Escenario pospandemia: el futuro del orden liberal y la globalización

Diversos factores, como el auge de los nacionalismos populistas, el Brexit, el ascenso de China y, más recientemente, la pandemia de COVID-19, han reavivado el debate académico sobre la crisis del orden mundial liberal y el futuro de la globalización económica.

El orden mundial de raigambre liberal, característica distintiva del mundo de posguerra, atraviesa uno de sus peores momentos históricos. Actualmente, estamos frente a un mundo con poco orden, menor calidad democrática, un preocupante reverdecer de los nacionalismos, del proteccionismo y del populismo. El telón de fondo es la frustración económica de vastos sectores de la sociedad occidental, sumado al drama de la inmigración ilegal, la amenaza terrorista y, más recientemente, el flagelo de la pandemia que retroalimenta la recesión y la incertidumbre.

Para colmo, el orden liberal está siendo socavado por quien había sido su mayor impulsor: los Estados Unidos. De la tendencia a la mayor estabilidad y la cooperación internacional que parecía garantizar el multilateralismo liberal en sus inicios, vamos hacia una difusión del poder y a una creciente complejidad de la globalización, lo que resulta en un orden mundial más azaroso, confuso y mezquino, desde la perspectiva de los sectores más desfavorecidos. El mundo ha quedado en manos de líderes fuertes e imprevisibles y, si la crisis generada por la pandemia se sigue profundizando en términos económicos, es altamente probable que también la ciudadanía se ampare cada vez más bajo ese tipo de liderazgos.

Al mismo tiempo, gran parte de las sociedades occidentales experimentan un fuerte sentimiento antiglobalización. Sucede que la globalización económica de las últimas décadas no ha sido beneficiosa para todos. Vastos sectores que estaban excluidos lo siguen estando, tal y como lo demuestran las cifras de la pobreza a nivel global. Además, con la modernización tecnológica hay una nueva tanda de excluidos: la “sociedad del riesgo global , como la llamó Ulrich Beck. Por su parte, Dani Rodrik ha enmarcado esta realidad en lo que llama la “paradoja de la globalización : ganancias económicas para algunos, mientras muchos otros son excluidos y se aferran desesperadamente a lo local.

En cuanto al fenómeno del Brexit, el cual ha derivado en un tortuoso e inconcluso proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo más preocupante es que podría terminar siendo una tendencia, más que un caso aislado. El nacionalismo y los extremismos están en ascenso en muchos países de Europa, con el consecuente alejamiento de las instituciones que facilitaron la globalización. Esto conduciría a la desarticulación de más de medio siglo de creciente integración global, junto al crecimiento económico que la acompañó, llevándonos a un escenario de reacciones ad-hoc y pragmáticas, en el que prime la política doméstica y el cortoplacismo.

¿La amenaza china?

Respecto al ascenso de China, la superpotencia asiática es quizás el país que más se ha beneficiado de la globalización económica en las últimas décadas. China ha dejado claro en reiteradas oportunidades que lo que quiere es más apertura, más comercio y más globalización, paradojalmente posicionándose en las antípodas de la actual política exterior estadounidense, proteccionista y aislacionista.

Desde luego, esta China superpotencia también busca desarrollar sus propias iniciativas e instituciones, como son la Belt and Road Initiative y el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, entre otras. ¿Pero es esto realmente una amenaza para los EE. UU. y el orden mundial de raigambre liberal? No parecería ser el caso, ya que los países emergentes parecen presentar reclamos orientados a la distribución de autoridad a partir de la alteración en las capacidades de los Estados -incluyendo el declive relativo de EE.UU.- y tampoco los emergentes denostan el orden per se.

En efecto, China no luce con intenciones de exportar su modelo político ni su sistema de valores, a sabiendas de que ese modelo no resulta atractivo o compatible con la cultura y los valores predominantes en Occidente.

El impacto de la pandemia

Como si fuesen pocos los factores de tensión preexistentes que estaban complicando seriamente el proceso de globalización, el mundo ahora está siendo azotado por una pandemia que amenaza con hundir al planeta en la peor recesión económica en siglos, aún sin horizonte claro de progresión y salida. A raíz del pobrísimo rol de la OMS y otras organizaciones internacionales en el marco de la pandemia, hay coincidencias sobre el agotamiento e ineficiencia manifiesta de estos organismos. Al mismo tiempo, la pandemia ha expuesto las gigantescas vulnerabilidades que implica que el mundo tenga una profunda interconexión e interdependencia económica, en el actual estadío avanzado de la globalización.

El siglo XXI puede ser caracterizado como el de los conflictos “glocales (aquellos que combinan lo global y lo local a la vez). Los flujos transfronterizos y la distribución de la producción mundial potencian el impacto y la duración de fenómenos que desconocen fronteras. La pandemia se suma a una extensa lista de externalidades negativas transfronterizas que, a lo largo de los últimos 70 años, han creado una creciente demanda de cooperación internacional.

La naturaleza de todos los problemas globales, como ser migraciones, cambio climático y salud global, demanda una acción ampliamente consensuada y eficaz de los principales actores del orden internacional. Nuevamente, la coordinación multilateral será central en la resolución de esta crisis global, ya que cooperar es más necesario que nunca: si un país falla o se desvía, todo el planeta está en riesgo.

El camino más acorde para superar la pandemia y sus efectos debiera ser más y mejor globalización. Un repliegue aislacionista masivo de los Estados en este contexto podría significar una espiral de decadencia e inestabilidad global, de consecuencias inimaginables. Porque en medio de tanta incertidumbre hay algo que es muy cierto: nunca el mundo estuvo tan interconectado y nunca fue tan frágil como en este momento.

Temas relacionados
Más noticias de globalizacion
Noticias de tu interés