Quién es Rishi Sunak, el nuevo primer ministro del Reino Unido
Tras la renuncia de Liz Truss, el exministro de Finanzas se aseguró el apoyo de la mayoría de los conservadores y quedó como único candidato a liderar el partido luego de que Penny Mordaunt se bajara de la carrera.
Rishi Sunak ha vuelto a saltar a la cima de la política británica. El mes pasado, sus perspectivas se desplomaron al ser derrotado por Liz Truss en la carrera por el liderazgo tory [conservador]. Fue expulsado del gabinete y se vio obligado a desmentir rumores de que abandonaría Westminster, tal vez para trabajar en Estados Unidos.
Pero las advertencias de Sunak sobre los recortes de impuestos sin financiación de Truss demostraron ser proféticas más rápidamente de lo que podía esperar. Tras vencer a los candidatos rivales entre los diputados tories, ahora será invitado por el rey Carlos a formar gobierno.
Sunak, de 42 años, será el primer primer ministro no blanco de Gran Bretaña, así como el primero con un MBA y un pasado en Goldman Sachs. Políticamente, es una contradicción. Es un conservador de derecha que ha contado con el apoyo del centro y la izquierda del partido.
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Es un Brexiter y un defensor de los puertos libres de impuestos, es más popular que otros tories entre los votantes de 'Remain' [que respaldaban que el Reino Unido permaneciera dentro de la Unión Europea]. Esto tiene mucho que ver con su papel como ministro de Finanzas durante la pandemia de Covid-19, repartiendo miles de millones de libras en subsidios, así como su comportamiento suave y metropolitano. Tras el caos de Truss y Boris Johnson, el atractivo de Sunak es que proyecta competencia.
Criado en Southampton, en la costa sur de Inglaterra, es nieto de inmigrantes indios llegados del este de África en los '60. Su padre era médico y su madre tenía una farmacia. Fue abanderado del Winchester College, un colegio privado de élite, y luego estudió filosofía, política y economía en la Universidad de Oxford.
Al principio parecía que le gustaban más los negocios que la política. Pasó tres años en el sector de capital privado de Goldman, hizo un MBA en Stanford y luego trabajó como analista para los hedge funds TCI y Theleme Partners. En Stanford conoció a su futura esposa, Akshata Murty, hija de Narayana Murthy, multimillonario fundador de la empresa Infosys.
En 2014, Sunak fue seleccionado como candidato tory para el escaño seguro de Richmond, en Yorkshire del Norte, con el apoyo del diputado saliente y antiguo líder del partido, William Hague. Como sureño y abstemio hindú que no come carne vacuna, se enfrentó al escepticismo local, pero fue elegido diputado en 2015. Apoyó al 'Leave' [salir de la UE] en el Brexit, pero era demasiado joven para tener un impacto en la campaña.
Sunak no se rebeló contra el acuerdo del Brexit de Theresa May, su pragmatismo aparentemente salió a relucir. Su ambición era evidente para todos. Su ruptura ministerial se produjo después de que apoyara a Johnson para el liderazgo tory. Fue nombrado adjunto del ministro de Finanzas, Sajid Javid, y cuando Javid renunció en 2020, en medio de una lucha de poder con el entonces jefe de gabinete de Downing Street, Dominic Cummings, Sunak dio un paso al frente.
Su reto inicial como ministro fue encontrar subas de impuestos para pagar el gasto de Johnson. En pocas semanas se enfrentó a una pandemia. Parecía notablemente imperturbable. Anunció la financiación con gráficos elegantes y autografiados. Entre sus medidas más destacadas se encontraban el plan de permisos y Eat Out to Help Out [comer afuera para ayudar], una popular subvención para comer en restaurantes en el verano de 2020, que no incluía incentivos para comer al aire libre y que después fue señalada como disparadora de la segunda ola de Covid en el Reino Unido.
En un gobierno que se deleitaba en golpear a los funcionarios, Sunak era un ministro respetado por sus funcionarios. Los aliados afirmaron más tarde que no se había tomado unas vacaciones durante sus dos años como ministro. "He sido un marido y un padre terrible durante los dos últimos años. Así de simple", dijo en 2022.
