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Cómo Xi Jinping está rápidamente tomando control de la Bolsa en China

Al utilizar las normas de cotización y negociación para dirigir el capital hacia los sectores que se ajustan a sus prioridades, el líder chino quiere que el mercado esté al servicio del Estado.

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Cuando Jilin Joinature Polymer debutó en la Bolsa de Shanghai el 20 de septiembre, se convirtió en la 200ª empresa que salía a Bolsa en los mercados nacionales chinos este año. En conjunto, han recaudado más de u$s 40.000 millones, más del doble que en Wall Street y casi la mitad del total mundial.

Sin embargo, el índice de referencia del país, el CSI 300, ha bajado un 14% desde enero, tras caer una quinta parte en 2022. Su rendimiento ha sido inferior al de otros grandes mercados, como Japón y Estados Unidos, a medida que aumenta la preocupación por la ralentización del crecimiento económico chino y la crisis de liquidez en el sector inmobiliario.

La inusual situación de un mercado aparentemente estancado que recibe a cientos de nuevas empresas es consecuencia de los importantes cambios políticos que se han producido en Beijing en el último año. El presidente Xi Jinping está decidido a impulsar la inversión en sectores que encajen con sus prioridades de control, seguridad nacional y autosuficiencia tecnológica, y está utilizando los mercados bursátiles para dirigir ese capital con el objetivo de remodelar la economía china.

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Kinger Lau, estratega jefe de renta variable china de Goldman Sachs, afirma: "El viejo manual de cuando hay debilidad en el crecimiento, se estimula el mercado inmobiliario o se construyen infraestructura, eso ya no es relevante". "Mientras tanto, el mercado de ofertas públicas iniciales (OPI) sigue siendo bastante dinámico, y es evidente que existe un incentivo político para dirigir el capital a las áreas que se consideran estratégicamente importantes para China".

Lance Noble, directivo en el banco de inversión CLSA, afirma que el nuevo enfoque se centra en la coordinación descendente de los recursos del Gobierno, la industria, las finanzas, las universidades y los laboratorios de investigación para acelerar los avances tecnológicos y ayudar a reducir la dependencia de China de Occidente.

Sin embargo, poner los mercados al servicio de las prioridades del Estado supone un gran cambio con respecto a administraciones anteriores y a la postura pro-mercado que Xi defendió inicialmente tras convertirse en líder del partido en 2012.

"Estas medidas y reformas chocan con la mentalidad anterior de establecer un mecanismo relativamente orientado al mercado, y hay una enorme brecha entre la orientación política y las expectativas del mercado", afirma Zhang Jun, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Fudan de Shanghai.

Tampoco hay ninguna garantía de que convencer a los inversores chinos en OPI para que respalden con entusiasmo las nuevas salidas a Bolsa, ni de que convencer a los grandes gestores de activos y aseguradoras para que se conviertan en inversores a largo plazo en fabricantes de chips o de vehículos eléctricos, se traduzca en la creación de empleo y riqueza para los chinos de a pie que antes generaban las inversiones inmobiliarias y en infraestructura.

LA GRAN IDEA

Hace aproximadamente un año, Xi dijo a los altos dirigentes reunidos en Beijing que China necesitaba movilizar un "nuevo sistema nacional" para acelerar los avances en áreas estratégicas "reforzando el liderazgo del partido y del Estado en las principales innovaciones científicas y tecnológicas, dando pleno juego al papel de los mecanismos de mercado".

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El llamamiento de Xi a la coordinación de la innovación en los niveles superiores del Gobierno se produjo tras una serie de desastrosas inversiones de capital riesgo en fabricantes regionales de chips por parte de los gobiernos locales y las acusaciones de corrupción en el Fondo Nacional de Inversión en la Industria de Circuitos Integrados (NICIIF, por sus siglas en inglés), un actor clave en la estrategia de chips de China.

En general, el NICIIF había intentado equilibrar los objetivos políticos con el rendimiento de las inversiones, reinvirtiendo los beneficios en toda la industria. Pero ha sido criticado por financiar con frecuencia a empresas de diseño de chips rentables y de bajo costo, sin ayudar a los fabricantes chinos de chips de gama alta a alcanzar a sus rivales coreanos, taiwaneses y extranjeros.

Noble dice que las referencias de alto perfil a este "nuevo sistema de nación entera" en los discursos de Xi y los artículos publicados en las principales revistas del Partido Comunista fueron "claramente señales intermitentes de que se trata de una gran prioridad... y muy importante en términos de cómo será el futuro de la ciencia y la tecnología de China".

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Mientras que Mao Zedong cerró las bolsas chinas, Xi quiere utilizar los mercados de valores nacionales para reducir la dependencia del desarrollo inmobiliario y de infraestructura para impulsar el crecimiento. Pero su "nuevo sistema nacional" da prioridad a la política del partido por encima de los beneficios.

Esto ayuda a explicar por qué los altos cuadros del partido han estado acelerando las OPI, pero siguen siendo reacios a desplegar estímulos inmobiliarios y de infraestructura a gran escala para revitalizar el crecimiento económico. En su opinión, volver a las andadas no haría sino posponer el inevitable rendimiento de cuentas de los desarrolladores inmobiliarios endeudados y retrasar la transición prevista hacia una nueva economía china.

LUZ ROJA, LUZ VERDE

La administración Xi ya canalizaba cientos de miles de millones de dólares de los llamados fondos de orientación gubernamental hacia empresas en fase previa a su salida a Bolsa que servían a las prioridades del Estado. Ahora está acelerando las OPI en Shanghai y Shenzhen al tiempo que elimina los intentos de salida a Bolsa de empresas de sectores de baja prioridad mediante el lanzamiento de dos sistemas interrelacionados.

