Ser o no ser (sustentables), esa es la cuestión

Las empresas que incorporaron el tema debieron reconvertirse: no las hay exitosas en una sociedad fracasada.

No fue hace más años. Si lo medimos en el tiempo promedio que un CEO está al frente de una empresa, cuatro años, fueron, aproximadamente, tres períodos.

Es que el concepto de la Sustentabilidad se impuso en la Argentina con cierta rapidez aunque no tanta profundidad, quizá, por la urgencia de la situación o porque el fenómeno ya se venía dando en todo el mundo. Y nuestro país, especialmente, el sector privado, pudo tomar las lecciones aprendidas de instituciones pioneras.

Así, la frase que se escuchaba en la opinión pública en aquel tiempo -"las empresas solo extienden un cheque para sentir que hacen algo"- fue dando paso a otras miradas, que involucran a las compañías como actores responsables en la transformación de paradigma.

Pero, ¿las compañías no están para hacer plata, para dar ganancias? Efectivamente, ese es uno de sus objetivos, al que, con el tiempo, se fueron sumando otro social y, un tercero, ambiental. El hoy conocido triple impacto.

Justamente, esta transformación implicó un gran esfuerzo para el sector, que, en la mayoría de los casos, empezó de abajo hacia arriba. La cúpula empresarial, la más presionada por los accionistas, tuvo que ser convencida de que este nuevo modelo no sólo podía ser rentables sino que, además, traía consigo otros beneficios. Era una nueva forma de hacer negocios. Y todo cambio significa un aprendizaje.

Quizá, las primeras en involucrarse fueron las empresas familiares porque, cuando el líder se convence del cambio, no tiene que dar cuenta a nadie. Aunque las multi no tardarían mucho en recibir instrucciones de sus casas matrices.

En todos los casos, involucrar al CEO en el proceso era vital para la sustentabilidad del mismo. Así, hace más de 10 años, un número uno del mercado local fue pionero, convencido en darles en su empresa una segunda oportunidad a personas que cumplieron su condena en la cárcel.

U otro empresario que prefirió, en un primer momento, perder puntos de rentabilidad para invertir en procesos de producción amigables con el medio ambiente.

Según la definición más conocida del término, la sustentabilidad es la capacidad que tiene una sociedad para hacer un uso consciente y responsable de sus recursos, sin agotarlos o exceder su capacidad de renovación, y sin comprometer el acceso a estos por parte de las generaciones futuras.

Para las empresas, significa aprender a producir más y mejor utilizando menos recursos. Pero, también, tomar un nuevo rol como uno de los actores importantes, en un cambio que debe involucrar a todos: Gobierno, sector privado y sociedad civil.

Hoy, las algunas organizaciones ya contemplan en su portafolio inversiones sociales e, incluso, hay empresas que ya participan de un Bono de Impacto Social con el Gobierno de la Ciudad: las firmas invierten en temas sociales con un objetivo concreto. Si los resultados se logran, se reembolsa a los inversionistas el capital invertido más un retorno financiero.

Es que no hay empresas exitosas en sociedades fracasadas.

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