Esta empresa que encuentra materia prima donde otros ven basura

Hoy hablar de reducir residuos, de reutilizar y de reciclar es materia corriente. Pero esto no era tan usual hace 20 años, cuando nació Amiplast de la mano de, justamente, tres amigos que entendieron antes que nadie que el futuro estaba muy relacionado con el reciclaje. Ellos fueron pioneros en la economía circular en Argentina, cuando ni siquiera el concepto existía en nuestro país. Y juntos impulsaron un modelo de negocio que hoy es, además de rentable, socialmente comprometido y con fuerte intervención en la educación.

La planta de Amiplast, ubicada en la localidad de Ensenada, funciona también como centro de divulgación de una metodología sustentable que consiste en reutilizar el plástico y generar conciencia para lograr que cada material sea reutilizado, disminuyendo así los desperdicios y basura que va a parar, innecesariamente, a los basurales. 

El proceso completo de trabajo consiste en distintos pasos que permiten convertir los plásticos ya utilizados en nueva materia prima: para esto se los lava, luego pasan por molienda, estución y finalmente el paleteado y embolsado para salir a la venta. Incluso, con el excedente de todo este proceso se realizan films, que es la materia prima para hacer bolsas.

Desde Amiplast creen que la circularidad crea oportunidades en todos los sentidos. Puertas adentro, la empresa logró integrar a sus distintas generaciones y hacer que convivan y se potencien la experiencia y conocimientos de unos y otros (desafío nada fácil en las empresas familiares). Y en su vínculo hacia la comunidad, tienen un sistema de puertas abiertas para que recibe a semanalmente a empresas y organizaciones que quieren capacitarse sobre Economía Circular.

Ver la oportunidad y animarse a innovar

Los tres socios fundadores de Amiplast, Rolph Jojanes (ya fallecido), Oscar Roig, actual presidente, y Reynaldo Marguliz, actual vicepresidente, comenzaron con poco conocimiento del sector pero mucho camino recorrido y, sobre todo, kilómetros de experiencia en emprendedurismo en Argentina y capacidad de mirar en perspectiva. Una de las frases de cabecera de Marguliz es, justamente: "Yo he hecho cosas en las que quizás otros no se meten por la complejidad que implica". Este espíritu de innovación fue necesario para sentar las bases de una actividad algo desconocida en aquel momento. 

"Jojanes estaba involucrado en el proceso de recuperación de los cajones de Quilmes y de yogures de La Serenísimas. Tenía un sistema que los rompía y los volvía a hacer, en definitiva era una forma incipiente de reciclado. Fue ahí que empiezan a advertir que existía una necesidad y la llevaron a otras dos grandes empresas como Dow y Petrocuyo", explica José Marguliz, hijo del socio fundador, y actual director de la empresa, y agrega "ahí vislumbraron la idea de circularidad, y decidieron ampliarla y llevarla a algo más grande". 

En aquel momento, como incluso sigue pasando en la actualidad, existían muchos recicladores, pero lo que faltaba era generar la industria del recuperado, llevar la actividad a un nivel industrial. Hoy, el avance en el conocimiento social y corporativo existe, aunque se necesita aún mayores esfuerzos y compromisos para lograr que todos los actores involucrados (incluso consumidores) conozcan su importante fundamental en toda la cadena que hace posible la circularidad del plástico.

El legado continua

Los fundadores de Amiplast hoy tienen 78 (Roy) y 92 (Marguliz) años y continúan activos en sus posiciones. Con un alto nivel de involucramiento lograron traspasar el legado a sus respectivos hijos haciéndolos parte de una premisa central: con el aporte de todos se generan oportunidades de crecimiento de todo tipo, económicos, ambientales y sociales. Y una de las premisas clave que impulsó a la empresa fue justamente la de interactuar y sumar fuerzas y voluntades. 

