Financial Times

Joe Biden y Xi Jinping se reúnen en un esfuerzo por estabilizar las relaciones

La cumbre entre ambos líderes -la segunda personal desde que Biden asumió la presidencia de Estados Unidos en 2021-, se celebra en un contexto de crecientes tensiones comerciales y diplomáticas.

Joe Biden y Xi Jinping están celebrando una cumbre de alto nivel en San Francisco en un intento renovado de estabilizar las relaciones entre Estados Unidos y China tras varios años de tensiones crecientes y una preocupación cada vez mayor por un posible conflicto en torno a Taiwán.

El gobierno estadounidense trató de bajar las expectativas ante la reunión de este miércoles, afirmando que se centraba en gestionar los riesgos de un mayor deterioro de la relación y en prevenir el conflicto, más que en producir resultados llamativos.

"Tenemos que asegurarnos de que la competencia no vire al conflicto", le dijo Biden a Xi al comienzo de la reunión, añadiendo que los países podrían colaborar en asuntos que van desde la inteligencia artificial hasta el clima.

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Xi le dijo a Biden que el mundo había salido de la pandemia, pero seguía sufriendo sus "tremendos impactos". La economía mundial se estaba recuperando, pero su impulso seguía siendo "lento", dijo, y añadió que las cadenas de suministro industrial estaban amenazadas de interrupción y el proteccionismo iba en aumento.

"Todos estos son problemas graves", dijo el presidente chino, pero los dos países deben ser "plenamente capaces de elevarse por encima de las diferencias".

"El planeta Tierra es lo suficientemente grande para que los dos países tengan éxito", afirmó Xi.

Es la segunda reunión en persona de Biden y Xi desde que el presidente estadounidense asumió el cargo en 2021, y se espera que dure cuatro horas. Los mandatarios se reunieron en la finca Filoli, al sur de San Francisco, y almorzaron, en el marco del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés).

Biden y Xi celebraron su primera cumbre hace un año durante la cumbre del G20 en Bali (Indonesia). Pero los esfuerzos por crear un "suelo" común para la relación se vieron frustrados cuando un presunto globo espía chino sobrevoló EE.UU. en febrero.

Se esperaba que los presidentes debatieran una serie de asuntos, incluida la preocupación de EE.UU. por la actividad militar de China en torno a Taiwán y la rápida expansión de su arsenal nuclear. Funcionarios chinos dijeron que la prioridad de Xi era Taiwán, pero que probablemente sacaría a colación los esfuerzos de Biden por restringir el acceso de China a los chips avanzados necesarios para las aplicaciones de IA.

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El vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dijo que Biden plantearía en sus conversaciones con Xi su preocupación por los abusos de los derechos humanos por parte de China, incluido el trato a los uigures en Xinjiang.

"Creemos absolutamente que la situación debe remediarse y que estas personas deben disfrutar de los derechos civiles y humanos", dijo Kirby. "No cederemos en nuestro deseo de que la situación cambie", agregó.

En lugar de cenar con Biden el miércoles por la noche, Xi asistirá a una cena en San Francisco con líderes empresariales estadounidenses, como parte del esfuerzo chino por reducir la preocupación en EE.UU. por invertir en el país.

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Se espera que los líderes lleguen a algunos acuerdos modestos en San Francisco, incluida la reapertura de los canales de comunicación militar que China cerró después de que el entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, visitó Taiwán en agosto de 2022.

China también ha acordado tomar medidas enérgicas contra el flujo hacia los cárteles mexicanos de sustancias químicas utilizadas para fabricar fentanilo, un opioide sintético mortal.

Un alto funcionario estadounidense dijo que el equipo de Biden tenía "expectativas realistas" sobre posibles acuerdos, pero añadió que era importante reunirse para gestionar la relación de forma responsable, en parte para tranquilizar a los aliados estadounidenses.

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En los últimos meses, varios secretarios del gabinete estadounidense han visitado Beijing, en parte como reconocimiento de que Washington necesitaba impulsar un compromiso de alto nivel para reducir la falta de comunicación y explicar adecuadamente las políticas que no gustan a cada parte.

"Es probable que los aliados y socios se sientan un poco aliviados de que EE.UU. pueda disponer de esos canales bilaterales de comunicación y hablar directamente con China sobre los aspectos difíciles de la relación, ya se trate de irritantes temas concretos como los controles tecnológicos o de cuestiones generales como Taiwán y la estabilidad regional", afirmó Emily Kilcrease, experta del centro de estudios Center for a New American Security de Washington.

En los últimos tres años, los aliados de EE.UU. se han alarmado cada vez más ante la posibilidad de un conflicto en torno a Taiwán, a medida que el ejército chino se vuelve más asertivo respecto a la isla y Washington hace más por ayudar a Taipei a defenderse en medio de la creciente presión económica y militar de Beijing.

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EE.UU. y sus aliados también están preocupados por la aceleración de las arriesgadas maniobras de los cazas chinos cerca de sus aviones espía. China ha respondido acusando a EE.UU. de volar demasiado cerca de su costa, una crítica que Washington rechaza porque los aviones vuelan en espacio aéreo internacional.

La preocupación por un posible conflicto en torno a Taiwán ha disminuido en los últimos meses, sobre todo después de que el Pentágono advirtiera a sus altos mandos que dejaran de hacer predicciones públicas sobre cuándo podría China atacar Taiwán. En una visita a Tokio la semana pasada, el general Charles Brown, nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto, dijo que creía que Xi no quería usar la fuerza contra Taiwán si se podía evitar.

Pero los aliados de EE.UU. han querido que la cumbre se celebre para asegurarse de que las potencias se comprometen al máximo nivel y disponen de mecanismos para hacer frente a las crisis. China confirmó la asistencia de Xi hace poco. Quería garantías de que EE.UU. no haría nada que pudiera avergonzar a Xi durante su visita.

Xi no visitaba EE.UU. desde abril de 2017, cuando se reunió con el entonces presidente Donald Trump en su casa de Mar-a-Lago, en Florida. Mientras cenaban esa noche, Trump le informó a Xi de que EE.UU. acababa de atacar Siria con decenas de misiles de crucero.

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