
- ¿De qué forma puedo contribuir en un sentido positivo en este momento?
Este simple acto te lleva directo al pensamiento crítico para analizar mejor lo que sucede y elegir cómo proceder.
2- Leé mucho, especialmente novelas, y animate a debatir en vez de discutir
Las novelas son una fuente inagotable de recursos metafóricos, analogías, riqueza de lenguaje conceptual y distintos recursos que irás incorporando para ampliar tu diccionario racional y emocional.
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En cuanto al debate, siempre es enriquecedor conectar con otros que piensen distinto. Se requiere valor para considerar los puntos de vista que no son propios, elegir cuáles aceptar o incluso incorporar a tu caja de herramientas comunicacionales.
3- Evitá calificar todo como correcto o incorrecto
Alguien con pensamiento literal suele hacer juicios y emitir sentencias rápidamente porque todo lo que no puede resignificar en milésimas de segundo en su esquema mental prevalente le resulta disruptivo, les produce ruido interno y por eso lo rechaza.
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Si evitás calificar, opinar y refutar absolutamente todo lo que no entra en tu modelo mental basado en la literalidad, vas a salir del modo automático. Acordate: no significa que adhieras ni justifiques las posturas diferentes, pero siempre vas a salir ganando si entendés cómo piensan, hablan o actúan los demás.
4- Animate a salir del modo analógico
Tené en cuenta que el cerebro procesa la información en forma analógica: es una estructura de experiencias que se conectan con los conocimientos que incorporaste. Entonces, si le das significado al mundo exclusivamente en base a eso, vas a tender a descartar, rechazar, refutar o juzgar.
Por eso, el desafío es generar mejores conexiones -neuronales y humanas- que te permitan salir de tu esquema habitual de pensamiento al enriquecerte con las visiones ajenas.
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