Una investigación científica pone en duda que los ojos celestes sean realmente de ese color

Una investigación científica publicada en Human Genetics en 2008 ha planteado una interesante hipótesis que pone en duda la percepción común sobre el color de los ojos celestes. 

Este estudio sugiere que el color de los ojos no es lo que pensamos: en lugar de ser un pigmento azul, lo que realmente ocurre es una ilusión óptica. 

A través de un fenómeno físico específico, los ojos celestes parecen ser de un color que no se origina en un pigmento real, sino en la dispersión de la luz. 

¿Por qué los ojos celestes no son realmente de ese color?

El color de los ojos celestes es en realidad el resultado de un fenómeno físico y no de un pigmento azul específico. Este fenómeno se conoce como el efecto Tyndall.

La baja cantidad de pigmento en los ojos de personas con iris claro permite que la luz se disperse de manera diferente, lo que refleja más las longitudes de onda cortas, como el azul. Este efecto es lo que causa la ilusión de que los ojos son azules, cuando en realidad el color es una distorsión de la luz.

A continuación, se describen los factores que intervienen en este proceso:

• Poca melanina: los ojos celestes tienen una baja cantidad de melanina en el iris, lo que permite que la luz se disperse de manera diferente.
• Dispersión de la luz: la luz se dispersa al pasar a través de las estructuras internas del ojo, creando el efecto de color.
• Ondas cortas de luz: la luz azul, debido a su longitud de onda corta, es dispersada más que otros colores, lo que hace que el ojo se vea azul.

Este conjunto de factores genera la ilusión óptica que hace que los ojos se vean celestes, cuando en realidad es el efecto de cómo la luz interactúa con las partes del ojo.

¿Cómo influye la genética en la apariencia de los ojos celestes?

La aparición de los ojos celestes no solo depende de los efectos físicos en la dispersión de la luz, sino también de una mutación genética que ocurrió hace miles de años. 

Según investigaciones de Hans Eiberg, científico de la Universidad de Copenhague, hace unos 10.000 años se produjo una mutación en el gen OCA2, el cual es clave para la producción de melanina en el iris. 

Esta mutación alteró la capacidad de los seres humanos de generar pigmentos oscuros, lo que permitió la aparición de ojos más claros, como los celestes.

Este cambio evolutivo en el gen OCA2 permitió que algunas personas desarrollaran ojos con menor cantidad de melanina. 

Si bien los ojos celestes son ahora más comunes en ciertas poblaciones, como las de Europa del Norte, el rasgo genético del ojo claro es una herencia que se distribuye de forma desigual según la región geográfica. 

Este patrón de herencia se mantiene en la actualidad, donde los ojos oscuros siguen siendo los más comunes en el mundo, pero la variabilidad genética en el color de los ojos ha aumentado gracias a este cambio en la genética humana.