

El FMI acaba de actualizar la edición de abril de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO), sugiriendo con optimismo que el PIB mundial aumentará 3,5% en 2017 y 3,6% en 2018. Las economías avanzadas, y las emergentes y en desarrollo en donde más se está liberando al mercado se acelerarían en 2017, hasta crecer 2% y 4,6%, respectivamente.
Los optimistas señalan que las buenas noticias abarcan también a Latinoamérica que "irá recuperándose... a medida que... Argentina y Brasil se recuperen de la recesión". Pero los realistas señalan que han bajado las previsiones ya que, la institución financiera multi estatal, calcula que la región crecerá 1% en 2017 y 1,9% en 2018, o sea, 0,1% menos de lo previsto para ambos casos en abril.
Argentina crecería 2,4% en 2017 y 2,2% en 2018, 0,1% más que lo estimado en abril, eleva al 0,3 % el crecimiento de Brasil este año y lo rebaja al 1,3 % en 2018, mientras que para México mejora sus previsiones del 1,7% al 1,9% para 2017 y sin cambios en el pronóstico para 2018 del 2 %. En abril, el organismo para estatal, calculó que la populista Bolivia crecerá 4% y 3,7%, Chile 1,7% y 2,3%, Paraguay 3,3% y 3,7%, Perú 3,5% y 3,7% y Uruguay 1,6% y 2,6 %.
Como sea, todavía falta poco menos de la mitad del año y, hasta aquí, el Gobierno reconoce que el crecimiento no se siente en la calle al caer el consumo. Según el Indec, en el primer trimestre del año, la actividad económica subió 1,1%, y serían ya tres trimestres positivos. Dice el Gobierno, que antes la economía crecía en base al consumo y ahora debido a la inversión pública y privada... más bien pública, o sea, más Estado.
Mientras el crecimiento se basa, sobre todo, en la construcción apalancada desde el Estado, la producción de las pymes industriales cayó en junio 0,5% con respecto al mismo mes del 2016, acumulando en el primer semestre un descenso de 2,6% interanual, y van 21 meses en baja. Ahora, las pymes son casi el 99% de las empresas argentinas, que generan el 70% del trabajo y el 40% de las ventas totales. Y deberían ser el futuro ya que en las economías desarrolladas producen el 60% del PIB.
Según CAME, la caída de las ventas minoristas lleva 19 meses consecutivos, debido a la pérdida de poder adquisitivo ya que, si bien el salario real creció 1,8% en el primer cuatrimestre, se habrían perdido 8 puntos en 2016 consumido por la inflación que el Gobierno no logra bajar.
El Banco Central se aferra a la típica política neo-keynesiana de metas de inflación que, básicamente, es el sueño de los políticos: emitir todo lo que se quiera y luego controlar la suba de precios absorbiendo con Lebacs, pases y otros el excedente monetario. Política que, lejos de ser anti inflacionaria, inyecta más combustible al fuego, elevando el stock de Lebac tanto que cada 28 días tiene que renovar el equivalente al 75% de las reservas.










