Gasto y endeudamiento sin límite: la "fiesta" que mata al dólar y de la que Argentina no forma parte
La desconfianza en la Argentina nos obliga a vivir permanentemente en el "spot": ¿qué hace falta para volver a los mercados de deuda?
Para países normales, pagar la deuda nunca es un problema, ya que toda deuda que vence se reemplaza por nueva deuda, aspecto que en el mercado se conoce como "rolling de la deuda".
Pero, para que este procedimiento funcione, es indispensable que la yield a la que se renueva la deuda sea razonable, de manera que la nueva deuda que
reemplaza a la vieja no comience a crecer de manera explosiva.
Esto implica que el mundo entero ha creado y alimentado un formidable
esquema Ponzi y hoy estamos en una realidad en donde ninguna deuda
soberana es pagable. Esto nos lleva a una coyuntura de sobre-nominalidad que viene decantando desde hace años en una fuerte licuación de las principales monedas papel del mundo, siendo el dólar la víctima más elocuente, un destino bien merecido dado el sendero fiscal y de endeudamiento de Estados Unidos totalmente fuera de control.
Pero también es cierto que a nadie le conviene que esto se rompa
porque, si lo hiciese, todo el equilibrio global actual colapsaría. Por ende, se sigue retroalimentando este ciclo perverso de gasto sin control y endeudamiento sin límite.
El mundo entero vive una orgia infinita de gasto en exceso, de endeudamiento insostenible y de permanente licuación de las monedas papel, este es el escenario monetario actual, el cual a su vez es avalado por un mercado financiero sumamente complaciente, que se ha adaptado utilizando instrumentos alternativos para reflacionar y, por lo tanto, protegerse contra este fenómeno altamente licuatorio.
La contrapartida en la licuación del dólar es la hiperinflación de activos financieros que se viene observando desde la quiebra de Lehman Brothers, momento en el que la Fed decide implementar su primera ronda de mega emisión monetaria, conocida como "Flexibilización Cuantitativa". Desde entonces, el retorno del Nasdaq, por ejemplo, fue de un 1900%, lo cual refleja la monumental debacle del dólar frente a activos financieros.
Ahora bien, dada la enorme secuencia de inconsistencias macroeconómicas que precedieron a este gobierno libertario, nuestro país queda afuera de esta fiesta y, a diferencia del resto del mundo, a nosotros nos piden tener toda la plata en efectivo en forma de reservas en el BCRA para pagar los compromisos que se nos vienen en 2026.
Dado que la deuda en dólares para la Argentina rinde entre 11% y 12% (yield). esto implica que, para un mundo en donde las tasas son del 5%, el "rolling" de la deuda para la Argentina se torna carísimo y, por lo tanto y por el momento, impracticable.
En la medida que la Argentina rinda a este nivel, el acceso al mercado internacional de deuda a tasas razonables es imposible. Es por ello que Wall Street cuenta constantemente cuantas reservas vamos generando para pagar "en cash" lo que cualquier país normal simplemente pagaría renovando la deuda que vence por otra que la reemplaza.
La desconfianza en la Argentina, fruto de los descalabros de gobiernos anteriores, nos obliga a vivir permanentemente en el "spot", cosa que no ocurre en ningún país normal, ni del G10, ni de emergentes.
Esta es la principal secuela que han generado tantos años de cerramiento hacia el mundo y un default en 2001 que todavía sigue vigente en la memoria de Wall Street, sumados a una última reestructuración de deuda que lejos estuvo de ser convincente.
La falta de acumulación de reservas a un ritmo aceptable por Wall Street, sumado a un mercado de bonos que sigue rindiendo arriba de 11% debido a la incertidumbre macroeconómica y política, es el combo que por el momento Argentina debe soportar y es el aspecto que impide que nuestro país pueda seguir bajando su riesgo país de forma sistemática.
Y aquí estamos en esta dialéctica: para que el riesgo país baje, es necesario mostrar acumulación de reservas y una convalidación electoral en octubre de 2025.
Wall Street sabe muy bien que un cambio político en la Argentina implicaría una modificación plena del actual modelo macroeconómico y monetario, escenario que, si se diese nuevamente como tantas veces en el pasado, volvería a generar colapsos bíblicos en bonos y acciones argentinas.
Wall Street nos conoce muy bien y, para que el riesgo país pueda descender a su próximo escalón, deberá ocurrir una convalidación política y un robustecimiento de nuestra capacidad de convencer al mundo de que esta vez los dólares para pagar la deuda están. Una vez logrado todo esto, recién ahí podremos rolear la deuda como un país normal.
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Nuestra historia económica que fue forjada por la gran mayoría de los apellidos que componen las legislaturas, hoy nuevamente esta en manos del ciudadano lograr una legislatura con apellidos distintos a aquellos enriquecidos que nos llevaron a la decadencia
Walter Dure
El ministro de economía que tomó la deuda que hoy no se puede rollear" es Caputo. La tomó a tasas de entre el 7 y el 8-9% (recordar bono a 100 años) durante el gobierno de Macri. Guzmán la renegoció a las tasas actuales (entre 2 y 5%). El mismo Dujovne decía en 2016 que el país tenía poca deuda en ME. Si no nos ponemos de acuerdo en una política de des-endeudamiento, no importa quien gane las elecciones, siempre vamos a estar en problemas.
Raul Nieto
Verdades a medias y varias falsedades como la tasa obtenida por Guzmán