#CASHTAG

Un Milei cada vez más kirchnerista

Las coincidencias entre los recursos a los que apeló el kirchnerismo y que ahora aplica Milei

Javier Milei tilda cada vez más casilleros en la planilla de los métodos de la gestión del poder que ya aplicó el kirchnerismo en sus momentos de auge. Basta con hacer un recorrido a vuelo de pájaro de lo que va de estos nueve meses en la Casa Rosada.

La última apelación de su equipo de comunicación de destinar las redes sociales de la Televisión Pública para desmentir que el rating de la transmisión de la cadena nacional del domingo no cayó tanto porque en realidad hay que sumar canales de cable y YouTube fue la versión más burda que trajo el recuerdo de lo que alguna vez fue "678", un programa para contar "las buenas noticias" y descubrir "la manipulación de la corpo mediática" desde un medio oficial.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, respondió "¿cuál es el problema?" cuando le marcaron la obvia utilización para fines políticos de un canal público cuando supuestamente llegaban para mostrar que se podía usar de otra manera, si es que no era que lo iban a cerrar porque se trataba de una mezcla de despilfarro con ideología.

¿En serio hay que explicar cuál es el problema? "Publicó la verdad frente a una mentira", se defendió Adorni. Lo mismo que decían en aquel momento. Se mostraba la verdad de cómo estaba el país frente a las mentiras que "instalaba el Grupo Clarín", por decir algo.

Las similitudes son un montón. ¿Acusar al banco de la familia Brito por una corrida cambiaria? Lo hizo Cristina Kirchner varias veces en su mandato y ahora esta administración ya los acusó de ejecutarles "dos millones de Puts en un día" para intentar hacer saltar el dólar.

¿Señalar a los dueños de las empresas de medicina prepaga por los aumentos de la cuota? Recontra repetido. El Milei del libre mercado archivó a Murray Rothbard, el intelectual que escribía que los monopolios son buenos y fascinó al economista, para denunciar por "cartelización" a las compañías de salud después de quitarles todo tipo de regulaciones.

¿Calentarse con el periodismo porque le hacen críticas? No sólo se trata de otro Alcoyana-Alcoyana clarísimo, sino que incluso el jefe de Estado ha usado la misma expresión de "esbirros" para hablar de los periodistas de La Nación, como Néstor Kirchner en su momento se refirió a los empleados de los medios de Héctor Magnetto.

¿Pegarles a los economistas por observaciones que hagan sobre el rumbo del plan económico? Otra coincidencia. Por ahora, es cierto, sin ir a la Justicia a demandar a las consultoras por la publicación de mediciones de inflación, pero no faltan agravios desde la propia palabra presidencial que después habilita las hordas de punteros digitales a salir a hostigar 24/7.

Ninguna de estas estrategias del poder conocidas hasta el hartazgo sobre todo en los doce años de Néstor y Cristina Kirchner, que generaban el rechazo de un montón de dirigentes que ahora dicen "no es tan grave" porque lo que importa es que estamos en un supuesto histórico giro económico, son tan sorprendentes como la aplicación de medidas económicas que también nacieron y se pusieron en práctica en aquellos años y hoy se decidió mantener pareciera por tiempo indeterminado.

La más evidente, sin dudas, es el esquema de los controles al dólar, es decir, el cepo cambiario. Si bien fue impuesto por el gobierno de Mauricio Macri tras la liberalización canchera de 2015 que le hizo flamear la economía al ritmo de la entrada y salida de capitales, es un sello del segundo mandato de Cristina, que empezó con las restricciones allá en noviembre de 2011.

Aprendizaje, prudencia, cautela, no comer vidrio, en definitiva son todas explicaciones posibles de esta gestión de la decisión de sostener el cepo.

Además, se mantiene una administración de los mercados paralelos de dólares con medidas que dejó Sergio Massa en su paso como ministro y candidato hasta finales del año pasado, como el llamado "dólar blend", es decir, la posibilidad de que los exportadores liquiden un 20% de sus divisas al tipo de cambio financiero, de manera tal de contener la brecha con el dólar oficial a costa de resignar reservas.

Y en términos más amplios, también es muy difícil no ver cómo el Gobierno apela a todo tipo de explicaciones para bancar que el dólar se mantenga subiendo por debajo de la inflación y acusar a cualquiera que hable de atraso cambiario de querer una devaluación que empobrecería al pueblo, de igual forma que lo hicieron los gobiernos peronistas de entre 2003 y 2015 y hasta la versión massista que terminó en 2023.

Este Milei cada vez más kirchnerista, claramente, tiene como diferencia central que su usa como respuesta a todo el hecho de abrazarse al equilibrio fiscal a como dé lugar, algo que era clave en la gestión de Néstor pero se perdió en la de Cristina.

Pero comparte en paralelo otra vez una similitud, el atar su imagen de gobierno a una sola variable, poniendo en segundo lugar todo lo demás.

Si el kirchnerismo sacrificó la estabilidad en el altar del crecimiento económico a tasas chinas después de la recesión de fines del menemismo y el estallido social de 2001-2002, hoy Milei es capaz de lo que sea para conseguir una décima menos de inflación cada mes, ya que la espiralización de los precios del gobierno anterior lo impuso como el tema central a resolver y fue el eje de su contrato electoral. Y cuando no lo logra, se enoja y aplica la metodología del manual, como se enojaron los Kirchner en sus días también.

El loop argentino siempre es un aviso. Acelerar a fondo en materia de crecimiento, pisando dólar y tarifas para exacerbar el consumo de la población como única herramienta recalentó la economía, quemó divisas y finalmente la acumulación de poder de un momento se transformó en ahogo financiero y límites de la expansión que llevaron a la derrota al kirchnerismo allá en 2015.

¿Será que apostar todo a bajar rápido la inflación únicamente de la mano del dogma fiscal y la emisión cero puede llevar a un hundimiento de la actividad económica tal que te haga perder recaudación y te obligue, dada la nueva regla fiscal donde siempre tiene que mandar el superávit para pagar la deuda, a un círculo vicioso de malaria y deterioro social que te lleve a perder el apoyo popular?

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