

La "segunda etapa" del gobierno de Alberto Fernández puede mostrarlo arrinconado. "Rehén del Congreso", como se ha oído decir en Balcarce 50, si acaso el programa que se negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) queda condicionado internamente por los condicionamientos de los socios políticos, o bien por la oposición en busca de un rédito político de cara al 2023.
El discurso de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner el pasado viernes, durante el Festival de la Democracia, que aprovechó para instar al Presidente a acordar con el FMI un mecanismo para recuperar los dólares que se "fugaron" a paraísos fiscales, metió un nuevo elemento que no se conocía al momento, y justo después de concluir una semana de deliberaciones técnicas que el organismo destacó por haber encontrado "avances".
El discurso de la expresidenta, incluyendo un elemento novedoso -potencialmente desestabilizador- y sin explícitas aceptaciones de los términos con los que se negocia llevó a la oposición a exigir inmediatamente un compromiso explícito del kirchnerismo, asumiendo la responsabilidad del acuerdo que sí o sí deberá pasar por el Congreso.
Por caso, el diputado Alfredo Cornejo, presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), aseguró que hay unanimidad en la mesa de Juntos por el Cambio en exigir a Cristina que "dé el acuerdo". Y agregó: "No vaya a ser cosa que ella se quede con el relato de estar en contra del Fondo, y el fardo del acuerdo se lo deje a la lapicera de Alberto y a la oposición cómplice".
Las declaraciones de Cornejo sobre una supuesta unanimidad para bloquear la aprobación parlamentaria despertó reacciones apresuradas del oficialismo. El vicejefe de gabinete, Jorge Neme, tildó de "caradura" a Cornejo por "embarrar y entorpecer las negociaciones", y le reclamó en diálogo con Letra P que cese las "declaraciones imprudentes e irresponsables que atentan contra los intereses de los argentinos y argentinas".
Pese al ruido que provoca cada intervención pública de la lideresa, en el entorno del Presidente bajaron los decibeles, y prefirieron reconocer que la mentora del Jefe de Estado ha apoyado ya con una carta abierta las gestiones que sigue palmo a palmo el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien tiene el deber de informar en detalle y en persona cada paso dado. No obstante, admiten que si la oposición se muestra inflexible será imposible cumplir con la condición del "amplio apoyo político" que se exige en Washington.













