Llegó a lo más alto del BCRA, pero dejó todo para salir a la Bolsa en Nueva York con uno de los bancos más grandes del país
Alejandra Naughton tiene una de las carreras más destacadas en el mundo de los bancos. Luego de 25 años en el Banco Central, donde llegó al cargo de Subgerente General, la posición más alta a la que se puede aspirar sin contar los cargos políticos, pasó al mundo privado. Fue CFO del Grupo Supervielle y llevó a la empresa a cotizar en la bolsa de Nueva York y Buenos Aires. Hoy es miembro del directorio.
El año pasado, el directorio del Grupo Supervielle le dio la bienvenida a Alejandra Naughton, quien se sumó con su silla luego de una carrera con la que pocos en el mundo financiero se atreverían a soñar y con saltos que aún menos se atreverían a dar.
Yendo algunos capítulos más atrás, el recorrido de Naughton empezó en el Banco Central, al que entró con solo 19 años a través de un concurso público para peritos mercantiles. Mientras, estudiaba Economía en la Universidad de Buenos Aires y fue creciendo hasta llegar al puesto de Subgerente General, la posición más alta a la que se puede aspirar en la carrera profesional técnica.
Pero, después de 25 años y habiendo alcanzado su techo, en vez de acomodarse en esa posición decidió reinventarse y renunció para probar suerte en el mundo privado. Así, en 2008, entró al Banco Supervielle y 2011 se convirtió en CFO del grupo, posición con la que le tocó gestionar la salida a las bolsas de Buenos Aires y Nueva York de la empresa. "Es algo así como un hito con el que uno nunca sueña porque no te puede pasar eso, como es tan improbable nadie se lo propone", reflexiona.
Hoy, desde su posición de directora valora poder tener una mirada holística del negocio. "Al cabo de un tiempo uno empieza a sentir el peso de lo especializadísimo que es el reporte financiero. Estás todo el tiempo atado al reporte trimestral, a la presupuestación, al control de gestión...Como CFO es tu responsabilidad, pero es estar todo el tiempo con los dedos en el enchufe y muy orientado a ese tipo de cuestiones que no te dejan tener una perspectiva. Y desde el directorio tenés una posibilidad más amplia que me encanta porque soy una convencida de que estamos en un mundo cada vez más complejo que va a requerir de menos especialistas y más generalistas", define.
Es que para Naughton, la diversidad no solo pasa por incorporar géneros o edades, sino también especialidades. Y para sacar el máximo provecho a esa amplitud de miradas, pide hacer foco en el desarrollo de las habilidades blandas: "Todo se va entrelazando y requiere pensar cómo lo tuyo interactúa con lo del otro. Estamos navegando aguas de enorme complejidad y eso requiere de interacción con todos", analiza.
Naughton se hizo un lugar en un sector donde es difícil, por ejemplo, encontrar CFOs mujeres, y para la economista resulta paradójico: "En el mundo las CFO mujeres suelen conseguir tasas de financiamiento más competitivas que las de los hombres, porque los bancos confían más en la gestión y el compromiso de una mujer. Está demostrado que hacemos un buen trabajo, pero no le escapamos a las generales de la ley. Un CFO es una posición que forma parte de una compañía del mundo corporativo, donde no es fácil abrir camino a mujeres", comenta y menciona que las razones detrás tienen que ver con sesgos y hasta prácticas del día a día donde las decisiones se toman, muchas veces, fuera de las mesas de reunión.
"Por otro lado, nosotras tenemos que creernos que podemos, eso también es un tema a trabajar. Cuando ves este tipo de compañías financieras o bancarias en términos generales tenés un 50-50 entre hombres y mujeres, da la sensación de que las compañías estamos equilibradas. Pero cuando empezás a hacer cortes a nivel jerárquico está desequilibrado. No solo hay techo de cristal: tenés paredes de cristal, que hacen que la mujer piense "estas tareas son para nosotras y estas otras no", y pisos pegajosos, que hacen que te quedes donde estás".
"Todo se va entrelazando y requiere pensar cómo lo tuyo interactúa con lo del otro. Estamos navegando aguas de enorme complejidad y eso requiere de interacción con todos"
Y la paradoja de las brechas también se traslada a la educación financiera, en donde las mujeres se llevan la peor parte. Y para la economista eso tiene que ver tanto con las causas estructurales de manejar las finanzas en la Argentina como con lo inherente a las problemáticas de género. "Tenemos problemas como inflación crónica, y por eso la educación financiera en la Argentina es muy compleja. Y en el caso de las mujeres se suma que tradicionalmente la plata es manejada por los hombres, una creencia medio loca porque las mujeres tenemos mucho mejor performance de pago", explica y aclara que esa misma razón hace que desde el mundo financiero estén trabajando en más productos para ese segmento que, a la vez, demanda mejor información.
"La morosidad en créditos es mucho más baja que en los hombres, y eso es lo que incentiva el diseño de productos específicos. Es un tema que estamos aprendiendo y tenemos que ser capaces de explicar las condiciones de las líneas de préstamos para que las mujeres se sientan seguras".
Aun siendo consciente de todas estas problemáticas, Naughton todavía admite que a ella misma le cuesta convencerse del lugar y el mérito que tiene, lo que la lleva a prepararse el doble cada vez que tiene que asumir un desafío. Pero a pesar de eso, invita a dar el salto: "No hay que perder la adrenalina", aconseja.
La versión original de esta nota se publicó en el número 335 de revista Apertura.
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