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Empresas en estado de alerta: 10 señales de advertencia de la distimia ejecutiva y cómo combatirla

En este artículo conocerás de qué se trata la distimia ejecutiva, cómo darte cuenta a tiempo y los recursos para afrontarla.

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Como profesional, se espera que estés en tu mejor momento todos los días. Eso es lo que se espera. ¿Y qué sucede cuando empiezas a sentirse deprimido e incapaz de recuperarte? En este artículo conocerás de qué se trata la distimia ejecutiva, cómo darte cuenta a tiempo y los recursos para afrontarla.

Lo primero a considerar es que, si empiezas a notar algunos signos de lo que comúnmente llamamos depresión, puede ser que estés sufriendo un mal de estos tiempos en ejecutivos y líderes: distimia ejecutiva, un tipo de depresión leve y prolongada en el tiempo que afecta tu desempeño en el trabajo y la vida personal. El diagnóstico lo debe hacer un profesional de la salud, psicólogo o psiquiatra.

En términos generales, la distimia afecta aproximadamente al 6 % de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS, datos del 2022).

Entonces, tanto si eres CEO, gerente o cualquier otro rol dentro de una organización, cuidar tu salud mental es crucial para el bienestar. Se trata de una responsabilidad empresarial clave, además de individual.

¿Qué es la distimia y cuáles son los síntomas en el entorno profesional?

De acuerdo con el médico psiquiatra Orlando Barrionuevo (M.N. argentina N° 58914), la distimia se caracteriza como un trastorno depresivo persistente, lo cual implica una forma continua y crónica de depresión.

Aunque presenta similitudes con la depresión mayor, sus manifestaciones son menos intensas, aunque se prolonga por muchos años. "Esta condición es multifactorial; generalmente surge de situaciones no resueltas que encuentran un marco fértil de predisposición biológica, y que se prolonga durante muchos años. Antiguamente se le llamaba neurosis depresiva; hoy se la conoce como trastorno persistente del estado de ánimo, o distimia crónica".

El psiquiatra explica que se manifiesta a través de una sensación constante y duradera de desánimo, ansiedad constante, ira y reacciones desbordadas, lo que puede afectar negativamente las relaciones sociales y las actividades diarias, tanto en lo personal como profesional.

En ocasiones, los síntomas escapan al control del individuo, lo que puede empeorar su situación. Por lo tanto, resulta fundamental que el paciente reciba un tratamiento adecuado por parte de psicólogos y psiquiatras, a fin de lograr una gestión efectiva y evitar caer en una depresión mayor. No significa que estás "loco", sino que necesitas ayuda con tu afección de salud.

Por qué se la confunde con estrés laboral

La distimia ejecutiva puede ser difícil de detectar, ya que a menudo se la confunde con el estrés laboral y frecuentemente se piensa que es "síndrome de Burnout" -del quemado-. Sin embargo, hay matices y varios signos de advertencia a los que debe prestar atención:

Por ejemplo, es posible que la persona sienta falta de motivación y energía para realizar tareas que antes disfrutaba, en forma prolongada durante dos años seguidos o más. Esto es lo que diferencia a la distimia de la depresión mayor, que puede manifestarse en forma más fuerte y en muy poco tiempo.

También puede tener dificultades para concentrarse en el trabajo y tomar decisiones, y una falta constante de satisfacción en el trabajo, lo que generalmente deriva en sentimientos de desesperanza, tremendismo y pesimismo.

De acuerdo con el médico psiquiatra Orlando Barrionuevo (M.N. argentina N° 58914), la distimia se caracteriza como un trastorno depresivo persistente, lo cual implica una forma continua y crónica de depresión.

Como puedes observar, esto lleva a la persona a una imposibilidad de afrontar adecuadamente las situaciones desafiantes, y se achica notablemente la posibilidad de manejar la frustración y la decepción. Tampoco disfruta de los logros ni siente estímulos positivos, como la alegría y el entusiasmo vital.

Otro rasgo es que puede experimentar cambios en su apetito y patrones de sueño, como insomnio o somnolencia diurna; sentir fantasías totalmente negativas, y tener cambios de humor repentinos.

