Cómo fue la última década de la Argentina en materia de inflación

“Hace una década la Argentina es uno de los países con mayor inflación del mundo, con un promedio anual arriba del 20% y una inflación acumulada aproximadamente del 700%", aseguraba Macri en su primer discurso ante el Congreso en 2016. Hoy se conocerá el dato de septiembre.

A horas de conocerse la inflación de septiembre, que podría arrojar el peor dato de la era MacriEl Cronista hizo un recorrido por el camino de Argentina en la materia a lo largo de la última década.

Del relevamiento, que incluye el período durante el cual el Indec estuvo intervenido por lo que se consideraban el IPC Congreso y las cifras difundidas por las consultoras, surgen dos conclusiones inevitables: la inflación nunca pudo caer por debajo del dígito -el gran objetivo perseguido por los últimos gobiernos- y en el acumulado de la década roza el 300%.

En marzo de 2016, al dar su primer discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, Mauricio Macri afirmó: "Somos uno de los países con mayor inflación del mundo . El Presidente indicó, además, que en los últimos 10 años habíamos tenido "un promedio anual arriba del 20% y un acumulado aproximadamente del 700% . Su gran objetivo era conseguir dominarla.

Los datos que utilizaron para el mensaje presidencial estaban basados en estadísticas no oficiales, como el Índice de Precios al Consumidor del Congreso (IPC), elaborado por consultoras privadas y difundido por diputados, y el “consenso de economistas para años anteriores .

Es que bajo la órbita de el secretario de Comercio Interior del kirchnerismo, Guillermo Moreno, el Indec padeció lo que se conoció como "oscurantismo estadístico" y sus cifras perdieron toda credibilidad. Como ejemplo bien cabe mencionar lo sucedido en 2009, el año del período relevado donde la evolución de los precios fue menor: mientras para el organismo oficial la inflación cerró en 7,7%, para el promedio de las consultoras cerró en 16,3%; más del doble.

Esas mismas mediciones "no oficiales" arrojaron en 2014, el año más caliente del kirchnerismo, un 38,5% de inflación. El cepo cambiario y la falta de estadísticas creíbles colocaban para ese momento a Argentina como el segundo país de Latinoamérica con mayor nivel de inflación, detrás de Venezuela.

Argentina escala en el ranking mundial de inflación: en qué puesto se ubica https://t.co/Vmv9m1NzIU pic.twitter.com/kHap8CPAK2

— Cronistacom (@Cronistacom) October 10, 2018
La era Macri 

A su llegada, en diciembre de 2015, el nuevo gobierno prometió transparencia en la difusión de las estadísticas oficiales. El economista Jorge Todesca desembarcó en el Indec y se abocó a la normalización del organismo.

Mientras se trabajaba en la recuperación de las estructuras de trabajo, la administración el presidente Mauricio Macri resolvió tomar cómo válidos los índices difundidos por los organismos estadísticos de la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de San Luis.

La inflación en 2016 cerró en el 40%, considerando ambas mediciones (CBA arrojó 41% y San Luis 31,4%) más el consenso de las consultoras que aportaban datos al IPC Congreso.

De hecho, durante ese año, más precisamente en abril, se registró el hasta hoy mayor porcentaje de inflación. El indicador que difundía el organismo estadístico porteño arrojó un 6,5% producto de la suba del dólar tras la salida del cepo y los primeros aumentos fuertes en las tarifas de servicios públicos.

La inflación en 2017 cerró en 24,8%, bastante menos que el año anterior pero casi ocho puntos por arriba de la meta trazada por el Gobierno. Otra vez la suba en las tarifas de los servicios públicos, sumada a la decisión de la administración de Cambiemos de liberar el precio de los combustibles -punto de partida para una sucesión de aumentos-, presionaron sobre la evolución de los precios.

En el final de ese año tuvo lugar un evento que marcó un punto de inflexión. El 28 de diciembre el Gobierno convocó a una conferencia de prensa en la que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció la modificación de las metas de inflación. En el anuncio, del que participaron también el por entonces presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y su par de Hacienda, Nicolás Dujovne, se postergaron las metas de inflación originalmente previstas. Así, en 2018 se esperaría un 15%, en 2019 un 10% y en 2020 un 5%. Todo un preludio. 

La de 2018 es historia conocida: la crisis cambiaria desatada en abril, que casi duplicó el valor del dólar, se sumó presión a la inflación, hasta ese momento sólo apalancada por los aumentos en las tarifas de los servicios públicos, que por cierto continúan.

La inflación trepó 3,9% en agosto pasado y se espera que la de septiembre toque el 7%, con lo que la suba de precios acumularía más de 30% en los primeros nueve meses del año. Las estimaciones de las consultoras ya hablan de una inflación del 45% para todo el año.

De cumplirse el vaticinio, sería la más elevada en lo que va de la gestión de Cambiemos y la más alta de la década. Una guerra que, todo parece indicarlo, se fagocitará a otro gobierno.

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