El sistema nacional de cotización 'basado en el registro', puesto en marcha en febrero, hizo más transparente el proceso formal de cotización en Bolsa en China y puso fin a un proceso a menudo largo de examen oficial por parte de la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CSRC) para cada solicitud de OPI.

Igual de importante es un sistema de 'semáforo' tras bastidores, en el que los reguladores dan instrucciones informales a los bancos de inversión chinos sobre qué tipo de empresas deben cotizar en Bolsa. Empresas como los fabricantes de bebidas y las cadenas de cafeterías y restaurantes reciben 'luz roja', lo que les prohíbe salir a bolsa, mientras que las de sectores estratégicamente importantes reciben 'luz verde'. La CSRC no respondió a una solicitud de comentarios sobre el sistema de semáforo.

Pero un director de una gran agencia de valores con sede en Shanghai afirma que las autoridades están claramente "tratando de empujar a los sectores estratégicos, como la fabricación de alta tecnología, las energías renovables y otras industrias relacionadas con la nueva economía, para que coticen, obtengan capital y prosperen". Las empresas de estos sectores cotizan con rapidez, mientras que las que no se ajustan a las prioridades de los dirigentes políticos se encuentran sin el respaldo de los bancos de inversión necesario para salir a Bolsa, añade.

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Este planteo podría toparse con dificultades si las acciones de las empresas que salen a Bolsa son vendidas inmediatamente a la baja por inversores que esperan obtener beneficios cuando los precios suben fuertemente en los primeros días de cotización. Los reguladores se han protegido contra este riesgo ampliando los periodos de 'bloqueo', durante los cuales los inversores chinos no pueden vender sus acciones.

Los reguladores también han restringido la capacidad de las personas con información privilegiada en las empresas -ya sean directores, inversores previos a la OPI o los llamados inversores ancla- para vender sus acciones, especialmente si las acciones de una empresa caen por debajo de su precio de emisión o no paga dividendos a sus accionistas.

Al día siguiente de anunciarse estos cambios, al menos 10 empresas cotizadas en Shanghai y Shenzhen cancelaron sus planes de venta de acciones. Un análisis del impacto de las nuevas normas realizado por Tepon Securities mostró que casi la mitad de todas las empresas cotizadas en China tienen ahora al menos algunos accionistas que no pueden desinvertir.

DISCIPLINA DE MERCADO

Este enfoque nuevo y coordinado de los mercados de capitales ya está provocando trastornos que las autoridades se esfuerzan por contener. Uno de los principales motivos de preocupación es que la avalancha de nuevas salidas a Bolsa ha arrastrado a la baja las valoraciones de las acciones existentes, ya que los inversores particulares suelen vender participaciones en empresas que ya cotizan para conseguir el dinero que necesitan para pujar por acciones de las recién llegadas.

La presión a la baja sobre el mercado bursátil de este año ha sido tan grande que el regulador de valores chino anunció recientemente planes para ralentizar el ritmo de nuevas salidas a Bolsa con el fin de "impulsar la inversión en el mercado de capitales".

Pero ese esfuerzo ha tenido hasta ahora un impacto poco visible. Incluso una medida sorpresa para impulsar el volumen de negocio mediante la reducción de las comisiones de negociación sólo consiguió que el mercado subiera un 2% el día del anuncio. Para comparar, una reducción de las comisiones de negociación en 2008 hizo que las acciones subieran un 9%.

Dado que el mercado no responde como antes, las autoridades están animando a un amplio abanico de inversores institucionales nacionales a comprar y mantener acciones en sectores estratégicos para apuntalar los precios. La última medida de este tipo se produjo a principios de este mes, cuando el regulador del sector de los seguros de China redujo su nivel de riesgo designado para las acciones nacionales en un intento de animar a las aseguradoras, normalmente cautelosas, a comprar más acciones.

Estas medidas demuestran que el plan declarado de Xi de dar "pleno juego" al papel de los mercados viene con una cláusula importante: esos mercados recibirán instrucciones explícitas y frecuentes del partido-estado.

"Están cotizando las empresas y las están haciendo atractivas porque tienen subsidios del Gobierno o disfrutan de bajos impuestos", dice Thomas Gatley, analista de Gavekal Dragonomics. "La estrategia está impulsada por el mercado, pero no totalmente: el pulgar del Gobierno está en la balanza".

NEGOCIO ARRIESGADO

No todo el mundo está encantado con el mayor protagonismo del Estado en los mercados bursátiles chinos. Los que aún pueden sacar dinero libremente de las acciones chinas, es decir, los inversores extranjeros, no han dudado en hacerlo este año.

En agosto, los inversores extranjeros que operan a través de un mercado conectado entre las bolsas de Hong Kong y la China continental vendieron la cifra récord de u$s 12.000 millones en acciones chinas, según cálculos del Financial Times basados en datos bursátiles. Los gestores de fondos afirman que el país está inmerso en un proceso de reducción estructural, por el que los fondos de inversión internacionales reducen permanentemente la proporción de capital que consideran prudente asignar al mercado bursátil chino.

Esto socava los esfuerzos realizados desde hace tiempo, incluidas las iniciativas lanzadas a principios del mandato de Xi, para persuadir a los gestores de fondos extranjeros de que tomen mayores posiciones en empresas chinas.

Ahora, mientras los fondos extranjeros se deshacen de sus participaciones, los operadores y estrategas afirman que el "equipo nacional" de inversores estatales chinos está ocupado comprando como parte de un esfuerzo por evitar una caída más grave del mercado.

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