El impacto de la distimia ejecutiva en el lugar de trabajo

Es un hecho que la distimia ejecutiva afecta seriamente el desenvolvimiento profesional. Por ejemplo, las personas tienen dificultades para cumplir con plazos y alcanzar objetivos, lo que lleva a un aumento del estrés y la ansiedad. Asimismo, se experimenta una disminución en la calidad del trabajo y un aumento de los errores.

Por su naturaleza, se ven afectadas las relaciones con sus colegas y superiores. Si bien puede hacer su mayor esfuerzo por adaptarse (y hasta sobre adaptarse) a las situaciones, es factible que la persona se sienta aislada en muchos momentos, y le cueste concentrarse y hacer foco en reuniones y trabajos de alta demanda. A su vez, puede parecer desconectada de la gente, la mirada ausente o gacha, y la posición corporal encogida y desganada.

Es importante tener en cuenta que la distimia ejecutiva no solo afecta su desempeño laboral, sino que también tiene un impacto en la vida personal. Aparecen dificultades para convivir con la familia, disfunciones sexuales, problemas de salud recurrentes, y hasta se ve imposibilitada de hacer actividades de las que antes disfrutaba.

Comprendiendo las causas de la distimia ejecutiva

La distimia ejecutiva tiene varias causas que van desde factores biológicos hasta ambientales. En algunos casos, puede haber una predisposición genética a la distimia, lo que debe ser evaluado por profesionales médicos.

Para el psiquiatra Orlando Barrionuevo, hay factores cerebrales que contribuyen a esta enfermedad, específicamente los desequilibrios químicos en el cerebro, como la falta de serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el sueño y el apetito, entre otras funciones.

Del mismo modo, suele asociarse también un déficit de noradrenalina, que provee la concentración, la velocidad motriz y ejecutiva, y el enfoque. Como puedes observar, son aspectos productivos que se disminuyen muy notablemente en un paciente con distimia.

Los factores ambientales tienen un papel importante en este trastorno de salud mental. Por ejemplo, el estrés laboral crónico, el mal clima organizacional, jefes o líderes hostigadores y la descalificación, así como la falta de apoyo social y los problemas personales, contribuyen a su manifestación.

Claves de autocuidado para prevenir y combatir la distimia ejecutiva

Si sospechas que puedes estar padeciendo de distimia, hay varias cosas que puedes hacer para ayudar a combatirla. Aquí van algunas ideas, aunque ninguna reemplaza la consulta rápida y oportuna con el profesional de la salud:

1) Cuida tu salud mental: Un proceso de psicoterapia y psiquiatría por profesionales expertos en la atención de ejecutivos de alto desempeño es indispensable.

2) Lograr el mayor balance posible entre la demanda laboral y el tiempo personal: Este equilibrio es vital para sobrellevar el ritmo acelerado y la alta demanda de casi todos los roles ejecutivos en tiempos tan cambiantes. Por ejemplo, se pueden plantear estrategias empresariales de bienestar para llevar un ritmo ágil, aunque con tiempos de calma, descanso y reintegración física y mental dentro de la jornada laboral.

3) Cuidar la salud física: Prácticas de meditación, yoga y mindfulness, así como hacer ejercicio regularmente y llevar una dieta saludable, son buenos compañeros de ruta en la prevención y también el tratamiento bajo supervisión médica que recomiendo enfáticamente llevar.

4) Manejar una adecuada organización del tiempo: Si bien no siempre es posible digitar los tiempos empresariales, sí lo es el organizarse con agendas, tomarse tiempo entre una reunión y otra, escribir notas en diversos formatos para no sobrecargar la actividad cerebral (con su consecuente agotamiento), y enfocar en lo realmente importante.

Bill Gates, el fundador de Microsoft, ha declarado que para él no es posible tomar más de dos o tres decisiones importantes al día. Y afirma que esto le devolvió la calma interna, ya que logró bajar la sobreexigencia de tener que estar todo el tiempo respondiendo en segundos a cuestiones que quizás requieren más análisis, o bien, eran totalmente delegables a otra gente. Aquí hay otra gran clave: aprender a delegar en forma efectiva, todo el tiempo, puesto que nadie es imprescindible en todo.

