Las 7 tendencias en los negocios internacionales
Mientras promedia la tercera década del siglo, los negocios internacionales (especialmente los referidos a la economía real: comercio e inversión internacionales) están desarrollándose en un contexto de cambios sustanciales. En no pocas ocasiones, la superficialidad de algunos títulos en las noticias y de ciertos análisis epidérmicos impide ver movimientos profundos que están modificando el mapa de la economía global.
Y ya encaminándonos al fin de 2024, podemos anticipar siete grandes procesos planetarios en marcha que se confirmarán en 2025.
El primero de ellos es que la internacionalidad económica no se ha retraído. Pese a que los pronósticos desglobalizadores no son pocos desde hace tiempo, la Organización Mundial de Comercio (OMC) expresa en su muy reciente Global Trade Outlook and Statistics que -en lo transcurrido del 2024- el comercio internacional global crece 2,3% en manufacturas y 8% en servicios (lo que confirma que los servicios están mucho más dinámicos). Y para 2025 la OMC espera un crecimiento del comercio internacional planetario de 3%, con Asia y Norteamérica como las regiones más dinámicas. Mientras, el stock de inversión extranjera directa en el planeta supera ya los u$s46 billones.
Pero lo antedicho se acompaña del segundo proceso que está teniendo lugar en el globo: la geopolítica está agrupando a los países aliados entre sí y alejando a los adversarios entre sí. Según UNCTAD, en los últimos dos años medidos, el comercio internacional entre países geopolíticamente cercanos creció 6% mientras entre países geopolíticamente distantes decreció 5,7%. Así, crece el comercio entre Estados Unidos y México mientras cae entre EE.UU. y China y crece entre China y Rusia y decrece entre la Unión Europea y China.
Un tercer proceso, concomitante, se refiere a que esta geopolitización está fragmentando al mundo en relación al tipo de están ares de d calidad que son exigidos en los mercados. En el mundo desarrollado proliferan exigencias no arancelarias de diverso tipo (ambientales, sanitarias, de seguridad, de performance o sociales), mientras en mercados menos desarrollados esas exigencias son menores (aunque en muchos de éstos los riesgos de operación económica son mayores). Todo ello carga de diverso tipo de exigencias performativas a empresas y productos que pretenden competir globalmente.
Un cuarto movimiento global es la profunda revolución tecnológica en curso. En la economía mundial las cadenas globales de valor (que incluyen a 70% del comercio internacional total) se transforman en redes de generación de capital intelectual a partir de la innovación y el salto cualitativo en materia técnica, organizativa y operativa. Marca la WIPO que la inversión relevada en el mundo crece 40% más en los intangibles que en los tangibles. El saber organizado y sus soportes tecnológicos han pasado a ser el motor de la nueva economía planetaria.
Lo que lleva al quinto proceso: el liderazgo y la tracción de la economía internacionalizada está mayormente en manos de las empresas mundiales, que han pasado a ser el sujeto transformador por excelencia. Los grandes creadores de nuevas realidades a partir de disrupciones, innovaciones e invenciones son las grandes compañías que hoy son las organizaciones más poderosas del planeta en materia económica. Así, si hiciéramos una lista de los principales acontecimientos en el siglo XX encontramos una raíz política entre ellos -las guerras mundiales, la llegada del hombre a la luna, la caída del Muro de Berlín, etc- mientas que los grandes acontecimientos del siglo XXI están amparados en liderazgos empresariales (la generación de blockchain, la inteligencia artificial, las superapps, la revolución genética, etc.).
Todo lo anterior se acompaña de un sexto acontecimiento: una revolución sociológica por la que nuevas generaciones en todo el planeta (la mediana de la edad mundial es 30,5 años) están modificando el patrón de los consumidores a partir de conductas propias de una nueva cultura global. Esas nuevas generaciones (que son, en mayor o menor medida según el país en el que se encuentren, globales, conectadas, digitales, horizontales, sensibles socialmente, extrovertidas, cercanas, sinceras, adeptas al cambio, prácticas, despolitizadas) redefinen exigencias para empresas y productos.
Y finamente, un séptimo componente de este mapa es el de la inestabilidad sistémica. La inestabilidad (de precios y cotizaciones, de equilibrios de poder, en la paz o la guerra, de importancia relativa de actores, de relevancia relativa de instrumentos y de vínculos) es la regla y la norma y, por ende, la adaptabilidad es un requisito crítico.
Esos siete procesos están llevado a países (a través de sus políticas), empresas (en el desarrollo de sus atributos competitivos) y personas (generando habilidades para la vida en un nuevo contexto) a adaptar sus prácticas y conductas pata lograr el éxito.
Lo esperable para el inminente 2025 es que este contexto se sostenga y fortalezca. Y que las decisiones que cada uno deba tomar consideren estas tendencias para sacar provecho de las circunstancias. Las que son más dependientes de estos movimientos sustanciales que de muchos meros hechos accidentes que suelen copar la atención mediática aun siendo en lo sustancial menos trascendentes.
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