A medida que la pandemia retrocedía, la imagen de teflón de Sunak se fue rayando. A pesar de su elegancia, puede parecer geek y poco empático. Es un poco obsesivo de Star Wars y Coca-Cola. Fue fotografiado trabajando con una taza de viaje calentada que se vendió por casi 200 libras. En abril de 2022 admitió que había tenido la green card estadounidense [para residir legalmente en ese país] hasta el año anterior, y que su esposa se había beneficiado del estatus de no domiciliada, lo que le permitía evitar el pago de impuestos en el Reino Unido por sus ganancias en el extranjero, mientras él era ministro. Ella aceptó pagar impuestos en el Reino Unido.
Los escándalos en torno a Johnson también complicaron a Sunak. Cuando el primer ministro difamó falsamente al líder laborista Sir Keir Starmer por no haber procesado al pedófilo Jimmy Savile en un cargo anterior, Sunak se distanció suavemente: "Yo no lo habría dicho", dijo. Pero no renunció por las fiestas de Downing Street durante el confinamiento. De hecho, él mismo fue empañado, pagando una sanción de 50 libras por asistir a la fiesta de cumpleaños de Johnson en la sala del gabinete.
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Mientras tanto, con los impuestos en el nivel más alto de los últimos 70 años, se retrasó un discurso conjunto planeado por Sunak y Johnson, en medio de informes de que estaban en desacuerdo sobre la política. En julio de 2022, a medida que aumentaban los escándalos, Sunak renunció al gabinete, minutos después de que Javid, entonces secretario de Salud, hiciera lo mismo. "El público esperaba, con razón, que el Gobierno se manejara de forma adecuada, competente y seria...Creo que vale la pena luchar por estas normas", le escribió a Johnson en su carta de renuncia. Añadió que sus enfoques de la política fiscal eran "fundamentalmente demasiado diferentes".
Johnson renunció dos días después, y sus partidarios no perdonaron el papel de Sunak en su caída. En la posterior contienda por el liderazgo, el exministro prometió a los miembros tories conservadurismo fiscal y "una conversación adulta en la que pueda decir la verdad". Fue un error estratégico: los miembros del partido no parecían querer oír hablar de las duras realidades y optaron, en su lugar, por el alboroto de Truss y los recortes de impuestos. Sunak era el candidato más popular entre los legisladores, pero las encuestas indicaban que perdería la segunda vuelta contra todos sus rivales.
Intentó recuperar el terreno perdido con Truss en su único debate cara a cara en la BBC. "Su propio asesor económico ha dicho que sus planes significarían que las tasas de interés tendrían que subir hasta cerca del 7%", le dijo a ella, antes de decirle a la audiencia: "Piensen en lo que eso significa para todas sus hipotecas". Pero sus constantes interrupciones resultaron ser mansplaining, y de hecho acabaron con sus esperanzas de ganar la contienda por el liderazgo.
Sunak también prometió revisar o derogar las 2400 leyes comunitarias retenidas en sus primeros 100 días como primer ministro. También se mostró crítico de los confinamientos por coronavirus y dijo que los asesores científicos habían tenido demasiada influencia.
Su raza y religión apenas se mencionaron explícitamente en la campaña. Sin embargo, sí se enfrentó a preguntas sobre si se comprometía a permanecer en el Reino Unido, explícitamente en relación con su green card. Algunos observadores se preguntaron si la misma cuestión habría recibido tanta atención si Sunak fuera blanco.
Truss se impuso a Sunak por un margen de 57 a 43, menos de lo que esperaban las encuestas. Cuando Truss asumió el cargo, Sunak se hundió, intentando desprenderse de su imagen de conspirador. Cuando ella renunció, él era el candidato obvio para recoger los pedazos rotos. Recibió el apoyo de los partidarios de la línea dura del Brexit que antes se habían opuesto a él, como Steve Baker y Suella Braverman. Pero algunos parlamentarios tories siguen oponiéndose amargamente, y es probable que socaven sus esfuerzos para abordar la crisis económica del país.
En su primera campaña de liderazgo, Sunak dijo que las decisiones tomadas en los días siguientes marcarían el rumbo de una generación. La cuestión que se plantea ahora es si los errores de Truss lo han hecho, y si ha llegado a la cima demasiado tarde para gobernar sin problemas.
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