El pan dulce volvió a ocupar un lugar central en la estrategia comercial de las marcas de cara a fin de año. Con aumentos de precios cercanos al 50% interanual, cafeterías, restaurantes y cadenas de gastronomía avanzaron con propuestas bajo marcas propias, distintos posicionamientos de precio, escalas de producción y cambios en la presentación.

En el restaurante español Plaza Mayor, el precio del típico pan dulce de un kilo aumentó en el último año de $25.000 hasta $36.000, en línea con la evolución de los costos del sector.

“Tuvimos que aumentar los precios porque los insumos subieron mucho, sobre todo los commodities. La almendra, por ejemplo, se pagaba alrededor de u$s 8 el kilo y hoy está en 15 dólares”, explicó Federico Yahbes, gerente e hijo del dueño del local.

Aún así, en el restaurante buscaron moderar el traslado a precios. “Intentamos contener el precio, pero si no lo ajustábamos, se iba a trasladar todo al producto final”, señaló Yahbes. En términos comerciales, la demanda comenzó a sentirse con mayor fuerza en las últimas semanas. “Después del último fin de semana largo empezó a moverse más, sobre todo porque hubo mucho turismo del interior. Los fines de semana es cuando más se vende”, afirmó.

Un escenario distinto se observa en Atalaya. La producción propia de pan dulce permitió a la compañía sostener precios y mejorar el volumen de ventas frente al año anterior. La empresa comenzó a vender su pan dulce a principios de noviembre a un precio de $ 39.000 el kilo, frente a los $ 30.000 del año pasado. La suba, explica Juan Ignacio Castoldi, vicepresidente de Atalaya, responde en buena medida a un cambio en el packaging -una nueva presentación- además del impacto de la inflación y del aumento de los insumos.

“Es una receta tradicional de la empresa que ya hace años que la preparamos para el público”, señaló. En términos de volumen, la temporada muestra un saldo positivo: la compañía proyectaba vender 3500 unidades y ya superó el 80% de ese objetivo, tras duplicar la producción respecto del año anterior.

Por su parte, la pizzería Kentucky lanzó el “Pan Dulce Kentucky”, de 1 kilo que cuesta $ 34.000. Está horneado a leña y hecho con almendras, castañas de cajú, nueces, higos, cerezas y fruta abrillantada.

En paralelo, las grandes marcas argentinas sostienen una estrategia de precios segmentada por formatos. Havanna, por ejemplo, comercializa su pan dulce de dulce de leche con chips de chocolate a $ 19.900 en la versión de 600 gramos y a $ 29.900 en el formato de un kilo, apuntando a distintos perfiles de consumo.

Betular Pâtisserie comercializa su pan dulce a $ 56.000, con venta a través de su tienda online y en su local de Villa Devoto. La elaboración se aparta del formato clásico: se trata de una versión a base de cacao, con avellanas, naranjas confitadas y chocolate semiamargo.

Una lógica similar adopta Maru Botana, que ofrece dos alternativas bajo su marca. Una versión de chocolate con chips y cobertura glaseada; y otra con frutos secos, frutas abrillantadas y garrapiñadas. Ambos productos, de un kilo, se comercializan a $45.000 y están disponibles tanto en sus locales como en la tienda online.