Castagnino, el ilustrador del Martín Fierro, uno de los artistas argentinos más demandados

Excepcional dibujante, revolucionó la plástica argentina con la ilustración del Martín Fierro de José Hernández

Juan Carlos Castagnino nació en Mar del Plata en 1908. Su padre era herrero y tenía su taller en Camet, que hasta el día de hoy se puede visitar y ver el porqué los caballos son una constante en la obra de Castagnino.

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Comienza Arquitectura a los 20 años y recibe el título años después, pero su pasión era el dibujo y estudia en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova y también concurre al taller de Lino Enea Spilimbergo.

En 1933 trabaja junto a Antonio Berni, Enrique Lázaro y David Alfaro Siqueiros en un mural para la casa del dueño del diario Crítica, Natalio Botana. El mismo, luego de ser desmontado, se puede apreciar en el Museo de la Casa Rosada. El trabajo como muralista de Castagnino puede disfrutarse en muchas obras que realizó como la que está en las Galerías Pacífico u otras en Avellaneda y Flores.

Con 30 años viaja a Europa y estudia un tiempo en el taller de André Lothe. De vuelta en el país instala su taller y casa en Villa Insuperable, sobre la Av. General Paz. Tuvo numerosos discípulos entre los que se destacaba Jesús Marcos.

Chacras de Coria, Tupungato

Afiliado desde joven al Partido Comunista, su obra tiene un fuerte contenido social. Dibujante de excepción, a partir de su ilustración del Martín Fierro de José Hernández para Eudeba fue conocido ampliamente, y debe ser la obra editorial argentina de mayor tirada y enorme cantidad de ediciones.

Fueron su mujer Nina y su hijo Álvaro, sus permanentes apoyos. Su hijo fue galerista de arte y organizador de subastas en una lindísima casa que tenían en el barrio de San Telmo y gran difusor de la obra de su padre, quien falleció en 1972.

Se consiguen obras por u$s 10.000 de un fuera de serie del arte argentino


Quizás lo más emblemático de su producción sean las maternidades, realizadas en óleo, acrílico, pastel y tinta.

Reflejó de manera ágil la realidad que vivía con rapidez y sentimiento. Es uno de los artistas argentinos más demandados del mercado y cerca de 70 obras se subastan todos los años. Alguna llegó a venderse en u$s 82.000 y sus valores promedio están en los u$s 5.000.

El interior profundo y los arrabales del conurbano bonaerense están reflejados con maestría en su obra.

Cimarrones en el Pajonal


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