Tanto es así que Marguliz creó y preside a una de las cámaras más importantes del sector, Cairma. "En su momento había cruces entre las distintas cámaras del plástico y la de los envases, y mi padre vio que era necesario crear la propia: una que reúna a la industria recicladora del plástico", detalla Marguliz hijo.

La visión central que sostiene a todo el negocio es la de generar alianzas. "Cuando mi padre se dedicaba al sector de la madera era algo que también sucedía, la necesidad de crear alianzas para vender los excedentes (aserrín) a otros que podían aprovecharlo. Pensemos que hasta ese momento la gente pagaba para que se lo lleven porque sino corrían el riesgo de que se prenda fuego su planta", explica José Marguliz. Y así se fue gestando en el ADN de estos empresarios la idea de unir expertice y alianzas, hasta llegar a la industria del plástico con ese mismo conocimiento. "Mi padre incluso tiene conocimientos sobre química que sumó también a este camino de experiencia, trabajando en fábricas de resina para aglomerados y hasta llegó a crear en 1982 una petroquímica de la mano de otros grandes internacionales", apunta el director de la empresa y resalta así la importancia del conocimiento trasversal en la construcción de una cadena de circularidad que conecte a los distintos extremos de las cadenas productivas.

Siempre hay un desafío

Hoy la empresa está integrada por 90 personas y logró una facturación anual (en el último año) de $ 1.600.000. Si bien tiene una capacidad instalada para procesar 1000 toneladas por mes, explica Marguliz que "actualmente estamos en sub producción, un 30% por debajo de lo que podríamos producir, porque no logramos encausar del todo la gestión de la calidad, cercanía y frecuencia de recepción de materia prima que quisiéramos". 

Es por eso que destacan la importancia de seguir educando en temas de separación para el reciclaje, porque aún mucho material sigue llegando como desperdicio a los espacios de disposición final de Ceamse. Lograr una mejor gestión es uno de los grandes objetivos de Amiplast ."Todo junto es basura, pero si lo separás, tenemos materiales, es un valor y más vida útil", explican.

Aunque, como en todos los sectores, la empresa enfrenta la dificultades relacionadas al tema precios que, en el caso del reciclado, es aún mayor  como ellos mismos explican: "se entiende que si es reciclado tiene que ser más barato, porque no hay una valoración real del reciclado y la función que cumple. Así que el valor de la materia prima virgen siempre es un límite para nosotros". 

Concientizar para el cambio, de eso se trata la tarea del reciclaje. Además de esto, la empresa avanza también en su compromiso social: recibió recientemente un premio por ser una organización con perspectiva de género. 

Eugenia Roy, hija del fundador y también directiva de la empresa, participa de la red MIA (Mujeres Industriales Argentinas) y asistirá a un evento en Italia para explicar su compromiso con los Objetivos para 2030. Y como la evolución es continua y siempre se puede mejorar, Amiplast también desea certificar como Empresa B y sigue sumando innovación a su trabajo de cada día para lograrlo.

Alianzas que potencian

En la transición hacia una economía circular, la educación es uno de los eslabones fundamentales, por eso desde Ecoplas, asociación especializada en plásticos y medio ambiente, comparten su experiencia de trabajo colaborativo con Amiplast. Verónica Ramos, directora ejecutiva de la Asociación, comparte que "desde muchos sectores estamos abocados a difundir la economía circular y nuestra organización trabaja colaborativamente con Amiplast hace muchos años. Juntos articulamos acciones claves como el Piloto de reciclado de bolsas y films plásticos, ensayos de reciclado de materiales, intercambio de información técnica, así como para la elaboración del Índice de Reciclado plásticos de Argentina, integración al Directorio de Recicladores plásticos de Ecoplas, capacitaciones, visitas y charlas técnicas, entre otras. Todas estas acciones concretas nos permiten difundir ideas, abrir nuestra experiencia y seguir trabajando en esto que es tan necesario en nuestro país".