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Elecciones en Estados Unidos: qué le piden los billonarios a Donald Trump

En lugar de respaldar a Kamala Harris, los multimillonarios estadounidenses vuelven a apoyar al hombre que una vez repudiaron.

Con una fortuna que se ha duplicado con creces hasta alcanzar los u$s50 mil millones desde 2021, Steve Schwarzman y sus descendientes podrían gastar un millón de dólares a la semana durante los próximos mil años y aún tener suficiente para otros más. Sin embargo, al cofundador de Blackstone le preocupa tanto que los demócratas perjudiquen la economía que está totalmente a favor de Donald Trump. Y eso a pesar de describir el asalto del 6 de enero "como una afrenta a los valores democráticos que tanto apreciamos". No son tan apreciados, parece.

Sería arbitrario señalar sólo a Schwarzman. Como expone Susan Glasser en The New Yorker, muchos de los multimillonarios que financian a Trump se están teniendo que comer sus palabras. Elon Musk, que ofrece un millón de dólares al día desde ahora hasta el 5 de noviembre en premios de lotería para los nuevos votantes registrados en Pensilvania, instó en una ocasión a Trump a "retirarse y disfrutar los atardeceres".

Nelson Peltz, propietario de un fondo de cobertura con sede en Florida, calificó a Trump de ser humano "terrible". "Voté por Trump en estas pasadas elecciones", dijo Peltz el 7 de enero de 2021. "Hoy me arrepiento de haberlo hecho". Las recientes recaudaciones de fondos de Peltz para Trump son su no-disculpa. Otros incluyen a Harold Hamm, el multimillonario petrolero de Oklahoma, que el año pasado le dijo al Financial Times que quería que Trump acabara con la "división y el caos" y se retirara. Ahora, aparentemente, ese caos vale la pena el riesgo.  

Uno o dos financieros MAGA, en particular Timothy Mellon, vástago de la dinastía radicada en Pittsburgh, nunca dudaron de Trump. El resto ha dejado claro que valoran más la tasa de crecimiento de sus activos que el futuro de la democracia estadounidense. Sin embargo, los años de Joe Biden han sido benévolos con los superricos estadounidenses. El índice S&P 500 ha subido más del 50% desde que asumió el cargo. El patrimonio neto de otros ha aumentado a un ritmo similar al de Schwarzman. Kamala Harris, que se autodenomina "capitalista", es más favorable a las empresas que Biden. Propone un impuesto sobre las plusvalías del 28%, por ejemplo, frente al 39,6% de Biden.

¿Qué tiene Harris que hace que los multimillonarios vuelvan a un hombre al que tantos de ellos han repudiado? Cada uno es multimillonario a su manera. Algunos, como Musk, quieren beneficios desreguladores específicos de Trump. Regulaciones más relajadas para los autos sin conductor de Tesla y más contratos federales para sus satélites Starlink son ventajas obvias. Entre los grandes sponsors de Trump, la fortuna de Musk es la única que ha disminuido durante los años de Biden. Parece culpar de ello al exceso de regulación de los demócratas, no a sus propias decisiones empresariales.

Otros, como Miriam Adelson, viuda del difunto magnate del juego Sheldon Adelson, creen que Trump sería mejor para Israel. A Hamm lo motiva la promesa de Trump de levantar la prohibición de Biden sobre las perforaciones en el Ártico de Alaska y su prohibición de exportar gas natural licuado. El pasado mes de mayo, Trump les pidió a 20 ejecutivos del sector del petróleo y el gas mil millones de dólares a cambio de abrir la temporada de perforaciones. Los u$s14,1 millones que ha recaudado desde entonces ni se acercan a esa cifra. Pero es 10 veces más de lo que Biden y desde entonces Harris han recibido de donantes del sector energético. Del mismo modo, los entusiastas de las criptomonedas, como Howard Lutnick, de Cantor Fitzgerald, quieren que los reguladores dejen de vigilar el bitcoin. También quieren que Trump le impida a la Reserva Federal de Estados Unidos lanzar una moneda digital del banco central. Trump ha prometido añadir al bitcoin al balance de la Fed.

A todos los multimillonarios les preocupa la caducidad el año que viene de buena parte de la Ley Fiscal de Trump de 2017. Sin embargo, su tasa corporativa del 21% es permanente y el impuesto sobre las plusvalías del 20% no se vería afectado. El mayor impacto para los más ricos sería la reducción a la mitad de la exención del impuesto a las sucesiones, hasta u$s13,6 millones. Pero hay una miríada de formas de eludir el impuesto sucesorio. Si Harris gana, casi con toda seguridad tendría que vérselas con un Senado republicano, que bloquearía sus planes de gravar las plusvalías latentes. La diferencia fiscal en la práctica entre Trump y Harris sería de centavos de dólar.

¿Qué es, entonces, lo que hace que los ricos vuelvan a apoyar a Trump? La pieza que falta es la psicología. Cuando se es tan rico como Creso (el legendario rey de Lidia del siglo VI a.C., supuestamente el hombre más rico de la Tierra), la paranoia de perderlo todo se apodera de uno. Cambia la percepción de la realidad. En 2010, Schwarzman comparó los planes de Barack Obama de cerrar la denominada laguna fiscal del interés fiscal - que les permite a los propietarios de fondos de capital de riesgo pagar una tasa impositiva inferior a la de sus secretarias, según las palabras de Warren Buffett - con la invasión nazi de Polonia. Ni la pericia contable ni los conocimientos históricos podrían explicar su extraña analogía.

Otros multimillonarios y muchos ejecutivos le han hecho donaciones a Harris. Su recaudación de casi u$s1 mil millones tan sólo en el último trimestre supera la de Trump desde enero de 2023. Quizá sus donantes valoran más la democracia. Pero quizás también están motivados por la protección de sus activos. El efecto inflacionario de la guerra arancelaria global planeada por Trump y su amenaza a la independencia de la Fed afectaría las ganancias de todos.

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