5) Buscar apoyo y crear una red de contención: Siempre es útil hablar con amigos o familiares de confianza sobre cómo te sientes. Además de buscar el soporte terapéutico, existen grupos de apoyo, y modelos de psicoterapias, como la cognitivo-conductual, que pueden ser particularmente efectivas en el tratamiento de la distimia ejecutiva.

6) Las empresas necesitan contribuir a mejorar la cultura laboral y la salud organizacional: Por favor, es hora de tomarse en serio el asunto de la salud mental. No basta con habilitar diez sesiones de terapia para ciertas personas "y ya hicimos todo lo posible", sino que necesitan cultivar de raíz una mejora en las condiciones, clima y entornos laborales.

Pueden desarrollar programas internos de sensibilización y acompañamiento, espacios de escucha sin juicios y confidenciales, y sistemas de monitoreo del clima emocional de los equipos. Me dedico a estos temas en distintos países, y los resultados son realmente notables en muy poco tiempo.

7) Aprender a decir que no: Sin negarse a encarar actividades, sí es factible negociar plazos y condiciones. No todo suele ser tan urgente como aparenta, por lo que dejarse llevar por un "sí fácil" agotará tu máquina física y mental, hasta llegar al punto de perder el sentido del disfrute laboral. En cambio, sugiero proponer alternativas y abrir posibilidades con los demás.

8) Límites corporativos: En épocas donde se exacerba el culto por la urgencia y la velocidad de respuesta, es importante establecer límites saludables en el trabajo. Asegúrate de desconectarte del trabajo, marca firme, aunque empáticamente, que no se interrumpa tu tiempo personal salvo que sean catástrofes que requieren de tu participación. Y si lideras, establece códigos con tu equipo sobre qué es aceptable y qué no dentro de su dinámica laboral. De esta forma, todas las personas estarán involucradas en su cumplimiento.

9) Haz un detox mental desconectándote de los dispositivos: El hecho de la hiper-conectividad de este tiempo, -que no es equivalente a hiper-buena-comunicación-, hace que la gente esté pendiente de mensajes, mails y redes sociales las veinticuatro horas. Una postura saludable para quienes tienen distimia, o sus síntomas, y también para quienes quieren vivir mejor, es utilizar aplicaciones bloqueadoras de horarios para estas actividades. Muchas veces el propio celular los tiene incorporados.

10) Habla en el trabajo: Sé que a veces expresar los problemas de salud en el trabajo no está bien visto... aunque peor es que te ausentes con licencia psiquiátrica por tiempo indeterminado.

Según la Organización Panamericana de la Salud, en la Región de las Américas, la brecha de tratamiento para trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias en adultos, tanto graves como moderados, tiene una mediana de 73,5%. Esta brecha varía con un 47,2% en América del Norte y un 77,9% en América Latina y el Caribe (ALC). En cuanto a trastornos específicos, la brecha de tratamiento para la depresión es del 73,9% y para el alcohol es del 85,1%.

Estas cifras hablan contundentemente del impacto de las alteraciones en la salud mental en las comunidades profesionales.

¿Qué puedes hacer? 

En tu organización, busca a la persona referente, establece un acuerdo confidencial con ella, y coméntale con confianza por lo que estás pasando. Recomiendo que especifiques muy bien con quien sí y con quien no autorizas a que sea compartida esa charla dentro o fuera de la empresa.

También, sugiero que determinen juntos los próximos pasos -que no es un simple "¡tómate dos semanas de vacaciones y estarás como nuevo!"-, sino que es más grave y más profundo. Por ejemplo, haz un acuerdo temporal de quién puede ser tu backup de apoyo; quién, tu reemplazo si debes ausentarte; qué días harás horario reducido; cómo trabajar a distancia, y cómo sería una merma en la cantidad de proyectos o de reuniones que manejas.

Como has observado, la distimia ejecutiva puede ser una condición desafiante, aunque hay muchas cosas que puede hacer para afrontarla.

Si sospechas que puedes estar padeciéndola, lo peor que puedes hacer es no hacer nada. Busca apoyo, cuida tu salud física y mental, y ten la certeza de que, con el tiempo y los recursos adecuados, es posible manejar eficazmente la distimia ejecutiva y llevar una vida feliz y saludable tanto en el trabajo como en la vida personal.

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